El asesinato de Nahel, un joven de origen argelino de 17 años, a manos de la policía en un control de tránsito desato en Francia una revuelta popular de gran combatividad. La cifra de casi 1. 000 detenidos, el despliegue de 40.000 efectivos, con blindados en todo el país, las barricadas, el incendio y saqueo en diversas zonas de Francia demuestran que este descontento popular no es algo de un caso particular, sino que es una generalidad, un síntoma de la infección que tiene el país: el racismo.
La mayoría de los detenidos ronda entre 14 y 18 años, los principales operativos se dan en los barrios obreros donde la combatividad es más alta. Esto no es menor ya que la juventud, inmigrante y precarizada es la más castigada en este contexto y la que más combate. El racismo ya de por si estructural en el capitalismo patriarcal, se recrudece en épocas de crisis.
Las revueltas en Francia se repiten en un corto tiempo. Desde las protestas de 2005, la ley Khomri en 2016 pasando por los chalecos amarillos en 2018, recientemente con las movilizaciones contra la reforma previsional, hasta hoy. El racismo presente en parte de la sociedad francesa se conjuga con el empeoramiento de las condiciones de vida del conjunto del pueblo, golpeando especialmente a los barrios obreros y a la juventud. Desde este ángulo no es casualidad que el componente mayoritario en estas jornadas de revuelta sean justamente jóvenes de familias migrantes. Como ha ocurrido en otros países, incluso en América Latina, el malestar y la bronca acumulados se acumulan y finalmente estallan.
El desarrollo de los acontecimientos en Francia se podrá ver en los próximos días. Los dos sindicatos de Policía franceses han llamado hoy al “combate” contra las “hordas salvajes “que participan en los disturbios nocturnos desde hace tres noches. Lo único que propone el estado comandado por Macron es represión, a la que el pueblo francés contestó con combatividad.
La falta de dirección que oriente la acción de las masas hacia una política revolucionaria es un elemento importante. La ausencia de este factor impide que esta predisposición a la lucha de la clase obrera y el pueblo francés avance en la consciencia de la necesidad de instaurar un gobierno propio. Se hace imperioso poner en pie un programa político que empalme las reivindicaciones contra el racismo,el autoritarismo, la precarización, la rebaja de pensiones, el desempleo y por los salarios para la unión de todos estos sectores en la lucha.
PRC, 03/07/23.
