En estos momentos, se está realizando un juicio histórico en nuestro país, donde por primera vez una víctima de trata es querellante contra el Estado y sus proxenetas. Contra los proxenetas, por delito de trata de personas con explotación sexual, y contra el Estado, por no proteger a las personas.
Alika Kinán fue rescatada en un operativo en el año 2012 de la wiskeria “El Sheik”, en Ushuaia, junto con otras mujeres, donde ejercía la prostitución. Cuando fue liberada, no se reconocía como una víctima de trata, creía haber elegido libremente ese trabajo. Tras mucha reflexión y militancia, Alika se fue dando cuenta que no había sido libre a la hora de elegir cómo ganarse la vida.
A los 16 años quedó huérfana, a cargo de su hermana menor y, luego de pasar por varios trabajos con los que no llegaba a cubrir los gastos de vida, cayó en la prostitución. “Llegó un momento en que no teníamos ni para comer, no teníamos dónde vivir, fue una situación extrema, me habían dejado con una criatura chiquita y yo estaba haciendo frente a esa situación. Fue entonces que una chica me hace una oferta en un lugar X, y me dice que podíamos ir a un privado donde se hacían despedidas de soltero, era como un lugar de masajes, todo como muy extraño. En ese momento no fui, hasta que la situación fue tan extrema que llegó el agua al cuello y un día me vi tocando el timbre en ese lugar donde me habían indicado”.
Los mismos proxenetas que la explotaban en Córdoba, le ofrecieron ir a Ushuaia, a un lugar donde le iban a pagar más. Dicho así, puede parecer una opción laboral como otras, más o menos buena y decidida. Pero es importante que pensemos sobre las posibilidades reales que tienen las jóvenes para conseguir trabajo. “Para que yo hable de esto pasó mucho tiempo de terapia –afirmó Alika Kinán en diálogo con La Retaguardia – y quiero situar, contextualizar, porque es importante echarle un poco de luz a esta situación. Yo decía que estaba ahí porque había dado mi consentimiento. Eso es correcto, pero no fue una elección, porque vos elegís cuando tenés muchas opciones de vida, y yo no tuve ninguna. Yo fui abandonada por mi papá y por mi mamá a los dieciséis años, vengo de familias donde estaba naturalizada la explotación sexual. Mi abuela fue prostituta, mi mamá y mis tías también, es como que hay una situación natural de cómo se llega a todo ese momento”.
Son muchas las chicas como Alika, jóvenes que tienen una historia familiar cargada de violencia, abandono y malos tratos. Esas formas de relacionarse son parte de la vida cotidiana y, de hecho, ella misma formó pareja con un prostituyente con quien viajó a Europa y tiene 3 hijos. Allí se continuó configurando relaciones violentas hacia ella y sus hijos. Por ellos, Alika reaccionó y lo convenció a su pareja para volver a Argentina, pero aquí continuó en la misma red de prostitución y trata.
Por estos motivos, no se puede llamar tan livianamente “trabajo” a la prostitución, porque es una manera de encubrir que una relación mediada por el lucro, y, además, una forma de opresión y sometimiento muy compleja, en la que la mayoría son mujeres, en la que las prostitutas no puede elegir libremente absolutamente nada, en la que los prostituyentes sienten placer por el simple hecho de que las prostitutas obedezcan.
Además de esto, sabemos que detrás hay redes de trata de personas con conexiones a nivel país y en el extranjero, en las que participan las fuerzas de seguridad, los poderes políticos y muchísimas conexiones informales que sostienen estas relaciones de poder.
En este momento de convulsión social, en donde muchos temas relacionados con la violencia de género están en el debate público, es fundamental poner en discusión el tema de la prostitución/trata de personas.
Los juicios son necesarios para juzgar a los culpables y evitar que otras chicas sigan cayendo en estas redes, pero no alcanzan. No ponemos ninguna confianza en los jueces que aplican las leyes burguesas y patriarcales.
Necesitamos movilizarnos, juntar fuerzas y salir a las calles para exigir verdadera justicia y presupuesto para investigar cada uno de los prostíbulos, los conocidos por todxs y los más ocultos. Necesitamos discutir en cada uno de los ámbitos estas problemáticas, difundir los casos, ponerle nombres a las estadísticas. Necesitamos una educación sexual integral en las escuelas que discuta esto con los niñxs y adolescentes, que promueva valores de respeto e integridad. Necesitamos trabajo y educación para las mujeres que logran salir de las redes de trata, porque es iluso pensar que si quieren van a poder conseguir trabajo. Necesitamos instituciones que las puedan acompañar psicológicamente.
Necesitamos miles de mujeres como Alika, que se atreven a luchar por un mundo distinto.
No confiamos en este sistema capitalista y patriarcal, porque es imposible pensar en la libertad para elegir, porque la igualdad es imposible en el reino de la competencia y la exclusión social. Porque mientras haya burgueses y funcionarios que se apropian del trabajo de todxs los/as laburantes, es imposible que al mismo tiempo puedan satisfacerse las demandas vitales de toda la clase trabajadora.
Tenemos que salir a exigir más y más justicia, y a la vez organizarnos para construir otro sistema social basado en la igualdad, la libertad y la construcción colectiva: el comunismo.
Partido por la Revolución y el Comunismo – PRC, 12/11/2016.