En el marco de la crisis del capitalismo, la burguesía pretende continuar avanzando contra el conjunto de la clase obrera para sostener su tasa de ganancia. Con la aprobación reciente en Brasil de una ley de trabajo hiperflexibilizadora, una nueva oleada de flexibilización laboral acecha a nuestra clase.
Entre los países que conforman el Mercosur, el gobierno de Brasil, con el golpista Temer a la cabeza, ha dado el puntapié inicial con la reforma laboral para explotar aún más a la clase trabajadora de ese país.
En el afán de bajar los costos laborales, las patronales brasileras lograron imponer un paquete de más de cien medidas antiobreras.
¿En qué consiste la reforma?
Los principales aspectos de la nueva ley flexibilizadora en Brasil son:
- Hacer prevalecer los acuerdos sindicales por sobre la legislación, perjudicando, en los hechos, a las y los trabajadores;
- ampliar la tercerización, alcanzando la actividad principal del establecimiento;
- crear nuevos tipos de contratos de trabajo, entre ellos el trabajo intermitente;
- ampliar la posibilidad de acuerdos individuales;
- prever banco de horas para compensación de horas extra, sin necesidad de acuerdo colectivo;
- dificultar y encarecer el acceso a la justicia del trabajo;
- acabar con el pago de las horas de desplazamiento;
- retirar la obligación de negociar con sindicatos despidos colectivos;
- restringir y fijar límites de valores para indemnizaciones;
- habilitar que las mujeres embarazadas y en período de lactancia realizar trabajos insalubres;
- revocar los 15 minutos de descanso antes de las horas extras;
- reducir la responsabilidad patronal en relación a las normas de salud, seguridad e higiene;
- habilitar una “esclavización” del trabajador rural legalizando el pago de “salario o remuneración de cualquier especie”.
Un ataque general a la clase trabajadora
En Brasil, asistimos a una virtual eliminación de la Ley de Contrato de Trabajo. Las relaciones laborales pretenden regirse en el marco de contratos privados entre la patronal y el o la trabajadora, casi en términos de una relación individual.
Se persigue, así, un doble objetivo: primero, sostener e incrementar las ganancias capitalistas sobre la base de una mayor explotación de la clase obrera, y, segundo, debilitar y eliminar la organización sindical, incluida la burocrática.
Este nuevo régimen laboral, que obligó a la burguesía brasilera a pisar el acelerador con el golpe de Temer, no pasó sin lucha. La clase obrera brasilera ha ofrecido resistencias con masivas huelgas, piquetes y movilizaciones. Sin embargo, en su crisis, la burguesía empuja con prepotencia.
Será tarea de nuestra clase avanzar en organización para librar una lucha general, con independencia de clase, contra la avanzada del capital, en cada país, en nuestro continente y en el mundo.