Desde las usinas del poder vienen desplegando una intensa propaganda alrededor de los 40 años de democracia, los cuales deberíamos festejar. ¿Hay motivos para celebrar? Lo que falta, ¿son deudas de la democracia o son cuestiones que esta democracia no puede resolver? En estos días publicaremos una serie de notas sobre la cuestión, repasando las cifras que nos deja esta democracia, en este caso, en femicidios, intentando revelar la lógica diaria de acumulación y muerte más allá del ropaje democrático.
La problemática de la violencia de género perpetrada por este sistema capitalista patriarcal y garantizada por el Estado arroja cifras desesperantes. A 40 años de democracia, es imperioso que sigamos poniendo en agenda esta problemática como clase obrera, ya que al Estado y a su gobierno parece no interesarle.
Desde el observatorio Ahora que sí nos ven se plantea que, a 7 años del primer Ni Una Menos (del 3 de junio de 2015 al 25 de mayo de 2022), se contabilizan 1995 femicidios, lo que implica 1 femicidio cada 31 horas en Argentina desde el 2015. Desde junio de 2015 hasta el 31 de diciembre de ese año ocurrieron 131 femicidios. En 2016 se registraron 289 femicidios, en 2017 el registro fue de 277 femicidios, en 2018 fueron 289, en 2019 hubo 327, en 2020 la cifra fue de 301 femicidios, en 2021 fueron 262 asesinatos. El mismo observatorio afirma que del 1 de enero al 25 de mayo del 2022, a días de cumplirse la séptima jornada del 3 de junio, se registraron 119 femicidios. Por su parte, desde el Observatorio Lucía Pérez afirman que durante 2022 hubo 329 femicidios y en lo que va del 2023 el número de femicidios escala a 92.
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad no da respuestas concretas y reales a esta problemática. Para que exista un verdadero Nunca más y una democracia que vele realmente por los derechos de la clase trabajadora, las mujeres y las disidencias, es necesario que se destine el presupuesto necesario para políticas y dispositivos públicos que combatan la violencia capitalista patriarcal. Necesitamos presupuesto para dispositivos habitacionales y centros de asistencia integral a las víctimas de violencia en todo el país, que estén disponibles de forma permanente, con equipos interdisciplinarios, trabajadorxs en planta permanente y salarios acordes.
Capítulo aparte para los femicidas que son parte de las fuerzas represivas. En 2020, hubo 13 femicidios en manos de policías y 1 por un militar. En 2021, se perpetraron 20 femicidios por parte de agentes policiales y 4 por militares y hasta mitad del 2022, 5 femicidios fueron cometidos por policías y 1 por un militar (Ahora que sí nos ven). Por su parte, CORREPI acuñó el nombre de “femicidios de uniforme” para definir a los femicidios llevados a cabo por las fuerzas represivas. Desde los primeros casos registrados en 1992 hasta la actualidad, “hubo 434 femicidios sobre un total de 755 víctimas mujeres, cifra que convierte los femicidios de uniforme en la primera causa de muerte de mujeres a manos del aparato represivo estatal» (CORREPI). En el caso de las personas trans y travestis, resaltaron que son más de 11 casos de transfemicidios y travesticidios cometidos por miembros del aparato represivo del Estado. Es fundamental que el Estado deje de destinar presupuesto para engrosar su aparato represivo y lo destine a la creación de centros de asistencia para las víctimas de violencia patriarcal ya.
PRC, 01/06/23.
