A menos de 2 meses de asumido el nuevo gobierno de La Libertad Avanza, a los ya de por sí vapuleados bolsillos de lxs laburantes por la inflación y la devaluación, se sumó un decretazo y un proyecto de ley que no hacen más que empeorar el escenario. A tal punto creció la bronca y la presión por abajo, que la CGT y las CTA convocaron a un paro general con movilización para este miércoles 24. La jornada, dispuesta tras las marchas del 20 y del 27 de diciembre, se plantea como una primera gran concentración de masas contra el gobierno de Milei donde se expresan el movimiento obrero organizado, organizaciones sociales, culturales, organizaciones políticas, asambleas populares, entre muchos otros…
El 24 todxs a las calles
Con el correr de los días y de los anuncios, se fueron cumpliendo los pronósticos de quienes denunciamos el programa de Milei como un plan de reestructuración económica social total. Ha dejado indemne a la casta para golpear con gozo y venganza a sectores populares, sacando de nuestro bolsillo a favor de los capitales más concentrados, recortando salarios, condiciones de trabajo, restringiendo el derecho de protesta y libertades democráticas más elementales.
Podría parecer un clásico plan de estabilización económico: achicamiento del salario real, devaluación del peso y recorte del gasto público, como ya se vio en otros momentos de nuestra historia reciente. Sin embargo, tras las medidas de shock y las cuestiones de forma (anti democráticas en los propios términos liberales republicanos), los más de 900 artículos que se incluyen en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y el proyecto de “Ley Omnibus”, buscan transformar sustantivamente la relación entre las clases sociales, apuntando a modificar cuestiones económicas, sociales y políticas. Todos y cada uno implican un retroceso para lxs trabajadorxs en términos de conquistas históricas y/o un beneficio directo para las patronales. De consagrarse dichas modificaciones, estaríamos en presencia de un salto cualitativo en los modos en los que los grandes capitales generan riquezas en el país, tanto por la explotación de la fuerza de trabajo como por la extracción de recursos naturales.
Dicha velocidad y virulencia son las que tensionan la situación y nos obligan al conjunto del pueblo trabajador a dar respuestas a la altura del ataque. Es decir, motivos para parar y movilizarse sobran, expresar activamente el rechazo a toda esta política es indispensable. Por eso, este 24 ¡todxs a las calles!
Con esto solo no va a alcanzar
Hoy la burocracia de la CGT y las CTAs llaman a esta medida porque sienten el descontento que hay por abajo. Pero también porque las iniciativas del gobierno tocan intereses directos de los sindicatos, como son los fondos de las obras sociales y la cuota sindical. Cuestiones que afectan la propia base material de la burocracia sindical, la misma que desde hace años deja pasar sin mosquearse la precarización laboral, la pérdida de poder adquisitivo, el manoseo de los convenios colectivos de trabajo, etc. Pero también se afectan derechos básicos de la lucha gremial, incorporando al código penal la prohibición o la limitación de casi todos los métodos de lucha tradicionales que tenemos como trabajadorxs.
Por eso llamamos a parar y movilizarnos este 24 sabiendo que “con esto solo no va a alcanzar”, hay que desarrollar un plan de lucha nacional, que busque ponerle un freno total a los planes ultraderechistas del gobierno y que avance en la conquista de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo.
Ninguna confianza en el parlamento
En estos días previos al paro, hemos visto funcionar la rosca política 24×7 con denuncias de coimas, lobby empresarial, y casi que funcionando en comisiones de dudosa legalidad, agigantando la imagen del Congreso como una farsa. Aunque los republicanistas -al estilo UCR- se rasgan las vestiduras por lo antidemocrático de hacer semejantes reformas por decreto, queda claro que el grueso de las y los parlamentarios están dispuestos a acompañar las cuestiones de fondo. Pero saben que para sostener la gobernabilidad y su propia legitimidad, ya de por sí bastante cuestionada -el triunfo de Milei con su discurso “anti casta” es indicador de eso-, no pueden hacer cualquier cosa.
Desde el PRC sostenemos que no podemos esperar nada de los políticos del régimen que, más o menos moderados, defienden los intereses capitalistas -grandes o chicos, nacionales o extranjeros-, que no hay nada que negociar frente al DNU y la Ley Ómnibus, más que su rechazo y desaprobación total.
Organización por abajo y plan de lucha
La nota distintiva, y que plantea la única perspectiva optimista frente a este duro escenario, es la respuesta que comenzó a gestarse tras la jornada de movilización del 20 de diciembre impulsada por la izquierda y los sectores clasistas, y los cacerolazos espontáneos que comenzaron a sonar tras el anuncio del DNU esa misma noche. Mejor dicho, se desempolvaron los métodos a los que el pueblo trabajador supo echar mano en otros momentos críticos de nuestra historia, como fue la crisis del 2001.
Los cacerolazos en distintos barrios del AMBA y grandes ciudades del país permitieron que trabajadorxs, vecinxs, activistas de las mismas zonas volviésemos a vernos las caras. Las asambleas barriales, como algo casi natural, comienzan poco a poco a ser el ámbito de participación y coordinación de distintos sectores que salen a pelear. Se torna fundamental impulsar este tipo de espacios asamblearios en donde discutir cuestiones concretas, hoy para frenar estos proyectos de ley, pero también para tomar en nuestras propias manos todas las problemáticas que afectan a los sectores populares. Las problemáticas barriales, ambientales, la solidaridad con conflictos obreros, las demandas por salud y educación, por el acceso a la vivienda, se deben incorporar en la agenda de estos espacios. Sin apurar los tiempos del debate, sin aparateos, siendo respetuosxs con las diferencias, pero implacables en la crítica. Esta es la diferencia sustancial entre la democracia obrera, la democracia para luchar, y la democracia burguesa, la de la casta y la rosca. En esa otra democracia desde abajo es que apostamos nuestras fuerzas y energías militantes. Desde estos espacios, desde la asamblea en el lugar de trabajo, de estudio, la pelea por recuperar de las manos de la burocracia las herramientas gremiales, es que como clase obrera y el conjunto del pueblo debemos construir el plan de lucha que hace falta para frenar los planes del gobierno. Pero también para gestar nuestra propia perspectiva, la de una sociedad distinta, en donde los ajustados sean los dueños de todo, en donde se construya el buen vivir para lxs oprimidxs y explotadxs. Este 24 debemos convertirlo en un primer paso en este sentido.
PRC, 22/01/24.
