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Las multitudinarias jornadas del 6, 7 y 8 de marzo, con miles de trabajadoras y trabajadores en la calle, le marcaron decididamente la agenda al gobierno de Macri y a la burocracia sindical.
Más allá de los distintos reclamos, hay un solo grito: ¡PARO NACIONAL YA!
En el acto de la CGT, miles de personas, al grito de “Poné la fecha…” y “¡Paro general!”, impidieron a los tres tristes dirigentes dar sus discursos, a lo que se sumó el furcio de Daer, quien dijo que habría paro antes de fin de año. Allí fue cuando estalló la bronca, se voltearon las vallas y la cúpula de la CGT corrió custodiada.
Los denominados “incidentes” al finalizar el acto fueron la suma de disputas dentro de la CGT y de la lógica reacción de la clase contra los dirigentes traidores.
Acto seguido, los compañeros de la oposición en la UTA, la Interlíneas (60, 165-112, 540), más los de Canale , UDA y todo aquel que así lo sintió, tomó el escenario dejado por los burócratas para convertir el acto en una asamblea obrera que cantaba contra Macri, la burocracia, y por el paro.
Reivindicamos estas acciones que se ponen a la altura de lo que miles quisieran hacer y muchas veces no pueden por la represión y el disciplinamiento extremo que se impone en las fábricas para hacer pasar el ajuste, soportando despidos por goteo, vaciamientos, e incluso suspensiones con militarización como en el caso de VW.
Sin embargo, marcamos que todavía hay que redoblar los esfuerzos para desbordar a la burocracia. Aún no tenemos el paro general. No estamos lejos de esto, y depende en gran medida de la dinámica que vayan tomando las movilizaciones callejeras, y en el caso de los gremios que están yendo a las paritarias, del trabajo de base que sepamos desarrollar.
Por otro lado, el último 8 de marzo, decenas de miles de mujeres en el mundo adhirieron a la medida de paro y movilizaron por los reclamos del movimiento de mujeres, pero también con el reclamo actual del paro general.
Y el mes no se acaba allí. Se aproxima el 24 de marzo, otra fecha sentida por nuestra clase y que será multitudinaria.
Es importante la movilización para la confrontación ideológica con Cambiemos (que se identifica explícitamente con las ideas de la dictadura), y también con el kirchnerismo, que concedió reivindicaciones mientras alargaba los juicios a los milicos, que sentenció a perpetua a los petroleros de Las Heras, que impulsó las leyes antiterroristas, que espiaba a las organizaciones obreras y populares con el Proyecto X, y que puso al frente del ejército un represor como Milani.
Construir la huelga general no será sólo desbordar a la burocracia. Construir la huelga general significa también dar una batalla porque la clase trabajadora se ponga en pie con independencia del gobierno, de la burocracia y de los partidos políticos patronales.
Es fundamental en estos momentos condensar las luchas sindicales con aquellas luchas de carácter más político, como las del movimiento de mujeres y de los organismos de DDHH que luchan contra el Estado y la Iglesia.
Llamamos al conjunto de la izquierda a reflexionar sobre el rol que debemos tener en esta coyuntura. Es hora que dejemos el sectarismo y nos encolumnemos con la base obrera del conjunto de los gremios que claramente dio demostraciones de que está dispuesta a desbordar a las direcciones traidoras para poner en pie una nueva dirigencia.
Desde el clasismo debemos mostrar que somos una alternativa de lucha a la burocracia en las fábricas y en las calles en el camino de construir el poder obrero.