Ganó Milei, se envalentonan las patronales

El resultado de las elecciones legislativas es indiscutible: el gobierno de Milei se impone nacionalmente y se consolida como fuerza política en ambas cámaras.

Interpretar qué votó la población ya es más difícil. Es parte de lo que debemos hacer, pero sabiendo que un resultado electoral nunca es absoluto. ¿Se votó a favor de ajustar más? ¿Se votó a favor de romper los convenios y los sindicatos? ¿Se votó contra el peronismo? ¿Se votó en contra de una devaluación? ¿Se votó por miedo al descalabro? ¿Se votó para no perder el “apoyo” económico de Estados Unidos, para evitar un colapso económico más veloz? Es imposible sacar una conclusión única.

Pero hay una primera lectura que se produce al calor de la angustia, en la que no debemos caer: “a la clase obrera le gusta el ajuste”, “la gente es fascista e individualista”, “tenemos lo que nos merecemos”. Esta manera de pensar surge lógicamente de la bronca pero tiene un problema político, práctico: nos vuelca al individualismo, a replegarnos sobre nosotres mismos, a odiar a tu compañere de laburo, a tu propia clase. Y eso solo es funcional al fascismo y a la burguesía, porque nos quita las ganas de construir algo nuevo, con lxs de al lado.

Pero además, omite algunas cosas importantes. En primer lugar, esto fue votado por 9 millones de personas de un total de 35 millones en condiciones de votar. Asi que no, no toda la gente “eligió el ajuste”. Ni de cerca es la mayoría de las personas en condiciones de votar. No es ni ⅓ del padrón. Es decir: hay mucha gente con la que hacer cosas y resistir lo que se viene. En segundo lugar, las elecciones no son la única forma en la que nuestra clase puede expresarse políticamente. De hecho es la peor, la más tergiversada, la más condicionada por los medios, las redes, el ruido. Macri también ganó con más del 40% en 2017 y a los pocos meses de ese apoyo electoral, cuando quiso implementar las reformas que proponía, no pudo hacerlo porque el freno se lo puso la calle. Entonces las cosas no son tan lineales.

Las elecciones parecen cada vez más impredecibles, más azarosas. Por eso hace rato que las encuestas no funcionan. Porque la sensación que todes tenemos es que en un mes, el resultado podría ser otro. Y en dos meses, otro. Así pasó con las presidenciales que llevaron al poder a Milei: un resultado en las paso, otro en las generales, otro en el ballotage. De hecho, la elección actual de la provincia de Buenos Aires es un ejemplo claro de esto: con un mes de diferencia, dos escenarios completamente distintos. Eso sin minimizar las internas del peronismo, que se juegan al punto de llegar a boicotear su propia elección, lo cual también habla del tipo de “oposición” que proponen. Una oposición que está dispuesta a esperar porque considera que el camino son las urnas, mientras la mayoría de la población vive cada vez en condiciones más precarias. Esto ya no da para más.

En este marco, incluso el dato del voto en blanco/nulo/ausente (un 37% de padrón total, el más alto en legislativas desde la vuelta de la democracia) es difícil de interpretar: ¿Expresa un desinterés por la política en general? ¿Es un rechazo al régimen, a toda la casta? ¿Es un repudio a las políticas de gobierno y a la tibieza del conjunto de la oposición para enfrentarlas?

Más allá de las preguntas, algunas cosas sí son claras. El 40% que expresó Milei es la consolidación de un antiperonismo que ya se viene solidificando hace rato. Es el mismo porcentaje con el que ganó Macri, es el porcentaje con el que ganó Milei la presidencia. A este voto apuntó La Libertad Avanza en su campaña y una vez más les funcionó. Este porcentaje existe, no crece, pero se mantiene muy estable. Lo que decrece es el peronismo que no tiene épica, no tiene agallas, no lucha, no hace nada, solo empuja la desmoralización colectiva.

Abajo las reformas regresivas

Ahora se viene una nueva coyuntura, que es la de la ofensiva del gobierno nacional contra la clase trabajadora. Sentados sobre este triunfo electoral y la intervención de Estados Unidos, van a operar a todas las fuerzas políticas del régimen desde una posición de fuerza.

Quien se siente a discutir con Milei la agenda de reformas que plantea, que no son más que legalizar las jornadas laborales interminables, el vivir penando por ser laburantes pobres, beneficios a las patronales y millonarios, es simplemente un cómplice.

Las conducciones del peronismo hasta acá sólo han jugado a esconder la cabeza. Les decimos abiertamente a los dirigentes de la CGT y las CTA: ¿de qué sirvió esperar a las elecciones? Les decimos abiertamente a los que creen que Kicillof es una oposición consistente a Milei: ¿Por qué ilegaliza las huelgas docentes en la provincia de Buenos Aires?

Acá, de ahora en más, se juega un programa que no depende de las elecciones. No queremos trabajar cada vez más horas. No queremos que nos despidan y no haya indemnización. No queremos que eliminen las paritarias. No queremos que rompan los convenios que aún tenemos.

La discusión ya no es si votaste esto o aquello. Porque lo real es que las conducciones peronistas no hicieron nada para que haya una expresión diferente. La elección en provincia de Buenos Aires hace solo un mes nos muestra un contraste real: el voto atomizado tal como se juega en esta democracia burguesa, se utiliza por parte de las fracciones burguesas como moneda de cambio, pero no expresa literalmente una conciencia o una posición que se sostiene en el tiempo.

La lucha es hoy

Más allá de estos resultados, o justamente por estos resultados, tenemos que redoblar la agitación por nuestras demandas concretas.

No hay que esperar que el negocio de Caputo y Bessent estalle por los aires. Tenemos que incentivar la lucha por nuestras necesidades.

Las conducciones que llamen a no luchar, son cómplices de Milei.

No hay tiempo para especulaciones electorales, se nos juega la propia vida mientras las conducciones peronistas desmovilizan.

PRC, 27/10/25.

Un comentario sobre “Ganó Milei, se envalentonan las patronales

  1. Estoy de acuerdo con las multicausas que nombran en la nota, es dificil tomar y adjudicar a solamente un echo o cuestion a el porque de la crecida de la ultraderecha en nuestro pais. Pero tampoco es un hecho aislado con respecto al nuevo orden mundial, sabemos que el mundo esta votando por sus verdugos. Por un lado los pueblos cada vez tienen menos interes e identidad politica, podes ser inmigrante y votar por el que te dice que te quiere echar de su pais! Hay como una nueva configuracion mental » lo inmediato » lo de las redes todo pasa por esto y podes ser el mas reconocido a ser desprestiagiado y negado al poco tiempo, Digo como puede ser que un gobierno con echos de corrupcion tan grandes el pueblo no ate cabos y ese gobierno gane una eleccion. Ponele que somos cipayos y seguimos lo que dice el guru trump? Queremos ser ganadores como los del norte o tenemos miedo que se derrumbe toda nuestra economia si no gana miley, seguro que tambien es otra causa como cuestiona la nota. Pero creo como antes mencione , esto de la configuracion mental la verdad ya no tiene tanta importancia. La verdad ya no es una construcion colectiva

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