Primer artículo: A 100 años de la muerte del revolucionario Iákov Mijáilovich Sverdlov

Hace 100 años, un 16 de marzo de 1919, fallecía Iákov Mijáilovich Sverdlov. Quizás para las nuevas generaciones de militantes revolucionarixs sea un nombre totalmente desconocido. Sin embargo, su destacada y decisiva participación antes, durante y después de la toma del poder por parte de la clase obrera en Rusia, lo pone como uno de lxs dirigentes más importantes de aquella gesta revolucionaria histórica, a la altura de Lenin, Trotsky, Kollontai, Krúpskaya y demás revolucionarixs. En este primer artículo de tres que haremos sobre su vida vamos a recorrer los primeros años (1900-1905) de la intensa militancia de este bolchevique, esperando que el rescate de su ejemplo sirva para la actividad revolucionaria presente.

Memoria y reivindicación

Conocer la vida de Sverdlov como revolucionario es también conocer la historia viva del partido bolchevique, de aquellxs militantes de carne y hueso, de muchos y muchas que no escribieron libros, que no realizaron gestas heroicas y hazañas increíbles, pero que, sin dudas, sus vidas y comportamientos son toda una guía de cómo deben actuar lxs militantes de una organización revolucionaria.

No es casual que el nombre de Sverdlov y lo que representa se encuentren en el olvido. La consolidación de Stalin en el poder tuvo como principal objetivo borrar de la historia toda referencia al bolchevismo y a lxs bolcheviques, entre ellxs a uno de sus principales dirigentes, Iákov Sverdlov.

Es por eso que nos proponemos hacer este recorrido por su vida militante, y con ello nuestra reivindicación al partido que dirigió la revolución socialista más importante en la historia de la humanidad, el partido bolchevique.

Al decir de Trotsky[i]: “La vida de este hombre notable, en todos sus detalles, debe convertirse en la posesión de todo obrero y campesino ruso, y no sólo de los rusos. Aquí sólo diré que el camarada Sverdlov procedía de una familia de trabajadores y que era trabajador en su juventud. Hizo su camino hacia la luz y el conocimiento, y a los puestos más responsables en el movimiento obrero y en la Rusia soviética, a través de un trabajo obstinado y una fuerza de voluntad intensa. Mientras que casi todos los demás compañeros que ahora llevan a cabo un trabajo muy responsable a la cabeza del país soviético pasaron largos años en la emigración, vivieron en Europa, participaron en sus luchas políticas y se enriquecieron de su experiencia, el camarada Sverdlov vivió y trabajó, sin interrupción, dentro de Rusia, durante los años más opresivos de la contrarrevolución. En este sentido, él era el más ‘arraigado en el suelo’ de nuestros principales ejecutivos. Sólo porque no emigró, su nombre, envuelto por las condiciones del trabajo clandestino, permaneció completamente desconocido en círculos anchos antes de la revolución. Pero tan pronto como las cadenas del Tsardom habían sido aplastadas y el movimiento obrero se había hinchado en un río ancho, Sverdlov de inmediato, naturalmente y sin esfuerzo, subió a la cima y fue visto por todos como una de las figuras más valiosas y sólidas en nuestra revolución”.

Los orígenes del revolucionario

Iakóv nació en Nizhni Novgorod (Ciudad Nueva de Abajo), ciudad que tras la revolución pasará a llamarse Gorki (en referencia al político y escritor Máximo Gorki quien había nacido allí).

En Nizhni Novgorod, a fines del siglo XIX y principios del XX, se desarrolló con fuerza uno de los principales polos industriales de la Rusia Zarista, el de lxs astillerxs de Sormovo (lugar que se encontraba a las afuera de la ciudad).

Pronto lxs obrerxs de la construcción de barcos reconocerán las pésimas condiciones en las que encontraban y unirán fuerzas en la lucha por sus derechos, haciendo de Sormovo el centro político de la agitación y el movimiento revolucionario.

El zarismo creía que Nizhni Novgorod era una ciudad segura y con frecuencia enviaba a revolucionarixs a cumplir su exilio en este lugar, por lo general estudiantes que habían sido detenidxs en manifestaciones. Sin embargo, la presencia de estxs exiliadxs allí no hizo más que potenciar la organización de lxs trabajadorxs, organización de la que Sverdlov no estaría ajeno.

Durante los primeros meses de 1900, cuando cursaba el colegio secundario, se enteró del movimiento revolucionario por medio de la agitación y los materiales que se repartían allí. Pronto se dispondrá a entrar en contacto con el mismo.

Pero ante la muerte de su madre, Iákov tuvo que dejar sus estudios y mudarse a Kanavino, donde comenzó a trabajar como ayudante en una farmacia. Allí comenzó su primera militancia, aunque aún no orgánicamente, organizando su primer círculo de lectura junto a sus compañerxs.

Así relata la experiencia Klavdiya Sverdlova, compañera de Sverdlov: “Se quejó abiertamente y sin temor a su empleador por las largas horas, el trabajo agotador, el salario miserable y la mala comida; eso era algo nuevo para sus compañeros de trabajo. Los despertó y los defendió, sin permitir que la injusticia con ellos o con él pasara sin ser mencionado. Su empleador no tomó con amabilidad el comportamiento de su joven aprendiz ingobernable y, luego de otro desacuerdo, Iákov se encontró en la calle. Tenía quince años. El trabajo regular era difícil de conseguir, pero se ganaba la vida entrenando a los niños más pequeños, copiando las líneas para los actores y leyendo las pruebas.

Mientras aún estaba en Kanavino, dos cosas habían cambiado el curso de su vida: su contacto íntimo diario con los trabajadores y su descubrimiento de que el farmacéutico auxiliar era un socialdemócrata, el primero que conoció.”[ii]

La militancia revolucionaria

Con 16 años, en 1901, se une al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) y comienza la militancia clandestina en su ciudad, Nizhni Novgorod. Distribuye panfletos y volantes del partido, organiza reuniones secretas en la casa de su familia (donde vivía).

Su padre tenía un pequeño taller tipográfico, el cual era utilizado también para la labor revolucionaria. Allí se armaban sellos del partido, sellos para pasaportes y también la prensa clandestina. Ese lugar sirvió de refugio para muchxs trabajadorxs que debían esconderse de la policía. Pese a su gran actividad el lugar jamás fue descubierto por los servicios.

Por estos meses, Lenin, junto a otrxs revolucionarixs, publicarán el primer número de ISKRA (La Chispa), un periódico centralizado que sería una pieza clave para la cohesión y formación de la militancia del POSDR.

El 7 de noviembre de 1901, luego de un intento de expulsar a Máximo Gorki de su ciudad (Gorki era un referente importante para la juventud rebelde por sus escritos en contra del régimen), una manifestación popular se movilizó por las calles de la ciudad para impedirlo, aunque no lo lograron, y llegaron hasta la plaza central del pueblo e impidieron ser arrestadxs por la policía.

Sin embargo, Sverdlov junto a otrxs compañerxs fueron marcadxs como agitadorxs y un mes después era detenido. Con 16 años pasó unos días en prisión acusado de ser uno de lxs cabecillas del movimiento. Su nombre aparecerá por primera vez en ISKRA, en un informe sobre las detenciones. Fue una de las primeras manifestaciones populares en contra del zarismo.

El compromiso y la militancia de Sverdlov hicieron que asumiera cada vez más responsabilidades. Aparte del trabajo de distribución, la elaboración de los sellos y la prensa, el partido le encargó una nueva tarea: tomar a cargo la propaganda política de lxs obrerxs de Sormovo.

Al intensificar su militancia en el seno de la clase obrera de Sormovo, siendo uno de lxs organizadorxs de la manifestación del 1ro de mayo de 1902, Malish (el niño), como lo apodaba la policía, sería también blanco de la Ojrana (policía secreta zarista).

Siendo atrapado y encarcelado nuevamente, en esta oportunidad durante dos semanas, fue reconocido como uno de lxs organizadorxs principales de Sormovo y de las manifestaciones que allí se impulsaban. En el juicio por la manifestación del 1ro de mayo seis obreros astilleros fueron condenados al exilio en Siberia.

La represión y la vigilancia policial a través de espías se hicieron comunes contra lxs obrerxs, lo que hizo comprender a Sverdlov también la necesidad de endurecer los hábitos de seguridad para resguardar el trabajo revolucionario que se venía realizando en la industria más importante de la ciudad.

Por sugerencia suya, el partido ubicó una imprenta clandestina en el barrio de lxs trabajadorxs de Sormovo, lugar en el cual la policía no se sentía tan segura. Así, el partido logró reorganizarse y sentar las bases que darían fruto a nueva camada revolucionaria, la de lxs obrerxs de vanguardia.

El revolucionario profesional

            En un discurso pronunciado en memoria del revolucionario Sverldov se decía sobre él: “… en los comienzos mismos del siglo XX, el camarada Sverdlov aparecía ante nosotros como el tipo más acabado de revolucionario profesional, como un hombre que había roto enteramente con su familia, con todas las comodidades y todos los hábitos de la vieja sociedad burguesa, como un hombre entregado en cuerpo y alma a la revolución, y que durante muchos años e incluso décadas, al pasar de la cárcel al destierro y del destierro a la cárcel, cultivó esas características que templaron revolucionarios durante muchos, muchos años.

            Pero este revolucionario profesional jamás, ni por un minuto, perdió contacto con las masas. Cuando las condiciones del zarismo lo condenaron, como a todos los revolucionarios de su tiempo a desarrollar una actividad fundamentalmente ilegal, clandestina, también en ese medio clandestino e ilegal, el camarada Sverdlov marchó siempre hombro a hombro, mano a mano con los obreros de vanguardia que, a comienzos del siglo, comenzaban a ocupar el lugar de la anterior generación de intelectuales revolucionarios.”[iii]

Para 1903, después de la separación entre Bolcheviques y Mencheviques en el II Congreso del POSDR, fue uno de lxs más firmes militantes de la línea leninista.

Enviado por decisión del Comité del Norte, que dirigía a las organizaciones bolcheviques del Alto Volga a la ciudad de Kostroma, se encargó durante todo 1904 de organizar uno de los centros textiles más importantes del país, con 12.000 obrerxs en una ciudad de 40.000 habitantes.

Detalla su compañera Klavdiya Sverdlova su trabajo en Kostroma: “Con su afán y determinación característicos, comenzó estableciendo grupos revolucionarios en las fábricas y proporcionando a los trabajadores literatura política. Reunió a los estudiantes locales socialdemócratas y los formó como agitadores políticos. Les dio a leer los trabajos de Lenin y destacó especialmente el valor del desarrollo del capitalismo en Rusia. Su siguiente objetivo era establecer una prensa clandestina y también envió agitadores bolcheviques para dirigirse a los trabajadores en cada oportunidad. A fines de 1904, la organización del Partido Kostroma era manifiestamente más enérgica y efectiva que antes.”[iv]

Durante aquellos años los arrestos por conspiración eran muy comunes. Durante todo 1903 y 1904 Iákov logró escapar de los arrestos, redoblando su seguridad, y siguió con su trabajo clandestino organizando células obreras, ediciones de prensas y volantes clandestinos, y recaudando fondos para mantener el trabajo ilegal.

Pero para 1905 la situación se volvió insostenible, la policía central le pisaba los talones, había descubierto su paradero. Pasó por varias ciudades del Alto Volga hasta que, en febrero, por órdenes del Comité Central, se instaló en Kazán.

Formó parte del comité de esa ciudad bajo el seudónimo de Andréi y su actividad política hizo que fuera uno de lxs oradorxs más populares entre lxs estudiantes y un referente del partido entre lxs trabajadorxs de la ciudad.

Preparó también a lxs obrerxs y dirigentes del partido para una posible insurrección que había sido evaluada en el III Congreso del partido (abril-mayo de 1905).

Dejará Kazán y será enviado a Ekaterimburgo para organizar a lxs trabajadorxs de los Urales.

La revolución de 1905

Llegó a la ciudad de Ekaterinburgo, en la zona de los Urales, para fines de septiembre. El auge del movimiento obrero venia en alza desde enero cuando las tropas zaristas reprimieron en las puertas del Palacio de Invierno, en San Petersburgo, una enorme movilización de obrerxs y campesinxs, hecho conocido como el “domingo sangriento”. Esto desató una serie de huelgas y protestas en toda Rusia que culminarían en la primera revolución, caracterizada por Lenin como un ensayo revolucionario.

Durante todo octubre y noviembre, Sverdlov se enfocó en la organización y la capacitación para la agitación y la propaganda tanto de obrerxs como estudientxs, formó destacamentos armados, fundó y dirigió el Consejo de Diputados Obreros de Ekaterimburgo (Soviet). Durante aquellos meses pasó por todas las fábricas, los talleres y los pueblos de la ciudad agitando con su oratoria las consignas revolucionarias. Era, al decir de Lenin, un verdadero tribuno del pueblo.

En diciembre de ese mismo año fue elegido para participar en la conferencia del partido a la que finalmente, por la huelga ferroviaria, no pudo asistir. Sin embargo, camino a la zona de los Urales, pasó por Moscú donde la insurrección obrera estaba llegando a su fin.

De camino a los Urales (ya era miembro del Comité Central de esa región), le llegó la noticia de que las fábricas de cañones del estado en Motovilikha, en la ciudad de Perm (la fábrica más importante de los Urales), se había declarado en huelga el 9 de diciembre de 1905 respondiendo a la convocatoria del comité del partido de la ciudad de Perm, que había llamado a todas las fábricas a unirse a la huelga general.

Lxs obrerxs en Motovilikha combatieron intensamente durante dos días antes de ser derrotadxs, mientras en Moscú el zarismo ya había logrado derrotar la insurrección.

Las consecuencias para la clase obrera y para el partido fueron tremendas: encarceladxs, deportadxs, y regiones enteras quedaron desconectadas entre sí. Se necesitaba nuevamente y en forma urgente la reorganización del partido, ahora bajo una situación aún más represiva.

Enviado de Ekaterimburgo, donde la policía lo buscaba incesantemente, a la ciudad de Perm, bajo el seudónimo de Mijálych, Sverdlov iba nuevamente a sentar las bases junto a otrxs revolucionarixs de una organización centralizada y firme que pudiera soportar los próximos años de reacción: “Alrededor de 25 representantes de RSDLP asistieron: de Perm, Ekaterinburg, Nizhni Tagil, Ufa, Vyatka, Tyumen y otros lugares. No podía estar allí, pero luego escuché a los delegados que Sverdlov había dirigido la conferencia. Había presentado casi todas las mociones aprobadas, basadas en principios leninistas y acusadas de un espíritu bolchevique militante, que tuvo un efecto inmenso en las actividades del Partido local y sirvió de guía para nuestros agitadores y propagandistas. Incluso los siguientes años de reacción no pudieron romper la fuerte organización bolchevique que surgió de esa conferencia”.[v]

Su actividad en Perm se iba a truncar cuando, en junio de 1906, la policía finalmente logró arrestarlo. La prisión y el destierro, lo cual desarrollaremos en el siguiente artículo, fueron también una enorme escuela de aprendizaje para este gran revolucionario.

[i] León Trotsky, Y. M. Sverdlov, Obituario 17 de marzo de 1919, Sasovo.

[ii] K. T. Sverdlova, Iakov Mikhaylovich Sverdlóv (Editores del progreso 1981).

[iii] Discurso en memoria de I. M. Sverdlov en la sesión extraordinaria del CEC de toda Rusia, 18 de marzo de 1919, Pravda n° 60 marzo de 1919. Incluido en las obras completas de Lenin tomo XXX versión de editorial Cartago.

[iv] K. T. Sverdlova, Iakov Mikhaylovich Sverdlóv (Editores del progreso 1981).

[v] K. T. Sverdlova, Iakov Mikhaylovich Sverdlóv (Editores del progreso 1981).

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