Las patronales y el gobierno instrumentan despidos para atemorizar y disciplinar a la clase trabajadora. Buscan, así, seguir desplegando el ajuste sobre el pueblo trabajador, vía tarifazos, inflación y techos salariales, mientras hacen todo lo que pueden para incrementar sus ganancias.

Las negociaciones paritarias se desarrollan mientras el gobierno y las patronales instrumentan miles de despidos en el sector público y privado, y mientras empujan a cada vez más trabajadores a la pobreza. Las estimaciones de despidos oscilan entre los 40.000 y los 100.000. Y la pobreza, según la UCA, ya supera el 34% de los trabajadores.

En este marco de crisis capitalista y de avanzada sobre los trabajadores, el gobierno de Macri es claro en su política salarial hacia la clase obrera. Todavía resuenan las palabras, a modo de amenaza, de su ministro de economía Prat Gay: “Cada paritaria discute lo que puede discutir. Me parece que acá no es solamente la dimensión del salario sino también cuidar el empleo. Cada sindicato sabrá dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar empleos a cambio de salarios.”.

Con esos lineamientos, el gobierno de Cambiemos avanza sobre nuestra clase, pisoteando los salarios reales, que se deprecian cada vez más con la inflación permanente, los tarifazos y los topes salariales.

Las conducciones sindicales burocratizadas ya preparan ese cambio. Entregarán los salarios argumentando que es la forma de proteger el empleo. Ya hemos asistido a estas entregadas en 2008/09 cuando aceptaban las suspensiones de miles de trabajadores, con días no pagos, argumentando que era el mal menor.

Los trabajadores no podemos ceder a las extorsiones de los patrones y las agachadas de la burocracia sindical.

Debemos seguir el ejemplo de los trabajadores estatales que protagonizaron una importantísima jornada de lucha contra los despidos, el ejemplo de los obreros aceiteros que plantean un salario del orden de los $20.000, acorde al costo de la canasta familiar.

La única forma de conquistar nuestras demandas es haciéndonos fuertes, organizándonos mejor. Y salir a pelear por un salario igual a la canasta familiar, para detener los despidos y recuperar los puestos de trabajo.