En noviembre se sabrá quién será el próximo presidente del gigante del norte. Una elección en que ambos candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump, sólo ofrecen más opresión para nuestra clase.
El 8 de noviembre las elecciones entre la demócrata Clinton y el republicano Trump marcan quién comandará los próximos 4 años al más poderoso, aunque en lenta declinación, Estado burgués de nuestro tiempo.
Ha sido una campaña marcada por el ajuste mundial y local, lo cual se expresa en una política exterior cada vez más tensa en la lucha con China y Rusia por acaparar unos recursos cada vez más escasos.
Y en la política doméstica en ver qué sector de la clase trabajadora pagará el ajuste y en un cansancio de amplio sectores de la población con el status quo, que, por un lado, llevó a que Trump, presentándose como alguien ajeno a la política, se hiciera con la candidatura republicana pese a la oposición de la dirección del partido, y, por otro, que a Clinton le costase imponerse en la interna de su partido contra Sanders, que expresaba por izquierda el cansancio mencionado.
Más racismo, más miseria, más muerte
Trump ha hecho su campaña en base a escándalos públicos a partir de sus declaraciones contra los trabajadores migrantes mexicanos y las mujeres, a quienes culpa de la decadencia del país junto a los políticos profesionales de Washington.
Frente a eso, Clinton se presentaría como alguien más progresista. Sin embargo, lo que no propone adentro lo lleva afuera, ya que ella representa la continuidad y profundización de la política belicista actual. Por ejemplo, financiando al islamismo radical en Oriente Medio contra sus enemigos, con el escudo antimisiles en Europa Oriental, con la creciente presencia militar en el este de Asia.
América Latina
En cualquiera de los dos casos, el rol de nuestra región seguirá siendo el de garantizar materias primas y mano de obra barata a la burguesía norteamericana, que lucha por mantener la hegemonía en su patio trasero frente a otras potencias (el acercamiento a Cuba en momentos en que los rusos planean reabrir bases militares allí es un ejemplo de ello) en el marco de la crisis mundial.
Muchos de los países de la región ya mantienen un vínculo privilegiado con la potencia yanky a través de tratados de libre comercio, como la Alianza del Pacífico, y muchos de los nuevos gobiernos, entre ellos el argentino, se aprestan a garantizar negocios más favorables a los intereses estadounidenses.
Unidad
En este contexto internacional, se hace más necesaria la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras del mundo contra una burguesía que ofrece a nivel internacional guerra y muerte, y en cada país odio, racismo, discriminación y miseria.
Voz Obrera N° 13 – Noviembre.