La inestabilidad de los gobiernos latinoamericanos

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Los regímenes democrático burgueses de los países latinoamericanos parecen resquebrajarse, la formula de gobiernos populistas como el de Chavez, Kirchner, Dilma y Correa no garantiza estabilidad a la burguesía.
El populismo necesita “caja” para tener contenidas a las masas y ya desde 2008, con el estallido de la crisis económica mundial y la consecuente caída del precio de las materias primas las arcas de los gobiernos latinoamericanos están más que escasas.

Las burguesías de los diferentes países, mediante formulas dentro de la misma democracia burguesa tratan de imponer regímenes que les garanticen la estabilidad para seguir expoliando al pueblo pobre y a las masas trabajadoras. La vieja salida de golpes militares, en sociedades que aun no cierran las heridas de los miles de muertos y desaparecidos de los 70` no es viable. Por lo tanto la reacción para avanzar apela a golpes  “blandos”.

El problema es que la inestabilidad como en los albores del siglo XXI la dan las masas movilizadas frente a las embestidas de un poder económico que necesita avanzar mas y mas sobre las conquistas obreras logradas atreves de todo el siglo pasado. Ni los gobiernos de corte derechista  ni tampoco los populistas pueden ir afondo en la aplicación de políticas de ajuste sin militarizar la sociedad e incrementar la represión. Al factor de la crisis económica que no solo no cierra sino que augura nuevas remesones se suma la política de Trump de recobrar la hegemonía de su “patio trasero”.

Los casos de Venezuela y Paraguay

En los últimos días ambos países han sumado un nuevo capítulo a la inestabilidad que recorre la región a medida que se deterioran las condiciones económicas populares. En el caso venezolano, los años de amplio predominio popular del chavismo han pasado junto con el fin de los altos precios del petróleo, ya que sin haber construido un régimen económico social sobre otras bases productivas ahora el régimen se encuentra en un caos económico muy importante, ante el cual solo puede responder o con represión o con el juego entre las instituciones del Estado burgués.

La derecha liberal, incapaz de recurrir a las fuerzas armadas muy bien nutridas por el chavismo, recurre al juego de los derechos civiles y políticos, con el cada vez más entreverado conflicto entre el poder legislativo (dominado por ella) y el ejecutivo y judicial (dominados por el chavismo).

Lamentablemente, las masas se ven llevadas a abrazar proyectos que en ambos casos no dan resolución a las condiciones de vida cada vez más pauperizadas, ante la falta de una alternativa independiente de la clase trabajadora.

En el caso de Paraguay, observamos una vez más que en un marco de deterioro de las condiciones de vida de las masas las facciones burguesas (Partido Colorado, Partido Liberal y el Frente Guasu de Lugo) aprovechan el descontento para intentar canalizar en  favor de sus mezquinos intereses el malestar. En este caso, mediante componendas en el parlamento para posibilitar la reelección presidencial (no solo del actual sino de los anteriores), ya sea de Cartes o de su predecesor Lugo.

Las necesidades populares son moneda de cambio de los políticos burgueses en medio de una cada vez mayor crisis de credibilidad de sus instituciones. Nada bueno para las masas obreras y populares puede surgir si no logramos construir alternativas de poder obrero reales y nuestras conquistas quedan a merced de la pelea entre liberales y populistas. La tarea prioritaria es elaborar un programa que dé una respuesta obrera a la crisis económica y construir los partidos que puedan llevarla a la práctica.
PRC, 03 de abril de 2017.

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