El gobierno de Cambiemos continúa implementando, a pedir del capital, una avanzada flexibilizadora sobre la clase trabajadora.
Con el impulso y la prepotencia de la reciente reforma flexibilizadora en Brasil, y las anteriores en Francia y España, los capitalistas locales se proponen profundizar la flexibilización laboral que ya viene padeciendo la clase trabajadora en Argentina.
El ajuste en marcha tiene una expresión rotunda en las reformas laborales que impulsa, ahora, el gobierno de Macri bajo el denominado Plan Productivo Nacional.
Básicamente, el gobierno se propone llevar adelante una reconversión productiva que, en la práctica, significa: producir más con menos obreros, es decir, más despidos y desocupación; un avasallamiento de las condiciones de trabajo y los convenios colectivos; y las clausulas gatillos en las negociaciones salariales, tomando índices inflacionarios manipulables que, además, nunca se respetan.
La flexibilización laboral ya está en marcha
Innumerables son los ejemplos que es posible dar sobre la aplicación concreta de este plan. Las luchas de los obreros de Cresta Roja, Pepsico y AGR Clarín dan cuenta de esta política antiobrera que ya se viene llevando adelante por las patronales y el gobierno.
Vaca muerta, un acuerdo que pisotea el convenio colectivo de trabajo de los obreros petroleros; también el plan “primer empleo”, que precariza al extremo el trabajo de la juventud; las modificaciones a la ley de riesgos de trabajo, que protegen a las patronales en detrimento de las y los trabajadores, son todos ensayos y pasos efectivos dados por la burguesía del país hacia el deterioro de las condiciones laborales. Estos pasos, desde ya, cuentan con el apoyo del gobierno de turno y con la complicidad y connivencia de la burocracia sindical.
La crisis capitalista no encuentra otra salida que no sea sostener las ganancias empresariales a costa de reducir los costos laborales e incrementar la productividad sobre la base de una mayor explotación de nuestra clase. El ritmo es desigual según el rubro, pero general hacia el conjunto.
Hacia una lucha de clase contra clase
Es necesario que la clase trabajadora profundice y unifique la lucha, para resistir unidos un ataque que los capitalistas hacen hacia el conjunto.
Este año, hemos dado demostraciones de fuerza importantísimas. Las históricas movilizaciones docentes, la movilización obrera que desbordó a la burocrática conducción de la CGT, y las luchas obreras con conducciones clasistas de AGR y Pepsico, entre muchas otras, permiten dar cuenta del potencial de nuestra clase para enfrentar el ajuste y la avanzada precarizadora de patrones y gobierno.
Un plan de lucha nacional, organizarse desde abajo para desplazar a la burocracia sindical de la dirección de la clase trabajadora y forjar un frente único obrero sobre la base de las organizaciones gremiales clasistas y antioburocráticas, son cuestiones fundamentales y necesarias para frenar el plan antipopular y no perder conquistas históricas.