Hace ya unas semanas, el Ministro de Economía Guzmán presentó una propuesta de reestructuración de deuda a los bonistas. Frente a esto, se conoció un comunicado de un grupo de referentes feministas que no sólo apoyó el pago de la deuda, sino que además lo hizo en nombre del feminismo. Así, en el movimiento verde se vienen abriendo dos caminos sobre las cuales nos gustaría debatir.

La única verdad es la realidad
Hace unas semanas el gobierno de Alberto Fernández a través de su ministro de Economía Martín Guzmán presentó una propuesta de reestructuración de una parte de la deuda externa argentina a los bonistas, legitimando la usura internacional.
Sobre la deuda, decir aquí que el gobierno de Alberto Fernández ha expresado en varias ocasiones que la Argentina “no podía seguir pagando su deuda”. Sin embargo, la única verdad es la realidad.
El gobierno continúa pagando la deuda usurera contraída por Macri y por la burguesía trasnacional y nacional, puesto que “(…) La reestructuración que ahora propone el gobierno argentino, por 68.000 millones de dólares, es sólo una parte de la deuda que Argentina tiene con prestamistas extranjeros. Es decir, las deudas que reclaman el FMI, el Banco Mundial, el BID, se siguen pagando”.
Además recordemos que el pasado 31 de marzo, el gobierno pagó vencimientos por 320 millones de dólares al FMI en concepto de intereses, recursos que sin duda se le arrebatan al pueblo trabajador y en particular a las mujeres, disidencias y niñes, en detrimento de derechos, trabajo, salud, educación, vivienda y alimentación.
La contracara de los millones que se fugan al exterior en concepto de deuda se puede ver clarito, por ejemplo, en los $11 que se destina actualmente por mujer por año para combatir la violencia de género, o bien en la precarización de las trabajadoras de la salud (que son mayormente mujeres), o en el caso de las compañeras de la línea 144, quienes denuncian no contar siquiera con los insumos mínimos de cuidado en medio de la pandemia.
La solicitada en apoyo del pago de la deuda externa
Esta propuesta hecha a los bonistas por parte del gobierno ha recibido el apoyo de un grupo de feministas, solicitada mediante, posicionamiento que se choca de lleno con la principal consigna levantada -luego de arduas semanas de debate colectivo- el último 8 de marzo, día internacional de lucha por los derechos de las mujeres: “La deuda es con nosotras, no con el FMI”.
Es que ocurre que un sector del movimiento feminista -peronista y afines al gobierno- es poco respetuoso del movimiento de lucha y bastante antidemocrático, lo cual se ve a las claras en la solicitada pública que sacó en nombre del amplio movimiento feminista, rompiendo de este modo -y no es la primera vez- todos los acuerdos preexistentes construidos colectivamente.
En dicho comunicado expresan que la oferta gubernamental es “razonable y realista”, considerando “que la propuesta elevada por el gabinete económico es adecuada para iniciar un camino de crecimiento y de disminución de las desigualdades presentes en nuestra sociedad.»
Quizás lo sea para ellas -personas acomodadas-, eso de razonable y realista este pago. Claramente no ven las cuerpas que salen a changuear, a tomar trabajos precarizados, devaluados, para volver a casa a seguir trabajando de forma gratuita en las tareas de cuidado, todo para seguir sobreviviendo.
Por consiguiente, con este apoyo continúan reproduciendo lógicas patriarcales de imposición y autoritarismo que siempre repudiamos.
Integración o lucha independiente
El feminismo viene hace tiempo transitando un debate y hay dos caminos.
Ante la realidad de las mujeres y disidencias que no ha cambiado sustancialmente, están quienes han decidido integrarse al gobierno y a su estrategia política, y están quienes siguen levantando bien fuertes nuestras demandas, incluso saliendo a las calles en el marco de la pandemia.
Nosotras, como feministas revolucionarias que luchamos por el socialismo, no aceptamos hundir aún más en la pobreza a la clase trabajadora. Jamás estaremos del lado de quienes nos oprimen y matan de hambre.
Ya lo dijimos el pasado 8 de marzo en todas las calles del país: la deuda es con nosotras, con las lesbianas, trans, travestis y el pueblo laburante, no con el FMI.
La marea feminista no puede negociarse en las mesas del poder mundial. Si van a respaldar políticas anti pueblo, no lo hagan en nuestro nombre. Por eso, seguiremos en las calles exigiendo:
- Impuesto ordinario a las grandes fortunas.
- No al pago de la deuda. Fuera el FMI.
- Emergencia nacional en violencia de género ya! Con presupuesto real para combatir la violencia machista.
- Política urgente de exclusión de los agresores. Apertura de hoteles, refugios y viviendas ociosas para mujeres y disidencias en situación de violencia.
- Condiciones laborales acordes e insumos necesarios para sobrellevar la actual situación de crisis sanitaria para las trabajadoras de la línea 144 y todas las trabajadoras de diversos organismos que atienden casos de violencia de género.
- ¡Aborto legal, seguro y gratuito!
- Separación ya de la iglesia y el Estado.