Estamos ante un gobierno nacional y gobiernos provinciales que han definido descargar una crisis monumental sobre las espaldas de la clase trabajadora y el pueblo, profundizando la pobreza, desfinanciando la salud y la educación,y destruyendo los salarios para el enriquecimiento de una minoría social empresaria que festeja «el ordenamiento de la macroeconomía».

Los ataques de los gobiernos van desde el ajuste directo hasta las reformas laborales y previsionales, que buscan eliminar las expresiones de lucha y protesta. El aumento de la represión policial es parte necesaria de estos ataques.
Sin embargo, la resistencia crece y el humor social cambia a medida que se desnuda este plan de guerra contra la clase trabajadora y sus derechos. El veto al aumento de $15.000 pesos a les jubilades y el veto al leve aumento de presupuesto a las universidades va mostrando a las claras que todo el chamuyo de la casta no fue más que eso.
Abrazados, los de la Libertad Avanza y los miserbles del PRO, sostenidos por la casta peronista y radical, avanzan contra los derechos del pueblo. Esta nueva alianza no deja de producir crisis en esos partidos patronales que, por acción o inacción, dejan que este gobierno avance. El bandazo de varios dirigentes provinciales peronistas, los radicales que se venden por cargos, la falta de acciones fuertes por parte de las conducciones peronistas de la CGT y la CTA, configuran un cuadro general de complicidad de los partidos del régimen con el programa de Milei.
Los partidos del régimen
Los alardes ofuscados del dirigente de la Juventud de la UCR, Rombola, de romper el partido luego del veto a las universidades, el operativo clamor para que Cristina asuma la presidencia del PJ, su carta validando la reforma laboral, las intervenciones de Grabois a favor de declarar la educación servicio esencial, son parte de los corrimientos a la derecha de todos los partidos patronales ante una crisis de régimen que puede profundizarse y llevárselos puestos.
La bronca social existe y no es nueva. El triunfo de Milei se explica en parte por esa bronca que genera el aumento de la pobreza, la inflación galopante, el empeoramiento general de las condiciones de vida y la falta de respuestas a esas necesidades populares. El gobierno de Alberto, Cristina y Massa, fue un gobierno malísimo, sometido a los designios del FMI y de los acreeedores de la deuda externa, y por sobre todas las cosas, un gobierno sometido a los intereses de las patronales.
El gobierno de Milei es abiertamente patronal,ya que plantea como eje el enriquecimiento de esa minoría parasitaria de patrones (los «herores») que explotan a diario a la clase trabajadora, a costa del empobrecimiento de todo el pueblo. Los programas que proponen los partidos del régimen no dejan de adaptarse a las necesidades de esas patronales que se han llenado de guita mientras el conjunto no sabemos cómo sobrevivir.
A la resistencia hay que darle un programa
No podemos quedar atrapados en el posibilismo de los que plantean eseperar a 2027 o de quienes, para no enojar a las patronales, adaptan y derechizan sus discursos.
Es necesario que en este proceso de resistencia que estamos protagonizando tengamos bien en claro que no podemos aguantar más de lo mismo.
La pobreza es inaceptable, tenemos que tener un salario mínimo vital y móvil igual a la canasta familiar.
La educación y la salud pública no son negociables: estatización de todo el sistema de educación y de salud, basta de negocios con la salud y la educación, aumento del presupuesto para salarios, infraestructura e insumos.
La deuda es una estafa, no al pago de la deuda externa, estatización de todos los bancos, ruptura con el FMI.
Que gobiernen les trabajadores: ya probamos con todo tipo de políticos burgueses, ahora es necesario un gobierno diferente, que el pueblo gobierne y delibere sin representates, necesitamos contruir un gobierno obrero y popular.
PRC, 12/10/24.