Empobrecer a los muchos, enriquecer a la minoría

Mientras Milei está de joda, yendo de viaje al exterior, saliendo al balcón a saludar una plaza vacía con Susana Gimenez o boludeando con Twetter, el país se vuelve más y más desigual. Más riqueza concentran los más ricos y más pobreza padecen las mayorías trabajadoras.

El asado para festejar el veto a les jubilades y la frivolidad de estos personajes del régimen es realmente indignante. El silencio cómplice de los canales de noticias y los medios afines no es más que una expresión de decadencia de quienes le escriben «el diario de Yrigoyen»  a un presidente vanidoso y sobervio que desprecia al pueblo.

Con gestos típicos de esa oligarquía de principios de siglo XX que se regodeaban en la opulencia mientras la clase obrera padecía condiciones de vida inhumanas, los advenedizos de LLA hacen su show permanente de desprecio a las necesidades populares, llegando a justificar que la policía gasee a una niña de 10 años.

La vida en redes sociales de esta gente que esta hoy al frente del Estado necesita ser enfrentada con la realidad de la lucha en la calle, con los métodos históricos de la clase trabajadora.

La derecha empobrecedora

En los primeros 6 meses del gobierno de Milei, la pobreza creció en 11% y también subió la indigencia. Mientras más de la mitad de la población es pobre y casi 7 de cada 10 niñes se encuentran por debajo de la linea de pobreza, la minoría rica de Argentina acrecienta sus fortunas de la mano de la timba financiera que estimulan Caputo y Milei.

Si bien no podemos predecir el futuro, nada indica que la situación vaya a mejorar. Al contrario. Según datos del Indec, el salario de indigencia se ubica en $349.073 pero el ingreso promedio de los hogares que se encuentran en esa condición es de $232.453. En cambio, mientras que la linea de la pobreza se ubica en los $709.318, el promedio de salarial de los hogares pobres está en $407.171. Es decir que buena parte de los hogares pobres se ubican más cerca de ser indigentes que de dejar de ser pobres. Al contrario del efecto «pedo de buzo» que presajiara el presidente para el futuro económico, algún posible rebote que pueda haber en el próximo semestre, tras una caida tan grande, lo que estaría indicando es la consolidación de un piso muy alto de pobreza y miseria en nuestro país.

El plan de ajuste que lleva adelante este gobierno es una combinación perfecta empobrecedora. Devaluación, despidos, reforma laboral, ajuste en las jubilaciones, paralización de la obra pública, liberalización de precios, quita de subsidios a tarifas y transporte, en fin, un ataque generalizado al bolsillo de la clase trabajadora formal e informal.

Pero las crisis tienen ganadores. Muy atrás quedó el discursillo de campaña del Presidente, que decía que el ajuste lo iba a pagar la casta. Nada de eso ocurrió, porque el ajuste como siempre lo pagás vos, tu vecine, la maestra de tu hije, la enfermera, le jubilade, etc.

La pata complementaria de este ajuste ha sido la represión, la judialización del movimiento piquetero, y las campañas de difamación públicas hechas por el gobierno y los medios de comunicación contra todas las formas de organización popular y manifestación.

En una línea histórica que viene desde el ’76 hasta el presente, cada vez hay mas pobreza en argentina. Las reformas laborales, la quita de contribuciones patronales, las privatizaciones incluidas la de la jubilación, han ido redundando en establecer un marco de pobreza estructural que ningún gobierno ha bajado del 30%.

La informalidad en el trabajo también se ha mantenido alta desde los ’90 para aquí. Estrucuralmente no ha bajado del 40% la informalidad en el trabajo.

Estos progrmas de gobierno sólo empeoran aún mas la situación, que ya de por sí era grave, en términos de ingresos y de pobreza. Porque mediante el empobrecimiento generalizado se garantiza la apropiación de mayor riqueza por parte de la minoría social que realmente gobierna este país: las grandes empresas -tanto industriales como agropecuarias- y engorda los especuladores financieros.

«A dónde está que no se ve…»

En este contexto, la postración de los sindicatos impuesta por las conducciones peronistas es realmente criminal. Con el inmobilismo le hacen el juego a esta derecha empobrecedora toda vez que dejarn avanzar los despidos, la caída salarial o la reforma laboral anti obrera de la ley Bases. Al no trazar una perspectiva de lucha que vaya construyendo la fuerza para pararle el carro a estos payasos de tic-toc, avanzarán los planes que tienen que como objetivo una pérdida general de derechos y conquistas históricas de nuestro pueblo. Como venimos diciendo: no se trata de un simple ajuste, sino de modificar estructuralmente las condiciones de explotación de la mano de obra en Argentina.

En esa línea tenemos que ver, por ejemplo, los ataques patronales al Sutna (neumático) que avanza con despidos y con intenciones de flexibilizar la jornada laboral; o la intención de declarar «escencial» la actividad docente, de transporte, etc.

Contra la pasividad de las conducciones sindicales, debemos oponer solidaridad de clase, coordinación por abajo de los sectores en lucha y unidad de acción en la calle. ¡Plata hay, que la pongan los patrones!

No hay mal que dure 100 años

Por más duro que sea el presente, no debemos pensar que esto va a ser así eternamente. Los procesos de lucha se van desarrollando, la bronca social empieza a expresarse tímidamente en diferentes situaciones y sobre todas las cosas, empieza a desnudar que ese presidente electo no es más que un payaso, otro mentiroso de la politiquería burguesa que sólo busca beneficiar a sus empresarios amigos a costa de hundir a la clase trabajadora.

Es parte de las tareas de esta situación continuar agitando contra este plan de ajuste y sus complementarios de los gobernadores de las provincias, que aunque posen de opositores, comom Kicillof, no les tiembla el pulso en descargar el ajuste sobre los sueldos de estatales, docentes, médicos y enfermeros. La crisis que tienen los partidos políticos de siempre no debe confundirnos ni desalentarnos: confiamos en la fuerza de nuestra clase, en que sabremos hechar mano a nuestra historia de lucha y resistencia.

PRC, 28/09/24.

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