Octubre no resuelve nada: la lucha es ahora contra el ajuste y contra el fascismo

Finalizado el escrutinio de las PASO surgen resultados que de proyectarse a octubre arrojan una situación de incertidumbre electoral y de amenaza global para el conjunto de los derechos de la clase trabajadora ocupada y desocupada.

Baja participación

En las PASO estaban habilitadxs para votar 35 millones de personas, pero sólo 24 millones asistieron. Es decir que un 32,16% de las personas no fueron a las urnas. Si tomamos el conjunto de personas habilitadas para votar el candidato más votado Milei, con sus 7 millones de votos, fue elegido por el 20%, es decir 2 de cada 10 habilitadxs a votar.

Pero las maniobras del régimen electoral funcionan para abultar los resultados y otorgar “legitimidad” a quienes realmente no constituyen reales mayorías. El escrutinio deja de lado la no participación y el voto en blanco y considera el total de votos positivos para calcular los porcentajes. 

En concreto la principal opción fue no ir a votar, luego Milei fue el candidato más votado, seguido de Massa y luego Bullrich, pero en términos de fuerzas políticas JxC sale segundo sumando los votos de Larreta, UxP queda en tercer lugar. El voto en blanco y nulo fue relativamente bajo. Finalmente, el FIT-U hace una mala elección, con escasos 628.808 votos.

Escenario de incertidumbre

Con este resultado se configura un escenario de incertidumbre ya que no queda delineada una tendencia clara. El triunfo de Milei y el escenario de tercios entre las tres primeras fuerzas patronales deja un escenario absolutamente abierto que probablemente sea resuelto en un ballotage.

Entre sus maniobras el régimen electoral fuerza la construcción de “legitimidad” para un gobierno electo llevando a cabo múltiples elecciones para poder abultar el porcentaje de votos del ganador. El ballotage funciona de esa forma al forzar la elección entre dos candidatos.

Dentro de las posibilidades que asoman es un triunfo de Milei en primera vuelta, o un ballotage entre Massa y Milei, Massa y Bullrich o Milei y Bullrich.

Si bien las dos opciones de ultraderecha compiten sobre un mismo discurso y eso puede generar que se mantengan en sus porcentajes sin crecer uno sobre otro, también es posible que alguna de las dos fuerzas decaiga en detrimento de la otra. En cambio, el Peronismo de UxP tiene la posibilidad de articular el voto “espanto” ante la ultraderecha.

Así planteado pareciera que algunos buscarán acumular más votos sobre el miedo y la resignación a administrar un ajuste fondomonetarista y otros eligirán la disrupción y la supuesta ruptura con la casta.

Los discursos luego de las PASO

Milei al festejar su triunfo presentó un discurso con claros elementos fascistizantes. La construcción de la “casta” como estatus quo -los viejos fascistas hablaban contra la decadencia liberal-, incluyendo en la casta básicamente a los políticos pero dejando fuera de este sector a toda la clase dominante que vive de la explotación del trabajo, de la especulación financiera e inmobiliaria o de la renta de la tierra, parásitos que no aportan trabajo pero se apropian de la riqueza social. También la idea de un nuevo orden o de un nuevo comienzo es parte de los elementos propios del discurso fascistas, la construcción de un líder salvador con elementos mesiánicos, el señalamiento de todo lo que está contra él como casta o acomodados por la casta, o la confrontación con los zurdos, las mujeres y el colectivo lgtb como eje vertebrador de crear un chivo expiatorio, también es parte de estos elementos.

Patricia Bullrich, vacilante y claramente golpeada por los resultados, no tuvo un discurso claro, aunque junto a Macri coquetean con integrarse de alguna forma con Milei. Es que en el fondo proponen prácticamente lo mismo y compiten por un mismo discurso.

Finalmente Massa, ensayó un discurso peronista, pero la doble imagen de candidato y ministro del ajuste y la devaluación no combinan. Es muy difícil creer que en un próximo mandato va a hacer algo que no está haciendo ahora.

Es necesario condicionar el proceso electoral

Nada bueno va a salir de esta elección. De los tres posibles ganadores sólo podemos esperar ajuste. En algunos casos esto además se acompaña con un discurso electoral de guerra contra quienes pretendan sostener derechos, como es el caso de Bullrich, o con un discurso abiertamente neofascista como el de Milei. 

Por eso es necesario impulsar ya acciones de lucha en todos los sectores de trabajo. El 22% de devaluación del lunes siguiente a las PASO pulverizan el salario y por lo tanto requiere de un urgente aumento salarial general. Es imposible que todo aumente menos el precio de la mano de obra.

Sabemos que las cúpulas sindicales no han hecho nada durante todo el gobierno de Cristina, Alberto y Massa, como también se mantuvieron en la pasividad mientras Macri ajustaba y reprimía. Pero eso no debe evitar que empujemos el debate en los lugares de trabajo la necesidad de impulsar acciones de lucha antes de las elecciones de octubre para que gane quien gane sepa que así no se puede más.

Un sector de la clase evidentemente ha optado por votar a Milei como opción política para señalar su disconformidad. Pero esa opción juega a favor del ajuste, del avance contra los derechos con la reforma laboral y la privatización de la salud y la educación, además del proyecto de empobrecimiento masivo que significa dolarizar.

La izquierda revolucionaria ante este resultado

Más allá de la táctica que hayamos elegido para esta coyuntura electoral (abstención, voto al FIT-U o presentación de otras listas) es necesario levantar una campaña común con audacia y con planteos claros que no sólo desnuden a Milei como lo que es, un neofascista y un servidor de los capitalistas, sino que ponga el debate sobre la necesidad de una revolución social que elimine la apropiación privada de la riqueza social.

No se puede seguir con discursos lavados de levantar la izquierda, o la izquierda que se planta, como eje de campaña, hay que decir a los cuatro vientos que el capitalismo es lo que siempre hemos vivido hasta acá, que la pobreza es consustancial al capitalismo subdesarrollado que tenemos, que la clase trabajadora debe levantarse no sólo para defenderse sino para conquistar más derechos reales.

No hay frente popular que pueda enfrentar a las tendencias de ultraderecha o fascistas. La experiencia histórica nos muestra que adaptar la política revolucionaria a los sectores de la burguesía supuestamente “democráticos” o al mal menor sólo llevan a mayor debilitamiento de la clase trabajadora y a un mayor envalentonamiento de los fascistas.

Debemos comenzar un fuerte debate en todos los lugares de trabajo, de estudio, en la calle, en los barrios, con planteos claros debatiendo abiertamente que la mejor opción no es el capitalismo sino el socialismo de la mano de un gobierno obrero y popular y advirtiendo al conjunto que la propuesta de Milei y Bullrich, por ejemplo, son un llamado de guerra contra la clase trabajadora.

PRC, 16/08/23.

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