No nos pasamos tres pueblos, no somos exageradas: nos están asesinando

Hace algunos días nos encontramos con una publicidad de la empresa Shell (y otra de YPF) donde dos empleados simulan secuestrar a una mujer, meterla en una bolsa de basura, y arrojarla luego a una camioneta, pronunciando comentarios tales como “Esta piba no va a joder más. Era hora, loco”. La aparición de esta publicidad no es un hecho aislado ni anecdótico. Es un síntoma, una muestra clara de la banalización de la violencia de género por parte de una sociedad machista y patriarcal que pretende ridiculizar a las mujeres y a las disidencias al punto de convertir las agresiones en un recurso de marketing. Todo esto en un país atravesado por miles de denuncias de abusos, femicidios, transfemicidios y donde el gobierno nacional intenta avanzar contra los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+.

¿En qué cabeza cabe? Es que el propio discurso de odio y misógino del gobierno habilita a la agresión, a la banalización del dolor, a ridiculizar la problemática social tan profunda que representa la violencia de género, en todas sus formas. No por nada se le vuelve a dar pantalla a personajes nefastos como Cordera, pretendiendo hacerse la víctima luego de haber hecho apología de la violación hace 9 años (Ver nota “Cordera: hijo sano del patriarcado). El panorama es pésimo y no podemos quedarnos calladxs. 

¿Qué habilita a alguien a pensar que el secuestro y la eliminación de una mujer pueden generar risa o empatía? ¿Qué cultura alimenta la idea de que la frase “esa piba no jode más” es un remate aceptable? La respuesta es incómoda: el capitalismo patriarcal que se imprime en nuestra cultura, reproduciendo la violencia patriarcal todos los días.

Triple femicidio y la necesidad de organizarnos cada vez con más fuerza

Tan preocupante es la situación que hoy nos encontramos con la terrible noticia del hallazgo de los cuerpos de tres mujeres, Brenda y Morena de 20 años y Lara de 15, que habían desaparecido el viernes 19/9 en la localidad de Ciudad Evita, La Matanza. Las tres jóvenes fueron asesinadas en un mismo hecho que, más allá de sus especificidades, se inscribe en la matriz de femicidios que atraviesa nuestra sociedad. 

Si bien los familiares realizaron la denuncia a pocas horas de la desaparición, la policía bonaerense tardó 48 hs. en comenzar con la búsqueda. Como siempre, el hallazgo de las jóvenes el día de hoy fue por la movilización incansable de sus familias que no esperaron y salieron a la calle a reclamar por su aparición con vida. Lamentablemente, la realidad es otra y nos golpea. Una vez más nos encontramos ante la desgarradora estadística que señala que en Argentina, una mujer o persona feminizada es asesinada cada 28 horas. Una vez más, nos enteramos que una de ellas fue encontrada dentro de una bolsa… sí, como en la publicidad.  ¿Cómo se puede ser indiferente?

Morena, Brenda y Lara no son números: son nombres, identidades son historias, son futuros arrebatados. La bronca por este triple femicidio vuelve a poner sobre la mesa una demanda que el movimiento feminista sostiene desde hace una década: Ni una menos, vivas y libres nos queremos.

El estado y los gobiernos son directamente responsables. 

Aparte de promover discursos de odio, el gobierno hace la vista gorda y da vía libre a negociados de narcotráfico y prostitución en nuestros territorios. Mientras, deja despojadas a mujeres y disidencias de políticas públicas destinadas a cuidados para las personas que han sufrido violencias. Como siempre, plata hay, pero solo para sus negociados corruptos, para la timba financiera y para las patronales, donde los únicos que ganan son los que más tienen. Por esta razón, es urgente que construyamos un plan de lucha que ponga estás demandas sobre la mesa y que se una al conjunto de reclamos que tenemos les trabajadores, contra el gobierno misógino y neofascista.

No somos locas, ni exageradas ni nos pasamos tres pueblos. Nos quedamos cortas y tenemos que ir por todo lo que nos falta. El sistema capitalista patriarcal nos sigue persiguiendo y asesinando por el solo hecho de ser mujeres y disidencias. Por eso planteamos la necesidad de derribar al capitalismo patriarcal de raíz y construir una sociedad sin oprimidxs y explotadxs. 

Desde una perspectiva transfeminista, afirmamos que no hay separación entre la violencia simbólica y la violencia material. La violencia simbólica, que puede expresarse en una publicidad de una empresa que solo busca incrementar sus ganancias a partir de ridiculizar un hecho tan grave como un secuestro a una mujer, prepara el terreno; la invisibilización y naturalización de las expresiones misóginas, allanan el camino hacia los femicidios y transtravesticidios. Frente a cada intento de banalización, el transfeminismo insiste: nuestras vidas no son mercancía, no son un chiste, no son desechables. Hoy nos arrebataron a  Brenda, Morena y Lara pero no podemos quedarnos perplejxs. Tenemos que seguir organizándonos, denunciando al sistema que pretende despojarnos de todo, que pretende quitarnos hasta nuestro último aliento. No podemos permitirlo. Salgamos a la calle para que nos vuelvan a ver, para que recuerden que si tocan a unx, respondemos todxs. 

Ni una menos

Abajo el capitalismo patriarcal. ¡Tenemos que tirarlo ya!

PRC, 24/9/2025

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