Brasil: Temer decretó la intervención militar en Río

 

El 16 de febrero, el golpista Temer dispuso la intervención militar en Río de Janeiro para luchar contra el “crimen organizado” y puso al Ejército a cargo de todas las fuerzas represivas, algo que no ocurría desde el fin de la dictadura cívico militar en 1985. Pero lo cierto es que esta medida de endurecimiento del régimen se da en un contexto de brutal ajuste sobre la clase trabajadora de ese país y una creciente resistencia popular.

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Bajo el pretexto del combate contra un cuadro de violencia descontrolada, el golpista Temer decretó a mediados de febrero la intervención de las fuerzas armadas en Río de Janeiro, una escalada de autoritarismo sin precedentes desde el restablecimiento del Estado de derecho.

A su vez, le concedió super poderes al general Braga Netto, quien sólo debe reportar al presidente y no está sometido siquiera a las leyes estatales de Río. Ya hubo denuncias públicas contra el Ejército por violar los DDHH en los “fichajes” a los habitantes de las favelas y a menores.

¿Qué hay detrás del endurecimiento del régimen?

En realidad, este endurecimiento del régimen -que desde su inicio desconoce las garantías constitucionales mínimas- por parte de Temer se debe a la necesidad de la burguesía de ese país de disciplinar la resistencia popular e imponer por la fuerza el ajuste social y las leyes antiobreras, como la reforma previsional (que ya enfrentó paros, cortes de rutas, y masivas movilizaciones y que aún no fue aprobada).

La derechización de los gobiernos en Latinoamérica obedece a los mandatos de las multinacionales, que pretenden aplastar a las masas, avanzar sobre nuestros derechos laborales, precarizar nuestras condiciones de vida y saquear las riquezas naturales.

Cuando las leyes no alcanzan, la burguesía se sale del Estado de derecho

La democracia burguesa usa a sus jueces para perseguir y condenar luchadores como forma de disciplinamiento social. Sus políticos son los primeros en erigirse como defensores del orden burgués cuando arrecian las protestas.

Pero son los primeros en pisotear sus leyes y usar la represión lisa y llana cuando se proponen hundir al pueblo en la miseria, gastando millones en armar a sus fuerzas represivas para que metan bala. En Brasil, las operaciones policiales son cada vez más violentas. Hace poco pudo verse a helicópteros de policía disparando a los habitantes de una favela.

Para imponer sus medidas antipopulares, la burguesía brasilera y Temer empujan a un Estado de excepción: el ajuste que necesitan no pasa sin represión. Y lo de Río de Janeiro puede ser un laboratorio para llevar luego a todo Brasil.

Desde el PRC Voz Obrera nos solidarizamos con la clase trabajadora y el pueblo pobre de Rio y de Brasil. A su vez, exigimos el inmediato cese del Estado de excepción con el que pretenden someter a los millones que se manifiestan en las calles contra las medidas antiobreras que los gobiernos -empleados de las multinacionales- nos quieren imponer.

Sólo la clase obrera con un programa socialista puede sacar verdaderamente a Brasil de la crisis y la pobreza.

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