Luego de la fuerte devaluación del peso dispuesta por Massa y el aumento inmediato de todos los precios de la economía, el gobierno dispuso una serie de paliativos para “compensar” el impacto. Sin embargo, los sectores patronales ni eso quieren cubrir.
Inflación desbocada
Después de la devaluación del 22% realizada por el gobierno, las patronales comenzaron un traslado directo a precios. Es decir que los dueños de fábricas y comercios aumentaron los precios de los productos en sintonía con la devaluación.
Esta dinámica es constante: son los dueños de fábricas, campos y comercios los que están subiendo los precios semana a semana, en parte por el descalabro económico que siembra incertidumbre, pero sobre todo por la obtención de ganancias extraordinarias.
Sin embargo no actúan de la misma forma cuando se trata del salario de lxs trabajadorxs. Al contrario, ese precio lo dejan hundirse en la comparación relativa, porque para las patronales somos simplemente un costo, y un costo que disminuye su precio en términos reales.
Las medidas de Massa
Los paliativos que largó Massa son realmente una miseria, dos pagos de $30.000 en septiembre y octubre, a absorber sobre las paritarias para trabajadorxs que cobren menos de $400.000. Esto en teoría incluía a todxs lxs trabajadores privados y del estado nacional. Varias provincias ya rechazaron pagarlo, los municipios dicen que no lo van a pagar, y varias cámaras patronales tampoco quieren pagarlo.
Un bono de $37.000 en septiembre, octubre y noviembre, para lxs jubilados, dejando la mínima en unos míseros $124.000.
También se otorga $10.000 en septiembre y octubre a los planes Potenciar Trabajo y refuerzo en tarjeta alimentar según cantidad de hijxs.
El resto de las medidas oscilan entre la burla y la propuesta de endeudamiento a 24 y 36 meses a tasa negativa. Las familias ya están endeudadas, por eso ofrecer más endeudamiento es un castigo a futuro.
El rechazo de las patronales y las provincias
A pesar de lo miserable de los paliativos compensatorios, con salarios que vienen perdiendo poder adquisitivo desde 2015 en forma constante, con una realidad desgarradora de pobreza que se expresa en la mitad de las niñeces del país pobres, las patronales dicen que no pueden pagar esas sumas.
Tanto la UIA (Unión Industrial Argentina) como la CAC (Cámara Argentina de Comercio y Servicios) salieron a rechazar el pago de dicha suma, aún cuando las empresas trasladaron a precios la devaluación en forma inmediata. Ese rechazo nos pinta de cuerpo entero a las patronales, esa clase parasitaria que vive del sudor ajeno, que acumula riqueza sobre la explotación de lxs trabjadroxs que son quienes realmente producen todos los bienes y servicios.
Mientras los sectores liberales y neofascistas hablan de libertad de empresa, nada dicen del empobrecimiento de lxs trabajadores, porque defienden a estos empresarios avaros que quieren instaurar que los sueldos no alcancen para vivir. La libertad de empresa, la reforma laboral, la anulación de los convenios colectivos de trabajo es la perspectiva para que las patronales hagan aún más lo que quieren con lxs trabajdorxs. Dicho de otro modo, es la lógica del capital -reproducirse, acumularse y ampliarse- que requiere necesariamente avanzar sobre los intereses de lxs trabajadorxs, sobre todo en momentos de crisis como los actuales. Por esta razón, aún cuando señalamos esta actitud miserable de muchos patrones, no depositamos ninguna expectativa en poder conciliar intereses con quienes nos explotan.
¿Y los sindicatos?
El conjunto de las conducciones del movimiento obrero siguen acompañando este gobierno y dejando que nuestro poder adquisitivo se derrita. La complicidad de la CGT y la CTA con el deterioro de las condiciones de vida es obscena ya.
Sostienen la parálisis absoluta sobre la base de un argumento ridículo: que no hay que realizar medidas de fuerza para defender los derechos de lxs trabjadorxs porque eso haría que se fortalezca la derecha. Sin embargo, la derecha se fortalece ante cada paso que no damos en tanto trabajadorxs para defender nuestros derechos.
Con los intentos de saqueos que hubo en las semanas anteriores, a pesar de haber sido desorganizados y sin ningún programa, el Gobierno se vio obligado a aumentar las partidas de alimentos a los comedores. Porque ellxs actuan asi: bajo presión. Pensemos entonces qué podríamos conseguir con una serie de paros generales y piquetes en las rutas. La fuerza la tenemos, el problema es que las direcciones burocráticas de los sindicatos no abren la deliberación de lxs trabajadorxs para que decidan cómo enfrentar la situación actual, y nos dejan sin fuerza mientras todas las presiones vienen del lado de las patronales.
Es urgente intervenir en la situación actual con nuestros métodos, imponiendo una recomposición de salarios general que parta de un salario mínimo, vital y móvil igual a la canasta familiar e indexado mensualmente por inflación, para enfrentar a las patronales y los gobiernos provinciales y municipales que siguen pisando los salarios y condenando a lxs trabajadorxs a la pobreza.
PRC, 01/09/23.
