El gobierno de Milei, con la decisión de prorrogar el presupuesto 2023 a 2024, ataca directamente la universidad pública. Sus objetivos no son secretos, quiere la privatización de la educación pública, lo ha dicho en campaña y lo reafirma cada vez que expresa sus opiniones anticientíficas y mentirosas que denigran el trabajo de científicxs y docentes. – Por Juventud PRC.
A la ya falta de presupuesto que las universidades arrastran con años de gobiernos anteriores, hoy nos vemos ante una situación inédita. Con un 288% de inflación acumulada, se pretende que las universidades funcionen con el mismo presupuesto que el año pasado, un verdadero disparate. Esto provoca que a las universidades les sea imposible afrontar los gastos más básicos como la luz, elementos de limpieza, en resumen, el pago de los servicios básicos.
En estos días se vieron lamentables imágenes que hace mucho no se veían: facultades sin luz, pasillos oscuros, ascensores que funcionan solo para emergencias, aulas en donde 20 minutos antes de las cursadas se prendía la iluminación. Está situación tiene que terminar.
Este ataque a la universidad pública no es algo aislado, es parte de un ajuste generalizado sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador.
La respuesta estudiantil debe ser contundente
El movimiento estudiantil comienza a despertarse y parece venir con fuerza. Enormes asambleas interclaustros en Exactas y Psicología, marchas en Filosofía y Letras, clases públicas en Medicina, abrazos al Clínicas y Agronomía, asambleas muy grandes en lugares impensados como la Universidad de La Matanza, acciones en UNSAM, UM, UNAHUR, UNLA, entre otras…
Es momento de profundizar la organización estudiantil. Los centros de estudiantes deben convocar a asambleas para que entre todxs votemos un plan de lucha y las acciones a tomar. Y si las conducciones de los Centros no convocan o tiran para atrás la lucha, autoconvocarse, promover reuniones abiertas y actividades que reúnan al conjunto del estudiantado. Es que un ataque de semejante magnitud requiere masividad y de la mayor unidad de acción posible.
Pese a lo inédito de la situación, en donde los rectores y decanos de todas las universidades están llamando a movilizar, no podemos confiar en que los funcionarios cómplices de años del vaciamiento sean hoy quienes lleven la lucha hasta el final. Debemos apostar y confiar en nuestras propias fuerzas como estudiantes, junto a lxs docentes y no docentes, los sectores que cotidianamente sostienen las universidades.
El gobierno recula en chancletas…
Alcanzó con calentar motores para la marcha del 23, para que el jueves 18 el gobierno haya salido como bombero a apagar el incendio incrementando las partidas para el funcionamiento. Una maniobra trucha porque nada dicen sobre incrementar el presupuesto en salarios, desarrollo de investigación, etc.
Sin embargo, debemos tomar nota de la debilidad que expone el gobierno neofascista de Milei: temen a la movilización masiva, a la lucha mancomunada de estudiantes y trabajadorxs de la educación, sienten cómo crece el malestar social (el real, no el de las redes sociales) y tiemblan ante lo que se puede desatar si se comienzan a unir distintos sectores en lucha. En este sentido no es menor que la burocracia encarnada en la CGT también haya llamado a movilizar. A pesar de su rol de contención de la lucha, esto es algo que no se da hace mucho tiempo y marca la pauta del malestar social creciente.
Obrerxs y estudiantes en la calle, codo a codo… como en el Cordobazo
Esta unidad puede generar una fuerza tal que el gobierno no la pueda contener. Hay que seguir organizándonos exigiendo la continuidad de un plan de lucha contundente y real. Tenemos una cita clave el 23, la primera batalla de muchas por venir. Para que las universidades no corran peligro, Milei debe caer.
¡EL 23 TODXS A LA MOVILIZACIÓN!
¡POR LA UNIDAD OBRERO-ESTUDIANTIL!
¡LXS HIJXS DE LXS OBRERXS QUEREMOS ESTUDIAR!
¡POR UN NUEVO ESTUDIANTAZO!
¡ABAJO EL GOBIERNO DE MILEI!
