Las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) finalmente develaron el misterio: el gobierno de Mauricio Macri perdió apoyo electoral de forma abrumadora, quedando en un escuálido 32% frente al 47% del candidato del Peronismo Alberto Fernández.
Derrota electoral y ratificación del rumbo económico
La semana arrancó con un lunes negro. Una nueva devaluación del peso, la continuidad de la pulverización del poder adquisitivo del salario, un desplome de la bolsa y un aumento del riesgo país. Este cuadro económico está siendo propiciado por el propio gobierno, que en la voz del presidente de la nación Mauricio Macri amenazó que, si en octubre gana el peronismo, la devaluación va a ser aún peor. Con la situación económica incendiada, en la mañana de hoy miércoles, Macri dio una conferencia de prensa como manotazo de ahogado para volver sobre sus propios pasos extorsivos del lunes. Una maniobra inútil. Aquí anunció algunas medidas de emergencia como forma de aplacar los ánimos y, en sus propias palabras, «garantizar la gobernabilidad»: 2 mil pesos de bono máximo para trabajadores (¡y 5 mil para las fuerzas policiales! …es claro como piensan garantizar la gobernabilidad), cobros extra de la AUH, congelamiento de precios de las naftas por 90 días, entre las principales. Muy tardíamente el gobierno parece leer que la población también vota con el bolsillo y no solo por campañas de redes sociales. Estas medidas son apenas un parche, si se tiene en cuenta la inflación que se espera cuando esta nueva devaluación se vuelque a los precios en las góndolas.
La derrota del gobierno del domingo fue contrastada con una amenaza por parte del propio gobierno de que se vienen más calamidades económicas, sin decir, desde luego, que la situación de la economía es crítica por las propias políticas del gobierno. Este rumbo se sigue manteniendo firme. De aquí a diciembre son cuatro largos meses en los que el gobierno puede aún hacer más daño del que ya viene haciendo.
El domingo se expresó claramente un contundente voto contra las políticas del gobierno, un voto para parar el ajuste. Pero se expresó en el peronismo, que son los que han garantizado la gobernabilidad del ajuste durante todos estos años, en ambas cámaras y en las gobernaciones.
El resultado electoral, según Macri, funciona como disparador de la devaluación y del derrumbe de la bolsa, lo cual desde ya no logra revertir ninguna de las penurias que padecemos las y los trabajadores, sino que las agrava. Por eso mismo, seguir esperando al recambio electoral por parte de la clase trabajadora puede ser suicida.
Ante el terrorismo financiero, movilización obrera
Los grupos económicos pretenden condicionar la asunción del nuevo gobierno mediante el terrorismo financiero que están llevando a la práctica -pacto que Macri avala-.
Ante este panorama, desde la clase trabajadora ocupada, desocupada, la juventud, las mujeres y los movimientos populares en general debemos condicionar la transición y el proceso electoral por medio de un plan de acción con movilizaciones, huelgas y piquetes para frenar el ataque al salario y forzar a Macri a que desista de su ataque a las condiciones de vida de la población o renuncie en forma inmediata.
La pasividad, la espera y quietud por parte de las conducciones sindicales, piqueteras y de los diferentes movimientos populares sólo favorece a los grandes grupos económicos que quieren imponer la agenda del FMI y el imperialismo a toda costa.
Desde el Partido por la Revolución y el Comunismo – PRC venimos advirtiendo que un nuevo gobierno peronista asume condicionado por la agenda de la burguesía, de los banqueros, de los patrones industriales y los terratenientes. Dejar que sigan haciendo sus ganancias a costa de nuestras condiciones de vida es un crimen por parte del peronismo. Hablar de la pesada herencia de Macri pero evitar la convocatoria a asambleas y plenarios intersindicales que debatan la grave situación del país y puedan votar un plan de lucha para frenar los ataques del gobierno, nos desarma aún más como clase para imponer una agenda opuesta al capital.
La actual coyuntura pone de manifiesto con crudeza que nuestros destinos y penurias están sujetos a los vaivenes del capital y de las disputas entre capitalistas para obtener mejores condiciones para garantizar sus ganancias. Frente a este escenario, los anuncios de hoy son totalmente insuficientes. Entre tantas otras necesidades, es urgente un plan de lucha para conquistar algunas medidas de emergencia:
– Recuperar todo el poder adquisitivo perdido de las jubilaciones y los salarios.
– Conquistar un aumento inmediato de todas las asignaciones familiares y del salario mínimo vital y móvil.
– Derogar todas las reformas privatistas en salud, educación y obra pública.
– Nacionalizar los bancos para detener la fuga, los golpes de mercado y el terrorismo financiero.
– Estatizar todas las fábricas que hayan cerrado y ponerlas a producir bajo gestión obrera.
– Desarrollar un plan de obra pública de viviendas populares e infraestructura para generar empleo.
Estás medidas, necesarias para apagar el incendio económico y social actual, requieren que la clase trabajadora, el conjunto de lxs oprimidxs y explotados nos pongamos en pie de lucha, requieren de la construcción de poder obrero para expropiar a los explotadores, para que la producción de riquezas sea puesta en función de las necesidades sociales y no de la ganancia capitalista.
Con esta perspectiva, a los y las compañeras trabajadoras que han votado contra el gobierno de Macri, los llamamos a no quedarnos pasivamente viendo cómo los poderosos culminan un proceso de saqueo y presionar y exigir sobre sus direcciones sean éstas políticas o sindicales para salir a la calle.
¡Solo la movilización obrera y popular puede frenar el robo y el ajuste!