Reflexiones ante la crisis actual: ¿El 2001 fue un golpe?


Nos están bombardeando con un supuesto plan golpista desde todas las esferas del poder. Apelan a esos votantes que castigaron al gobierno anterior por el descalabro económico, propio de privilegiar los negocios de los dueños de Argentina por sobre los intereses de les trabajadores y el pueblo.



Pero en toda esta verba incendiaria de quienes siguen jugando con las jubilaciones, con los escasos recursos para discapacidad, con el miserable salario mínimo vital y móvil, sólo para pagar una deuda impagable y los intereses que benefician a unos poquitos multimillonarios, esconden la realidad.

En diciembre de 2001 el grito de la clase trabajadora y el pueblo fue de basta. Se combinaron diferentes formas de protesta y movilización contra un régimen que sólo proponía hambre y miseria. En pocas palabras, a fines del 2001 tuvo lugar una rebelión popular contra la sumisión al FMI, la deuda externa y el ajuste brutal que caía sobre las espaldas de les trabajadores.

¿Y el Partido Peronista?

Tenemos que ser concretos. La idea de que el PJ es golpista no sólo es una tergiversación de la historia, sino una sobreestimación de ese partido que desde el fin de la dictadura sólo ha ocupado el rol del garante del régimen que vivimos.

Las direcciones del Peronismo han trabajado sistemáticamente para que el régimen funcione, sea votando durante el macrismo, aprobando el acuerdo del FMI durante el albertismo o generando las “mayorías” durante el 2024 para Milei.

Entonces decimos categóricamente que las direcciones peronistas no están pensando en liquidar la experiencia de Milei, sólo actúan como garantes del orden de los negocios de los multimillonarios. Le prestan oído a las propias patronales que ven agotada la experiencia de este gobierno y le gritan a Milei que se corra y se deje copar el gobierno o se vaya.

Los bloques del peronismo y los gobernadores que han sentido la presión de los movimientos de lucha que se mantuvieron a lo largo del gobierno de Milei, no dejan de ser los mismos que antes soñaban con que esa presión sea destruida por la represión del gobierno. El oportunismo de estos sectores no es golpismo, responde a un cambio de ánimo en la clase trabajadora y el pueblo. Obviamente que muchos de esos paracaidistas están cotizándose, porque siempre es mas caro un diputado en crisis que en auge.

Y entonces… ¿Qué pasó en diciembre de 2001?

La rebelión popular le puso un límite a la codicia de las patronales y los multimillonarios. Pero claro que en ese contexto también las patronales castigadas jugaron, como hoy mismo están jugando.

Las patronales sólo hablan de arreglar el país,acomodar precios relativos, ajustar, la resaca macroeconómica y tantas metáforas más que sólo dicen los de abajo tenemos que pagar, mientras los intereses de la deuda siguen generando ganancias para todos los que invierten en fondos de inversión, ojo, de los grandes, no de los que manejan las billeteras virtuales para el masivo.

Es sintomático que los medios hoy hablen del abismo del 2001, como tantas veces lo repitió Nestor Kirchner. El abismo para la gente de poder, para los que viven en el lujo y los privilegios, para las patronales y también para los políticos, es la libre expresión de la clase trabajadora y el pueblo, con sus métodos, con sus organizaciones populares.

No hay que aguantar más ajuste. La crisis la tienen que pagar los que la generaron.

La crisis la genera la acumulación de ganancias privadas en manos de unas pocas familias de multimillonarios. Los políticos son sólo mediaciones de cuáles familias hacen sus negocios.

Ante la obscenidad de los que se llenan de guita mientras el pueblo se empobrece, ante la ausencia de cualquier planteo que diga que la deuda no se paga, que los sueldos tienen que aumentar ya, que la jornada laboral no puede seguir aumentando en la forma del pluriempleo, que no es viable este país atacando a las y los laburantes y el pueblo, decimos que es necesario convencernos de que la iniciativa es nuestra, de las y los trabajadores.

El 2001 no fue un golpe, ni el abismo, fue una rebelión popular.

Tenemos que rebelarnos, y no confiar en ninguna de las fuerzas políticas que ya gobernaron. Es necesario que podamos plantear un gobierno diferente, un gobierno de trabajadores para les trabajadores.

Deja un comentario