Se cumple un año de la asunción del gobierno de Milei, una apuesta sostenida por la burguesía y por los partidos del régimen en sus diferentes formas de alianzas, colaboraciones, omisiones o acuerdos.

Desde su asunción, sostuvimos que se trataba de un gobierno que venía a poner en tensión la relación de fuerzas establecida luego del argentinazo, es decir que era un gobierno que con su ideología neo-fascista pretendía redefinir la lucha de clases en el país para constituir una posición de mayor fuerza para las patronales y de cada vez menos derechos para les laburantes.
En todo este año, el gobierno avanzó e intentó avanzar en esa dirección, descansando en las alianzas tejidas con los partidos del régimen como el PRO, que integra el gobierno y prácticamente se diluyó dentro de la Libertad Avanza. También la UCR que ha puesto al servicio de Milei todo su aparato político parlamentario para que puedan aprobar las leyes anti obreras que llevaron al parlamento. Contaron además con los servicios del bloque del peronista Pichetto y sus integrantes del ARI, el PS y otras fuerzas menores.
El saldo de este año pretenden presentarlo como el del ordenamiento macroeconómico. Fue tan corrosivo lo vivido durante el último gobierno peronista de Alberto, Cristina y Massa, que todavía Milei puede seguir haciendo de esa inflación galopante de 250% un uso político para justificar las medidas anti populares hablando de un supuesto ordenamiento económico tendiente a la estabilidad. Pero esa estabilidad no solo aún no está consolidada, sino que lo que presentan como logros se ha realizado a costa de descargar una bestial transferencia de riquezas desde les trabajadores (sean del sector activo o jubilades, ocupadxs o desocupadxs) hacia las patronales más concentradas de la Argentina. Esa parcial estabilidad cambiaria y de la macroeconomía que argumentan comprándose con el último gobierno del peronismo, se sostiene en el incremento de la deuda externa, el blanqueo de capitales, el ajuste brutal y las restricciones al acceso de divisas.
Este gobierno en solo un año ha empeorado notablemente la situación económica de toda nuestra clase. Pero debemos decir también que la realidad social de la que venimos desde el menemismo para acá no ha sido modificada estructuralmente. La desocupación de un porcentaje de la población, la pobreza siempre por arriba del 30%, la precarización laboral y la flexibilización, el trabajo informal y sin derechos, la concentración económica en grandes grupos capitalistas, la dependencia del imperialismo, la paulatina desarticulación de la educación y la salud pública, todo eso se ha visto inalterado por parte de los distintos gobiernos que le han seguido, acumulando ilusiones y desilusiones que nos han traído hasta acá.
Y esto es así porque lo que se mantiene en el fondo es la estructura de clase, en la que no se cuestiona el poder de la burguesía y su necesidad de avanzar sobre las conquistas obreras y populares de más de un siglo. Para ser concretos, las patronales quieren que seamos trabajadores baratos y sin derechos, ese es el fondo de la cuestión. Les parece caro un sistema de salud que aun siendo deficitario no te deja morir solo por no tener un peso. Les parece caro una cantidad de jubilades que no trabajan después de haber trabajado formal o informalmente toda una vida. Les parece caro, en el fondo, que vivamos más o menos dignamente. Les parece caro que podamos estudiar. Nos quieren enriqueciéndolos aún más y ganando aún menos.
El gobierno de Milei sintoniza exactamente con este discurso de la burguesía argentina, y también de importantes fracciones de la burguesía internacional. Su discurso de un liberalismo extremo supone eso: que todo es gasto, que hay que destruir todo lo que tiene que ver con los derechos de les trabajadores y el pueblo. Por eso el ajuste económico lo han pagado en su mayoría les jubilades, los salarios de estatales, el presupuesto universitario y de educación. Y esto se ha combinado con los tarifazos en beneficio de las empresas monopólicas de servicios públicos y los aumentos de precios que llevaron a las grandes empresas a aumentar sus ganancias en más de 700% y en algunos casos en más de 1300%. Sí, así de concreto: mientras las grandes mayorías penamos con nuestros ingresos degradados, un puñado de capitalistas aumentan sus fortunas a costa de nuestro padecer.
La calle y la escalada represiva
Desde que asumió Milei, planteó un discurso represivo de la mano de la asesina Patricia Bullrich que es necesario para sostener la destrucción que pretenden llevar adelante. Los operativos de saturación, el despliegue de fuerzas en la calle, las detenciones arbitrarias en movilizaciones, las componendas con servicios de inteligencia y jueces federales, esa casta de millonarios que nadie nombra, para armar causas a manifestantes, todo ese dispositivo ya había sido ensayado durante el macrismo y ahora ha sido profundizado.
Sin embargo, ese control policial de la calle no ha redundado en la eliminación de la protesta. Se han mantenido durante el año varias movilizaciones y acciones de lucha y muchas de ellas con niveles de masividad muy importantes.
También han avanzado en la movilización los dispositivos de autocuidado, con las postas de salud y los rescates de detenides, así como las acciones de contención ante los avances de las fuerzas represivas.
La libertad que defiende este gobierno es la libertad de las patronales para hacer lo que quieren, pero para la clase trabajadora y el pueblo sostienen una regimentación autoritaria. Pero ningún régimen autoritario basado en las políticas de amedrentamiento represivo es eterno… tarde o temprano le llega el momento de comparecer por tanta brutalidad, la historia de nuestro país lo ha mostrado innumerable cantidad de veces.
Una mención especial de este entramado de servicios, jueces, y gobierno es el procesamiento de compañeres del Polo Obrero, que están enfrentando esa usina mediática judicial con varios procesamientos amañados en una Argentina donde la justicia es rápida para condenar a les pobres pero indulgente con los ricos, que pueden cometer todo tipo de tropelías, como coimear para conseguir una licitación, y nunca van en cana, por no hablar de personajes como Macri, a quien le han borrado todas las causas mientras fue presidente.
La batalla cultural y el desánimo progresista
Otra de las características de este año de Milei es la constante provocación mediática hacia todas las luchas que se han dado por ampliación de derechos, sea del movimiento de mujeres y disidencias, del movimiento de derechos humanos, del movimiento piquetero, etc.
El eje es sostener una discursividad revulsiva y de agresión hacia diferentes colectivos y generar conversación sobre todo en redes sociales, pero con una clara intención de trazar una nueva hegemonía ideológica basada en los valores que hoy convienen al capitalismo: el individualismo, la ruptura de lo colectivo, la naturalización de la desigualdad y la negación conservadora y eclesiástica de los derechos de las disidencias sexuales y de las mujeres.
Les referentes del progresismo han entrado una debacle de desánimo, propia de la experiencia de los últimos años. Se han creído que el capitalismo puede ser mejorado, que puede tener «justicia social» y ser «inclusivo». Por eso, han convertido la idea de militancia y lucha en la simple gestión de lo posible, y ahí se van las oportunidades de enfrentar realmente las bases de la desigualdad social, como cuando dejaron a Vicentín en manos de los fugadores o cuando no estatizaron la mal llamada Hidrovía del Paraná. Gestionan lo posible para no ofender a los dueños del poder y el poder se los traga.
Este discurso se ha vuelto bastante impotente ante el gobierno de Milei, que plantea una ofensiva abierta, porque sólo proponen esperar que las elecciones cambien algo y no empujan para que se desarrolle un movimiento de lucha a la altura de la ofensiva que estamos sufriendo, una lucha con los métodos históricos de la clase trabajadora y el pueblo.
Les referentes del progresismo entonces colaboran con sus discursos de asombro, estupefacción y desánimo a desmovilizar y eso en el fondo no hace más que beneficiar al gobierno de Milei.
El peronismo en sus vertientes
Las direcciones peronistas juegan el juego clásico de esta fuerza, ser opositores cuando su oposición no pone en riesgo la gobernabilidad y acordar cuando su oposición podría desbaratar los planes del gobierno.
Esta doble estrategia es muy evidente cuando se hacen discursos encendidos desde las bancas parlamentarias, pero a la hora de la movilización o del llamado a acciones de lucha las dirigencias sindicales se guardan y no convocan, o peor aún, se sientan abiertamente a negociar una reforma laboral peor que la que ya pactaron con el menemismo en los 90s.
Mientras el peronismo desde sus direcciones llama a no movilizar ni realizar medidas de lucha para enfrentar al gobierno y nos habla de 2025 y 2027, el gobierno avanza con sus leyes y con el sufrimiento de las mayorías.
Este juego doble es netamente electoral, y le da al gobierno demasiado aire como para asentarse y poder profundizar su ataque generalizado a la clase trabajadora y el pueblo. Por eso sostenemos que es necesario que todes aquelles militantes honestos que saben que la continuidad de Milei en el gobierno es insoportable deben romper con esas direcciones quietistas, que posan de combativas en los discursos pero que luego no hacen nada de lo que dicen.
La clase trabajadora y el pueblo
Este año ha sido muy duro para el conjunto de la clase trabajadora y el pueblo. Aun así ha habido luchas importantes que sientan las bases de la acumulación de fuerzas para desarrollar un movimiento de lucha que enfrente al gobierno y en el cual las distintas fuerzas revolucionarias y de izquierda debemos jugar un papel de disputa del programa con el que vamos a salir a pelear. No podemos salir a luchar sólo para que no avancen o para que caigan, sin establecer la necesidad de enfrentar también a los dueños del poder, es decir, a las patronales, a los empresarios nacionales e internacionales que viven de la riqueza que producimos los laburantes y nos someten a vivir en la miseria.
El proceso iniciado el 20 de diciembre del año pasado, continuado con las movilizaciones de enero, luego con el 8 y el 24 de marzo, tuvo su relevo en abril en la movilzación universitaria que puso en movimiento a un sujeto que no venía con dinámica de lucha hace años.
El avance del gobierno con la ley Bases y las detenciones tuvo su efecto sobre la movilización, pero nuevamente les universitaries y especialmente les jubilades que no se quedaron en la casa y nos dieron un ejemplo enorme de dignidad al bancar la calle aún contra esa yuta asesina de Bullrich y Milei, empujaron el movimiento de resistencia nuevamente.
Cierra un año muy duro, pero los puntos de acumulación de la clase trabajadora y el pueblo van encontrando el hilo rojo que los une y que lleva la discusión necesaria de que este gobierno tiene que ser enfrentado con un movimiento de masas que rompa el equilibrio, que saque la política de la cueva del congreso y la lleve a las calles, a las asambleas, a los piquetes, a las fábricas, a las universidades, a las escuelas.
Todas las tareas de organización de agrupaciones clasistas, de recuperación de organismos sindicales, estudiantiles, de organización barrial son profundamente necesarias para poder oponer a las direcciones que pregonan el quietismo y el electoralismo la necesidad de la lucha abierta contra el gobierno y contra el régimen hambreador que ha parido a Milei.