Honduras: Un primer balance necesario

Tras las elecciones del 26 de noviembre, donde el títere de EEUU José Orlando Hernández, (JOH) del Partido Nacional se alzara con un fraudulento triunfo sobre el ex presentador de televisión Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, de la que también forma parte el ex presidente Manuel Zelaya, se vivieron en el país más de diez días de incertidumbre en cuanto a cómo se resolvería la crisis que hoy estaría llegando a un impasse con la decisión de recontar los votos uno a uno de casi 5000 urnas y el final del estado de sitio impuesto por el gobierno.

honduras un balance

 

Una vez consumado el fraude con un repunte de 8 puntos del candidato a la reelección JOH tras un apagón informático y dos días de escrutinio, cuando en las elecciones de 2013 se tardó solo 4 horas en declarar al ganador. La población hondureña salió a las calles a protestar contra el fraude electoral como culminación de un proceso de deterioro de las instituciones que se arrastra desde el golpe de 2009.

Los veedores internacionales de la OEA y la UE , como siempre juegan a favor de la política imperialista y convalidan cualquier tipo de fraude.

La salida a la calle del pueblo hondureño en casi todos los departamentos (provincias) fue un hecho a pesar del estado de sitio y el toque de queda. Esta decisión combina el detonante del fraude con las paupérrimas condiciones de vida, donde más del 70 % de la población está sumida en la pobreza, el salario promedio es de 2,5 u$s diarios, las tasas de desempleo más alta de latinoamericana y la mayor tasa de asesinatos del mundo, un feminicidio cada 18 horas. Es decir, ante el detonante del fraude electoral, fueron las condiciones de vida, sin dudas, el motor de las tomas de puentes, calles y saqueos a tiendas.

La situación vivida en estos diez días fue una clara situación revolucionaria donde el gobierno estaba vacante. La única respuesta que dio JOH fue el estado de sitio y la represión, que si bien fue brutal generó el quiebre de un sector de la tropa de elite, “los cobras”, de 14000 efectivos que se negó a seguir reprimiendo, aunque finalmente con promesas de acomodar sus salarios y construirles viviendas levantaron la huelga de brazos caídos y su actitud solidaria con los manifestantes, durante días no llevaron adelante acciones de represión y otros sectores de la policía, como el de tránsito comenzaba a plegarse a la medida.

La espontaneidad de los miles de pobladores que salieron a las calles masivamente y la represión tuvo como resultado más de 15 muertos, casi mil detenidos y centenares de  ciudadanos secuestrados, golpeados y vueltos a soltar. Víctimas en su mayor parte de la Policía Militar de Honduras y Estados Unidos: de hecho, las patrullas y comandos militares «fueron donados por Washington».

La solución consensuada de recuento de votos no cierra esta situación abierta; si JOH, apoyado por los EEUU, resulta ganador será un gobierno de una extrema debilidad encaramado en el poder por el fraude. Si el ganador es Nasralla que pidió al pueblo defender los votos y al rato firmaba un acuerdo de reconocer lo que el fraudulento tribunal electoral resolviera llamándose a silencio ante el estado de sitio y la represión, tampoco contara con un cheque en blanco para gobernar y se verá obligado a dar concesiones a las masas para poder restablecer el orden burgués.

Sólo un partido revolucionario de la clase con un programa socialista podría haber incidido en esa crisis revolucionaria de gobierno vacante. Un gobierno de los trabajadores, campesinos, indígenas y el pueblo pobre hondureño podrá, bajo un programa obrero darle una salida real no solo a la crisis actual sino a las décadas de miseria que vive este pueblo de centroamerica.

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