De la mano del FMI, Macri y lxs gobernadorxs, la realidad sigue mostrando una tendencia al empobrecimiento y la caída de la calidad de la vida del conjunto de la clase trabajadora. En una situación económica y social en franca caída, la rosca política de los principales candidatos y el festival de pases habla de alianzas oportunistas y sin principios, donde el PJ y la UCR juegan como principales sostenedores de la institucionalidad.
La desocupación en aumento
La política económica implementada por el gobierno nacional viene logrando una serie de objetivos clamados por la burguesía, a pesar de que no logra en los hechos estabilizar otras variables.
El primero de los datos que la burguesía festeja es la constante destrucción de puestos de trabajo formales, en blanco y con aportes de ley, y el incremento de los puestos de trabajo informales, precarios y en negro.
Como ya hemos denunciado desde PRC – Voz Obrera, la reforma laboral pretende avanzar en la destrucción de la relación laboral tal cual la conocemos hasta ahora, instaurando modalidades de contratación temporales, anulando las indemnizaciones, eliminando las horas extras, en fin, aumentando la tasa de explotación del trabajo.
La destrucción de puestos de trabajo formales es la antesala de la reforma laboral, ya que los puestos de trabajo que se han creado desde 2017 a esta parte son todos precarios o directamente en negro.
A su vez, la desocupación en aumento se relaciona con dos fenómenos paralelos. Por un lado, lo recién explicado, es decir la destrucción de puestos de trabajo y por lo tanto el despido de compañeras y compañeros, sobre todo en la rama industrial, la construcción y el comercio. Por otro lado, el ingreso al mercado de trabajo, en busca de un mísero sueldo de personas que antes no buscaban. Para decirlo simple, si antes una familia se mantenía con un sueldo, ahora salen al mercado de trabajo lxs cónyuges (16,8% de desocupados que buscan trabajo) y lxs hijxs (47,3% de desocupados que buscan trabajo), por un segundo y quizás un tercer sueldo.
Este fenómeno se explica por la política gubernamental de brutal expoliación al poder adquisitivo que año a año se fue llevando adelante. Cada paritaria por debajo de la inflación, firmada por el gobierno, las patronales y la burocracia sindical, nos genera una situación de menor capacidad de compra. Es una forma de bajarnos el sueldo en términos reales, a pesar de que se nos aumente en términos nominales. Hay más plata en el cajero, pero esa plata compra menos bienes.
Es por esto que la presión para completar un ingreso que cubra las necesidades de una familia trabajadora lleva a que comiencen a buscar trabajo más integrantes de la familia. Es decir, que se dedican más horas de trabajo generales para poder lograr la adquisición de los bienes necesarios.
En este contexto, la desocupación aumentó a 10,1% en el primer trimestre del 2019, pasando los dos dígitos con expresiones más altas entre las mujeres jóvenes -23,1%- y entre los varones jóvenes -18,5%. También se ven tasas más altas que el promedio nacional en el gran Buenos Aires -12,3%-, el gran Rosario -11,7%-, el gran Córdoba -11,3%- y en Ushuaia -13%.
La recesión sigue y sigue…
Esta caída del empleo y aumento de la subocupación se da en el contexto de una recesión que se prolonga desde hace ya más de un año.
Los indicadores del primer trimestre de actividad económica siguen todos en baja. Por ejemplo, el Producto Bruto Interno (PBI) cayó un 5,8% contra el año anterior; lo mismo ocurrió con la actividad económica, que desde junio del año pasado acumula caída tras caída llegando en marzo de este año a una caída de 5,7%.
La recesión que se está viviendo es el marco general de aplicación de las políticas de ajuste, a la vez que las políticas de ajuste del gobierno profundizan la recesión.
La política de contracción monetaria, con las tasas de interés cercanas al 70% funcionan en este sentido, ya que van contra cualquier posibilidad de inversión de capital, mientras el consumo cae en todos los rubros. Tanto en supermercados como en centros comerciales las caídas de ventas son del 14,5% y 16,6%.
La contracción del consumo es un fuerte indicador de los que venimos planteando, aumento de la desocupación y subocupación, aumento de la pobreza, disminución del poder adquisitivo.
Mientras tanto… la rosca política
El régimen político y económico que nos viene empujando a esta situación de pérdida global de derechos y de caída de la calidad de vida para el conjunto de la clase trabajadora ocupada y desocupada, pretende instalar que, para solucionar estos problemas, alcanza con meter un papelito dentro de un sobre y luego en una caja.
Esos papelitos contienen largas listas sábanas que reflejan algo muy concreto: la carencia de principios del conjunto de las y los principales candidatos.
Lo cierto es que el PJ es el articulador de fondo de casi todas las listas de candidatos y junto con la UCR proporcionan las maquinarias electorales que sirven para todo según la ocasión.
En el Frente de Todos, nuevo sello del PJ, se han incorporado diferentes aliados, entre ellos Patria Grande, PCR-CCC, Movimiento Evita y CTEP, además de la CTA y la CGT. Las y los candidatos de estos espacios se alternan con los de Massa, el PJ de los gobernadores y La Cámpora.
La alquimia de este frente es amalgamar lo que se considera sectores progresistas con sectores derechistas. La explicación final de los sectores “progresistas” para participar en este frente cae en la idea del enemigo principal, que sería Macri y el neoliberalismo. Sin embargo, nada dicen sobre la deuda externa -que funciona como una soga al cuello de cualquier política-, no levantan en su programa la ruptura con el FMI, y tampoco las reivindicaciones del movimiento de lucha más importante de los últimos tiempos, el movimiento feminista. En resumen, la rosca política privilegia el acomodo de figuritas sobre la base del poder territorial de cada sector, pero sin principios políticos alguno.
Mientras tanto, en la coalición oficialista, que ahora se llama Juntos por el Cambio, buscan sumar sectores disconformes del peronismo más rancio de la mano del xenófobo Pichetto.
La alquimia de esta alianza consiste en presentar una lista competitiva que logre pasar el 35% de los votos en la primera vuelta y, para ello, van a apelar al discurso de la mano dura y a la polarización con el peronismo sobre la base de un discurso absolutamente despolitizado. Y desde ya sólo prometen un mayor ajuste -lo cual declaran abiertamente- con las reformas estructurales antiobreras, la laboral, la previsional y la tributaria a la medida del FMI.
Lo que la rosca esconde
Detrás de este festival de pases de candidatos se esconde el rol central del peronismo como garante del régimen político y económico actual. Es decir, se presenta como el principal partido de la burguesía, a pesar de su discurso bañado de frases populares y de contar con el acompañamiento de dirigentes de movimientos sociales y sindicales.
Después del “Hay 2019” -que levantaron luego de las jornadas de combate de diciembre de 2017 contra el saqueo a las jubilaciones-, en caso de ser gobierno, van a venir a pedir que hagamos un esfuerzo para sacar adelante el país.
Cada vez que la clase trabajadora espera, pierde. Por eso, más allá de las elecciones, debemos prepararnos para exigir a quien venga que se recupere todo el poder adquisitivo del salario perdido, que se aumente el salario mínimo vital y móvil, así como las jubilaciones y las asignaciones familiares.
En este sentido, las declaraciones de uno de los principales colaboradores de Alberto Fernández, Álvarez Agis, ya está planteando la necesidad de congelar la redistribución del ingreso para bajar la inflación. Esto significa convalidar toda la pérdida de derechos y poder adquisitivo durante estos cuatro años, tal cual lo explicamos al inicio de esta nota.
Ninguna propuesta de salida de la crisis que arranque por pedir a las y los trabajadores que sigan esperando un supuesto futuro de mejoría es realmente una propuesta de salida. Lo que el PJ busca es moderar el conflicto social para convalidar el ajuste ya realizado y completar las reformas que aún exigen las patronales y el FMI.
Sólo la organización de la clase trabajadora con un programa propio puede proponer una salida que beneficie a las grandes mayorías y no a los de siempre.