Del Operativo “Independencia” a la desaparición forzada de Santiago Maldonado

Sobre el Operativo “Independencia” y la Obediencia Debida

El pasado 15 de septiembre, se conoció la sentencia a los represores del Operativo Independencia de 1975, anticipo del genocidio militar.

El resultado, como era de esperar, fue apenas un pequeño paso adelante, condenándose a cadena perpetua a sólo seis represores de los veinte señalados por más de 400 testigos e incluso absolviéndose a siete de ellos. Y en estas absoluciones, se ve el discurso represivo que el gobierno actual quiere instalar en la sociedad.

operativo-independencia

En el Operativo Independencia, a partir de un decreto de la presidenta peronista Isabelita, redactado en clave triple A y plan Cóndor, el Ejército ocupó gran parte de Tucumán asediando al conjunto de la población e instalando una estructura de centros clandestinos para la detención, la tortura y el exterminio de “subversivos”.

Tucumán había sido vanguardia de las luchas que derribaron a la dictadura de Onganía, a partir de la organización sindical y política de las y los trabajadores de los cañaverales e ingenios azucareros de la zona. Hacia 1975, era, además, un punto de concentración de militantes del PRT-ERP, que habían desplegado en el terreno la compañía de Monte Rosa Jimenez, como parte de la estrategia de poder que había elegido este partido marxista. El despliegue del Operativo Independencia les permitió a los militares y a la derecha peronista llevar adelante lo aprendido en la Escuela de las Américas: tener una primera práctica de exterminio sistemático de la población, de genocidio.

La sentencia reconoce que los crímenes juzgados no eran crímenes de guerra (enfrentamientos armados), sino que se juzgaban los secuestros y desapariciones de 266 víctimas llevadas adelante por seguramente muchos más que los 17 acusados. En este marco, la gravedad de las absoluciones es manifiesta, ya que se formula en términos similares la “Obediencia Debida”: se absolvió a algunos acusados, diciendo que ellos “no sabían que los secuestros que perpetraron eran ilegales”.

El juicio por el Operativo Independencia y el muy reciente trabajo sobre el Pozo de Vargas, donde fueron identificados arriba de 70 desaparecidos de ese operativo, marca el tesón que todos los organismos de DDHH no K sostuvieron para poder avanzar en esclarecer los crímenes de lesa humanidad del gobierno de Isabel Perón.

Sin embargo, las penas son parciales. Y los juicios se postergan lo máximo posible hasta que la movilización popular los obliga, igual que con el gobierno anterior. El ingrediente extra, y que conecta directamente con la actualidad, es el argumento de obediencia debida, que se esboza en estas absoluciones y que nos retrotrae 34 años a la formulación de la teoría de los dos demonios.

Sobre la Obediencia Debida, vuelta de la teoría de los dos demonios

Al salir de la dictadura cívico militar, la clase dominante, entonces con la democracia burguesa, se encargó de delimitar a dos demonios: los milicos genocidas y la “guerrilla”(1). Esa teoría de los dos demonios sirvió a la justificación parcial del accionar militar. Y en ese marco, la ley de Obediencia Debida buscó perdonar al grueso del Ejército por haber “obedecido órdenes”.

La teoría de los dos demonios sirve para mantener la idea de un enemigo interno al cual hay que combatir. Ese enemigo interno se revivió en varias oportunidades durante los 80’ y los 90’, y parecía borrado a partir de la reivindicación parcial de la militancia de lxs compañerxs detenidxs-desaparecidxs que hicieran familiares y organismos de DDHH en el nuevo siglo.

Pero el imperialismo marca la necesidad de continuar con la política del enemigo interno, ahora terrorista. El kirchnerismo, si bien no fue abiertamente contra sus militantes de DDHH extrayendo todas las consecuencias de esto, sí aprobó la Ley Antiterrorista a pedido del imperialismo y la ensayó contra los movimientos antimineros. Hoy, el macrismo pretende demonizar y señalar de terroristas a las/os compañeros/as de la RAM, como una manera de relativizar la desaparición forzada del militante Santiago Maldonado y legitimar la cesión de tierras a Benetton.

Preguntémonos, ¿qué consecuencias tendría la aplicación de la Obediencia Debida al caso Maldonado? Seguramente, rodaría la cabeza de algún mando medio de la Gendarmería, o, si la presión es mayor, de algún funcionario político, pero se relegitimaría la impunidad en los despliegues represivos de todos y cada uno de los gendarmes que participan en ellos. Cada apriete, cada tortura, estaría protegida, mientras hubiera un marco legal para justificarlo, marco que se está construyendo con los protocolos antipiquete, antitomas, etc.

A dos meses de la desaparición forzada de Santiago

Por eso, más que nunca, este domingo 1° de octubre, al cumplirse dos meses de la desaparición del militante Santiago Maldonado, tenemos que marchar reclamando al gobierno por su aparición con vida, por el esclarecimiento del caso, y por el juicio y castigo a los responsables materiales y políticos Bullrich y Nocetti, su Gendarmería, y todos los encubridores.

Esto no se resuelve en la arena de la burguesía, en la arena de los juzgados y expedientes. Esto lo resolvemos todxs en la calle.

Notas:

(1 ) Al salir de la dictadura cívico militar, en el prólogo al informe de la Conadep, Ernesto Sabato escribía :“la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda”. Gracias a este servicio al Estado, el gobierno “democrático” de Alfonsín condenó como “iguales” tanto a los líderes de las organizaciones político-militares como a los jefes de la Junta Militar, cuando, en verdad, estos últimos ejercieron el terrorismo de Estado sobre la población civil.

 

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