En el balotaje no había elección favorable y nos empujaron a “optar” por dos postulantes que no representan nuestros intereses.
Los tiempos que viene serán duros para nosotros. La crisis mundial tiende a profundizarse y la clase dominante a nivel local busca profundizar el ajuste, con devaluación, despidos, suspensiones, aumento de precios, etc.
Entonces, ¿todo está perdido? Claro que no. Las trabajadoras y trabajadores tenemos que conectarnos con lo mejor de nuestra historia.
La unidad construida en las asambleas populares, en los movimientos de trabajadores desocupados, en los centros culturales de los barrios, en las huelgas de fábrica y generales, en la recuperación sindical de las comisiones internas y seccionales, en la ocupación de las fábricas que cierran, son parte de la rica experiencia de organización de nuestra clase, que nada tiene que ver con el PRO, la UCR o el FpV.
Debemos cuidarnos de que no nos ganen la cabeza: los ocupados no somos enemigos de los desocupados, de los pobres, de los que reciben un plan. Nos quieren hacer creer que ese sector es el que nos impide vivir dignamente, y no es así. Todos somos hermanos de clase: mientras que unos trabajan 9 o 10 horas, otros no trabajan porque no le dan lugar en esta sociedad.
Son los empresarios, que ganan millones a costa del laburo de muchos y la desocupación de otros, los que nos niegan a todos la posibilidad de una vida digna. Debemos combatir ese discurso que busca enfrentarnos entre nosotros.
Ahora que hay un gobierno bien gorila, debemos estar atentos y no cometer los errores de siempre. Muchas veces nuestra clase optó por seguir a tal o cual dirigente peronista que posaba de combativo u opositor, y con el tiempo ese dirigente terminó siendo o apoyando a un gorilón, y nos entregó en bandeja.
Esta vez tenemos que confiar en nuestra propia fuerza y construir un frente de lucha propio, que no busque quedar bien con ningún bloque patronal.
Tomando como ejemplos la heroica lucha de los aceiteros, de los choferes de la 60, de los obreros de Cresta Roja, el coraje de los periodistas de La Nación, conectarnos con lo mejor de nuestra historia para unirnos y levantar un frente de lucha de la clase trabajadora que defienda los derechos y vaya por más, que le ponga una barrera al plan de ajuste de patrones y gobiernos, con aval de la burocracia sindical, y que empiece a mostrar una política propia para gobernar el país.
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