La movilización callejera, de casi medio millón de manifestantes, mostró que no está cerrado el proceso de masas que en marzo y hasta el 6 de abril desafió abiertamente el ajuste del gobierno. Si en este proceso se puso en debate la política de DDHH de este gobierno, la movilización de ayer sirvió para expresar el repudio absolutamente masivo al alineamiento del macrismo con la derecha pro milicos y la defensa del genocidio.
Macri tuvo que dar una conferencia de prensa despegándose del fallo que promovieron los jueces de la corte suprema propuestos por el PRO junto a la jueza Highton designada por el Kirchnerismo. Ninguno de los sectores podridos del PJ, el Massismo o la UCR, se atrevieron a votar en contra del proyecto de ley que excluye a los delitos de lesa humanidad de la ley del 2 x 1, excepto el diputado salteño Olmedo, quien ya ha demostrado su fascismo abierto. Ayer el poder legislativo desautorizó a la Corte Suprema. Pero la verdadera desautorización estuvo en la calle, en los barrios, en los lugares de trabajo.
No hay un gobierno de los DDHH, hay décadas de lucha popular por los DDHH
El fallo del 2×1 que se había aplicado la semana pasada al torturador Muiñas en particular, sentaba precedente y abría la puerta a que casi una veintena de represores pidieran adherirse al mismo para salir libres. Entre ellos Etchecolatz, aquel que Jorge Julio López incriminara antes de ser nuevamente desaparecido, esta vez en democracia durante el gobierno kirchnerista que no fue a fondo para lograr su aparición con vida y el castigo a los culpables.
Es que el gobierno Kirchnerista, no fue el gobierno de los DDHH. En todo caso, el proceso prerrevolucionario que se abrió el 19 y 20 de diciembre del 2001 y que se cerró con el asesinato de Darío y Maxi el 26 de junio del 2002, llevaba entre sus reivindicaciones el juicio y castigo a los milicos, la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final de Alfonsín y el escrache como método contra la impunidad.
Fue la lucha de los HIJOS, Madres y Abuelas en los ’90, que logró con la denuncia de la apropiación de menores en la dictadura, un delito sobre el que el Punto Final no imponía restricciones y que era un nuevo delito no juzgado por el juicio a las juntas, Fue la lucha de los ex-detenidos, Madres y demás organismos de DDHH la que logró aunar a cientos de miles en las movilizaciones de los 24 de marzo, en el aniversario de las noche de los lápices, en los escraches, en las marchas de la resistencia y en los juicio a cada torturador.
El kirchnerismo simplemente tuvo la habilidad política de montarse sobre estos reclamos, hacer lugar a una parte de los mismos y reconocer desde el estado a los organismos de DDHH.
Sin embargo, lejos está aun así, de ser un gobierno de los DDHH, como se atribuyeron. La metodología legal de hacer juicio a cada torturador por separado permitió a los represores morirse sin cárcel efectiva, cumplir prisión domiciliaria o fugarse y expuso a los ex-detenidos desaparecidos a declarar varias veces por los mismos delitos, sin protección alguna, permitiendo así la desaparición de Jorge Julio López.
Mientras el Kirchnerismo discurseaba sobre los Derechos Humanos, sancionó la Ley Antiterrorista y la aplicó a favor de las mineras en San Juan contra los ambientalistas. Espió y reprimió a los trabajadores y a los luchadores criminalizando la protesta social. Dispuso las fuerzas federales para la represión y defendió la condena a cadena perpetua de los petroleros de Las Heras. Militarizó los barrios, reforzando la criminalización de la pobreza. Permitió que el ejército realice tareas civiles en los territorios. Pero si todo es poco, nombró a un torturador, a un genocida, a un milico asesino al frente del ejército. Si el condenado Milani fue parte del Kirchnerismo y todavía lo defienden. Los Derechos Humanos no son de un gobierno, son de los luchadores que no bajamos las banderas en ningún momento, ni a cambio de ningún interés partidario.
Los DDHH arena de disputa para una conciencia socialista
Este debate nos llega mediatizado a los trabajadores por las necesidades del oportunismo de los partidos patronales. Tras décadas de Punto Final y ninguneo a los organismos de DDHH, la bajada del cuadro de Videla, la entrega de la ESMA a los organismos, la apertura de los juicios, la señalización de los Centros de Detención Clandestinos, aparecieron como el fin de la Lucha. Hebe de Bonafini dijo públicamente que la resistencia había terminado y cambiaron la lucha por la gestión estatal. No negamos que un sector de los Organismos de DDHH se alineó políticamente tras el peronismo. Lo que discutimos abiertamente, es que no se puede hacer una política consecuente de Derechos Humanos cuando hay compromisos con el PJ de Menem, de Gerardo Martínez, de Eduardo Duhalde, de Julián Domínguez, del genocida Insfran, y de tantos otros.
Es por esto que la movilización del 10, si bien fue unitaria, fue con diversas columnas, que expresan claramente políticas antagónicas. El Encuentro Memoria Verdad y Justicia es el único espacio de frente único en el campo de los DDHH con una línea de independencia de clase y que comenzó, a partir de la crisis interna que enfrenta el kirchnerismo, a convocar sectores cada vez más masivos. Fortalecer este espacio es una necesidad de cara al debate que está planteado hoy para la clase trabajadora. Como venimos señalando, el enfrentamiento al ajuste y las políticas reaccionarias de Macri se da desde un movimiento de masas en el que el peronismo sigue teniendo capacidad de dirección. Aportar a desnudar el rol que jugó y juega el peronismo en la contención de las luchas, en la aislación de los conflictos y garantizar la gobernabilidad del macrismo es fundamental para el momento. Por eso, debemos ser contundentes en la denuncia, superando los mecanismos fraccionales y autoproclamatorios, ayudando a que los espacios de coordinación que funcionan como frentes de unidad sean los que resuelven, respetando los tiempos de debate, y garantizando el respeto de los acuerdos.
Creemos que el EMVyJ debe ocupar el lugar que realmente ocupa. El 24 de marzo la movilización del EMVyJ tenía mucha más convocatoria que la marcha Kirchnerista. Pero eso no se expresó en la Plaza de Mayo. No hubo una decisión política de ingresar más temprano a la Plaza y esperamos a que el Kirchnerismo se retire. Nosotros creemos que esa táctica está agotada, que debemos disputar el lugar que realmente nos corresponde en esta lucha sin cuartel contra los genocidas, con independencia de clase y resaltando que no transamos con la represión de ayer ni con la de hoy. Obviamente que la marcha fue masiva. Pero no se escuchó una sola crítica a la política de DDHH del kirchnerismo desde el escenario, porque el peronismo monopolizó la palabra. Es nuestra tarea, en el marco del EMVyJ, garantizar el espacio que nos corresponde, la voz que en la lucha nos hemos ganado.
Ni olvido ni perdón, Ninguna reconciliación
Nunca más