En 1914, se desató la primera guerra mundial. En ese marco, la II Internacional llamaba a la clase trabajadora a aliarse con sus burguesías para defender los intereses nacionales, traicionando así todo internacionalismo proletario. Ante esta capitulación al capital imperialista, Lenin propuso convertir la guerra mundial en guerra civil, llamando a la clase trabajadora a tender lazos de solidaridad entre ella y a volver los fusiles contra los dueños del poder. La situación mundial produjo en Rusia un movimiento revolucionario que, combinado con la acción del partido Bolchevique, llevó a la clase obrera al poder. Este hecho, que conmovió al mundo, abrió una nueva etapa en la lucha de la clase trabajadora por el socialismo.

A principios del siglo XX, el capitalismo se expandía como imperialismo. La exportación de capitales, a la vez que exportaba las relaciones de clase, desarrolla bolsones proletarios en los más diversos lugares. Rusia era, como tantos países, un país atrasado y dependiente, dominado por las políticas económicas de las grandes potencias europeas. Pero Rusia jugaba un rol estratégico en las alianzas geopolíticas de la época. Era un país enorme con millones de personas y un gran ejército. Era uno los imperios fuertes, pese a su dependencia.
La primera guerra mundial
En 1914, la carrera armamentística de las potencias y la imposibilidad de resolver pacíficamente la competencia por nuevos mercados desataron una guerra que enfrentó a dos bloques: por un lado, Inglaterra, Francia y Rusia; por el otro, Alemania y Austria-Hungría. Las masas pusieron como siempre la carne y los capitalistas desarrollaron a fondo sus negocios. La destrucción avanzó a pasos agigantados y las trincheras duraron años.
Lenin y la ruptura con la socialdemocracia
La II internacional, que nucleaba a los partidos obreros más grandes del mundo, adoptó una posición claudicante ante la guerra. La socialdemocracia proclamaba la necesidad de hacer un esfuerzo nacional. Llevaban adelante una capitulación a la política del imperialismo, y abandonaban el internacionalismo proletario, llamando a las masas enfrentarse entre sí, en lugar de convocarlas a luchar contra las burguesías.
En ese marco, Lenin levantó la consigna de transformar la guerra mundial en guerra civil contra el capital.1 Dejar de utilizar los fusiles para matarse entre obreros y campesinos, y usarlos contra los que mandaban a matar por mercados y ganancias. La política de Lenin desnudó la traición de la II Internacional a la causa proletaria, y planteó la necesidad de enfrentar tanto a la burguesía como a los reformistas, que conducían a las masas tras sus burguesías nacionales en una guerra sin sentido para ellas, abriendo camino para la conformación de una nueva internacional comunista.
La revolución de febrero de 1917
La situación en Rusia se volvió insostenible. Luego de un primer momento de aplastamiento de la resistencia, el humor de la clase obrera y el campesinado, y el del ejército del frente y de la retaguardia se iba poniendo más y más espeso.
El 23 de febrero, sin que ningún partido llamase a la huelga, e incluso contra los consejos de los bolcheviques, “se declararon en huelga las obreras de algunas fábricas textiles y enviaron delegadas a los metalúrgicos pidiéndoles que secundaran el movimiento. Los bolcheviques fueron a la huelga a regañadientes.”2
Así, en uno de los sectores más oprimidos del proletariado se inició un movimiento huelguístico que palmo a palmo tomó fuerza en el corazón del imperio zarista. Ya el 25, la huelga era enorme y los enfrentamientos con la policía incluyeron disparos cruzados. El ejército de miles de campesinos y obreros, movilizados por la fuerza, se mantuvo neutral los primeros días, pero el roce con las masas lo fue quebrando, y se sentía más cerca de los padecimientos de los obreros que de los generales y funcionarios que ordenaban la represión. Para el 26, varios barrios obreros estaban bajo control de los rebeldes y, pese a ser domingo, los obreros y obreras de Petrogrado avanzaron sobre el centro. Tan contundente fue la movilización, que desbordaron los retenes de los soldados y éstos comenzaron a disparar sobre la multitud.
Los soldados se volvieron una incógnita para los dirigentes de ambos bandos. Los obreros presionaron sobre ellos y lograron la primera sublevación el 26 de febrero, que dio nuevo impulso al movimiento. Rápidamente se propagaron los mítines y las delegaciones para extender el movimiento entre los soldados. ¡La suerte del Zar ya estaba echada! ¡Cayó la monarquía!
De febrero a junio
El movimiento revolucionario de febrero coronó en el gobierno a una coalición de partidos que apostaban al desarrollo del capitalismo, lo que implicaba continuar la guerra y los compromisos imperialistas. Este fue el gobierno Provisional, a cargo del príncipe Lvov, primero, y de Kerensky, después. A partir de febrero, la clase obrera impulsó al conjunto de las masas a una situación revolucionaria, pero el partido Bolchevique, que se hallaba a cargo de Stalin, sostenía la necesidad de desarrollar la democracia y el capitalismo, y seguía de cerca la posición Menchevique.
La vuelta de Lenin en abril tras el exilio y el acercamiento entre los Bolcheviques y los Meirayontsi3 de Trotsky permitieron el desarrollo de la perspectiva de la revolución socialista no sólo para concluir las tareas democráticas, sin “esperar” las etapas “naturales” del desarrollo histórico del capitalismo, sino también para avanzar en la liberación completa de los trabajadores. El planteo de Lenin logra orientar al partido Bolchevique hacia nueva perspectiva revolucionaria y socialista. Las Tesis de abril son claramente la formulación de la teoría de la revolución permanente4 y un claro llamado a la acción de los bolcheviques y de los trabajadores para disputar la hegemonía a los reformistas que las masas habían coronado en el poder en febrero, pero que los seguían llevando a la guerra imperialista.
Los soviets y los comités de fábrica
El desarrollo de dos instituciones propias de la clase obrera planteó una situación de doble poder. Los soviets de diputados obreros y soldados permitieron el desarrollo de una democracia radicalmente diferente a la de las Dumas5, en la que la elección directa por fábrica y por regimiento dio una práctica que permitió la autonomía de la clase.
Sin embargo, la dirección de los soviets por parte de los mencheviques ponía a ese organismo de los dos lados del mostrador. Así, los soviets funcionaban contradictoriamente como tapón a la lucha y como organismo de doble poder.
En esta situación, Lenin lanza la consigna de “todo el poder a los soviets”.
El rechazo de los mencheviques a impulsar dicho proceso y la expectativa de la clase en la posibilidad de que el gobierno Provisional termine la guerra y solucione la miseria crónica, abrió un período donde los soviets incluso se estancaron en su desarrollo, asemejándose más al parlamento y menos a la asamblea obrera.
En ese marco, los comités de fábrica jugaron un rol dinamizador de la revolución, y, con el tiempo, evolucionaron hacia la lucha por el control obrero de la producción contra el boicot de los capitalistas y el acopio de mercaderías.
De junio a septiembre
El trabajo febril de los bolcheviques, bajo los lineamientos de las Tesis de abril fue impulsando una línea de demarcación. La revolución socialista no debe esperar. La burguesía, los partidos liberales y los pequeño-burgueses no pueden dar verdaderas repuestas a los problemas de la clase trabajadora. Las verdaderas respuestas vendrán de la mano de un gobierno obrero.
La nueva ofensiva en el frente de guerra ordenada por el gobierno Provisional en junio desató la ira de la clase obrera, que se largó en un intenso proceso de deliberación. Los Bolcheviques advierten que aún no está ganada la partida como para largar una manifestación armada que pueda voltear al gobierno. Sin embargo, en julio los obreros y sectores de la soldadesca no esperan y se lanzan a nuevas huelgas, pero el gobierno logró desbaratar la insurrección.
Entonces una ola de reacción cubrió Rusia luego de esos días. La contrarrevolución alzó su voz contra los bolcheviques. Se produjeron arrestos innumerables, matanzas, razias, desarme de obreros, etc. Los contrarrevolucionarios maquinan la necesidad de un gobierno más fuerte que liquide el movimiento. El general Kornilov se postula como el candidato a dirigir las fuerzas contrarrevolucionarias y asumir el poder. Un juego de idas y vueltas diplomáticas entre Kerensky y Kornilov va preparando el escenario para el golpe de estado contrarrevolucionario.
En este marco, los bolcheviques retiran la consigna de “todo el poder a los soviets”, porque la relación de fuerzas de esa coyuntura no permitía llamar abiertamente a la insurrección6. El ataque contrarrevolucionario liderado por Kornilov no hizo a los bolcheviques ni a Lenin claudicar en el defensismo7. Sin ceder a las presiones, el partido de Lenin llamó a desarrollar el frente único proletario contra el golpe, a tal punto que mencheviques y bolcheviques acordaron parte de la defensa de Petrogrado. Los comités de fábrica y las guardias rojas jugaron un rol fundamental en la derrota del golpe reaccionario.
Los bolcheviques ganaban cada vez más ascendencia sobre las masas. La consecuencia, la claridad, la delimitación, la militancia revolucionaria del partido y las disputas contra las tendencias conciliadoras les permitieron llegar al corazón de las guarniciones, el sector más reticente a la política revolucionaria.
La radicalización de las masas posibilitó el crecimiento del bolchevismo. La deserción del frente era crónica. Miles de soldados con sus fusiles volvían a sus pueblos y daban impulso a los campesinos para realizar la reforma agraria sin esperar a la asamblea constituyente. Los ajusticiamientos a los feudales y las expropiaciones de sus tierras se aceleraron. Los comités de fábrica avanzaban en el control obrero de la producción, y los únicos que se ligaban a esas experiencias eran los bolcheviques.
La revolución de octubre
Desde septiembre, Lenin vuelve a la carga con la consigna de “todo el poder a los soviets”. El partido debate. Sectores de derecha del partido advierten que la consigna es un llamado a la insurrección. Y, ante eso, Lenin vuelve sobre la necesidad de tomar el poder. El momento señalado es el Segundo Congreso Panruso de Soviets, en el que los bolcheviques notaron un cambio en la representación. Si bien los soviets mantenían una dirección formal menchevique o eserista, las nuevas elecciones empezaban a reflejar una mayoría bolchevique.
En Petrogrado, Trotsky formó el Comité Militar Revolucionario, que sirvió para organizar la insurrección. A medida que se acercaba el momento señalado, Petrogrado estaba cada vez más en manos del soviet.
Como señala Trotsky, en Petrogrado se produjo algo excepcional: la insurrección se llevó adelante antes de tomar el poder, o al revés, el poder se tomó antes de que formalmente se largase la insurrección, ocupando posiciones de una ciudad ya controlada militarmente por el soviet, ante lo cual el gobierno fue cediendo. No fue así en Moscú, donde los combates duraron varios días.
Con el gobierno Provisional destituido por el partido Bolchevique y el Comité Militar Revolucionario del Soviet de Petrogrado, comenzó a sesionar el Segundo Congreso de Soviets de Rusia.
Así, desarrollando una política revolucionaria ante la crisis capitalista, los soviet, dirigidos por el partido Bolchevique, y la clase obrera de Rusia se hacían del poder del Estado. La revolución socialista se abría paso conmocionando al mundo y convirtiéndose en un faro de lucha para la clase trabajadora a nivel mundial.
PRC, 07/11/2025
- Lenin, “La guerra y la socialdemocracia de Rusia”, 1914. ↩︎
- Trotsky, “Historia de la revolución Rusa”, 1932. ↩︎
- En agosto de 1917, en el VI congreso del POSDR, la organización “interdistrito” en la que militaba Trotsky se incorporó al Partido Bolchevique, siendo éste elegido para su comité central (aun habiendo sido prisionero dos días antes de la celebración del congreso) y transformándose en el máximo dirigente de la revolución, después de Lenin. Con la burocratización stalinista, Trotsky fue expulsado del partido primero y de la URSS después, debiendo exiliarse. Mantuvo en alto las banderas del marxismo revolucionario al frente de la Oposición de Izquierda hasta su asesinato en manos de un agente stalinista. ↩︎
- Trotsky plantea, en “Resultados y Perspectivas”, 1906: “Es posible que el proletariado de un país económicamente atrasado llegue antes al poder que en un país capitalista evolucionado. En 1871, [el proletariado parisino] se hizo cargo conscientemente de la dirección de los asuntos públicos en el París pequeño-burgués, aunque sólo por un periodo de dos meses; pero ni por una sola hora tomó el poder en los grandes centros capitalistas de Inglaterra o de los Estados Unidos. La idea que la dictadura proletaria depende en algún modo automáticamente de las fuerzas y medios técnicos de un país, es un prejuicio de un materialismo ‘económico’ simplificado hasta el extremo. Tal idea no tiene nada en común con el marxismo. En nuestra opinión la revolución rusa creará las condiciones bajo las cuales el poder puede pasar a manos del proletariado (y, en el caso de una victoria de la revolución, así tiene que ser) antes de que los políticos del liberalismo burgués tengan la oportunidad de desplegar completamente su genio político.” ↩︎
- La Duma era el parlamento nacional y local en Rusia. La tradición de la Duma fue pobre ya que estuvo subordinada a la monarquía. ↩︎
- Lenin, “La situación política”. En Proletarskoye Dyelo Nº 6 del 20 de julio (2 de agosto) de 1917. ↩︎
- Lenin, “Al Comité Central del POSDR”, septiembre de 1917: “La rebelión de Kornilov es un viraje en los acontecimientos de lo más inesperado (inesperado por el momento y por la forma) e increíblemente brusco (…) No debemos apoya al gobierno de Kerensky ni siquiera ahora. Es una falta de principios. Preguntarán: ¿No vamos a luchar contra Kornilov? ¡Por cierto que sí! Pero no es lo mismo; hay aquí una línea divisoria, y la traspasan algunos bolcheviques que caen en la ‘conciliación’ y se dejan arrastrar por el curso de los acontecimientos.” ↩︎