70.000 Mujeres vimos ayer interrumpida nuestra marcha por el brazo armado del Estado patronal que pretendía proteger de quién sabe qué inofensivas amenazas a un edificio de piedra amurallado con estructuras de madera y acero. Un edificio que claro, es uno de los símbolos más fuertes del patriarcado. La camiseta no se mancha, dijeron, y reafirmaron una vez más su opresión.
Compañeras, nos tocaron el culo porque 50 vigilantes mulos y machistas hirieron 30 veces. Hirieron a compañeras. Hirieron a los periodistas que filmaban, incluso a una mujer que desde su balcón se atrevió a filmar los amedrentamientos de un policía que apuntaba desde detrás de un árbol.
4 Km de marcha, 4 horas de corear consignas contra el patriarcado, y cuando la burguesía da la voz de mando para frenarnos, dudamos. 70.000 mujeres a las que 60 vigilantes nos marcaron la cancha. Durante años la marcha no pasó por la catedral por política de la Comisión Organizadora. Hoy que nos recibieron a balazos la dirección del ENM se replegó velozmente: no basta solo el repudio, la marcha pasabas por la catedral, la dirección tenía que garantizarlo.
Como feministas no nos podemos permitir la indiferencia ante la represión. No podemos doblar e irnos sin siquiera detener la marcha mientras nos tocan a una, o a dos o a tres; a la que sea, aunque no sea igual a cada una de nosotras.
Las decisiones fueron rápidas, la palabra «lumpenaje» flotó en el aire sin siquiera detenernos a pensar que la violencia catártica de sectores cada vez más amplios de mujeres es tan sólo una respuesta a la violencia capitalista y patriarcal.
Si nos negamos a ejercer la violencia o la autodefensa contra aquellos que todos los días ejercen violencia sistemática y organizada contra las mujeres y toda nuestra clase en algún punto estamos olvidándonos una parte importante de la batalla. Podemos discutir métodos y momentos, tener diferencias sobre las tácticas, pero no podemos resignarnos a que la Iglesia es un lugar por el que 70.000 mujeres no podemos pasar a gritar nuestros derechos.
Compañeras, nos tocaron el culo porque con su violencia machista y opresora esos vigilantes nos truncaron la marcha. ¿Qué hubiese sucedido si 70.000 mujeres en lugar de replegar hubiéramos abrazado la plaza? La correlación de fuerzas se miden en la calle y las conquistas se arrebatan. Si no hay justicia, hay escrache, como hubo para los milicos y hoy hay para la iglesia.
Compañeras revolucionarias, compañeras feministas, no le temamos a la violencia de la clase cuando está bien direccionada.
El próximo año no nos detendrán!!!!
Si nos tocan a una, respondamos todas!!!!
PRC 10 de octubre del 2016