El caso de Karen Arias y la lucha por el “Ni una menos”

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El 21 de abril de 2015, Karen Arias, una adolescente de tan sólo 16 años, fue asesinada de un disparo en su rostro por su novio, Facundo Rodríguez. Luego de meses intensos de visibilización del caso, la familia de Karen logró instalarlo en la agenda judicial con el apoyo del SUTEBA Matanza y de organizaciones sociales y políticas.

Es en este marco de incansable lucha por parte de la familia que el pasado lunes 4 de julio comenzó el juicio en el Tribunal Oral Criminal N°3 de La Matanza, que duraría apenas dos semanas. En primera instancia, la pelea era cambiar la carátula del caso de “Homicidio Agravado por el Vínculo” a “Femicidio”, ya que era claro que el deceso de Karen había sido producto de la existencia y persistencia de un círculo de violencia de género, iniciado hacía ya tiempo.

Si bien esta pelea no se ganó, ya que la justicia planteó no tener pruebas contundentes del vínculo entre Karen y Facundo, en esa primera audiencia Facundo admitió y confesó haber sido el autor del asesinato de Karen. Es así como el miércoles 13 de julio, Facundo Rodríguez es acusado del asesinato de Karen y condenado a 24 años de prisión por ello.

La resolución de este caso con la condena del culpable es un dato para remarcar y resulta como paliativo del dolor que viene sobrellavando la familia de la adolescente. Pero sería importante que fuera tomado como un nuevo alerta para que no existan más casos de violencia de género y femicidios. Así lo plantean la mamá y la hermana de Karen cuando afirman que la difusión de este caso puede ayudar a evitar más muertes y que hay que estar atentos ante cada señal de violencia.

Claro está que la problemática de la violencia de género es un problema intrínseco e inherente a la reproducción de un sistema de explotación y dominación que utiliza la violencia en todas las esferas sociales para poder continuar su dominio. Claro está que este sistema de explotación y dominación se hace de diversas herramientas para fundamentar su accionar y ejercer la opresión y la explotación de la clase trabajadora con mayor precisión. En este caso, se sirve del patriarcado, que dictamina, en todos los sentidos, el rol que debe tener y cumplir la mujer para ser “incluida” (oprimida y explotada) en este sistema.

En este sentido, planteamos que al capitalismo y al patriarcado debemos voltearlos juntos, porque entendemos que es  la única forma de terminar con la violencia de género en todas sus formas. Este es un camino que la clase trabajadora en su conjunto debe tomar para emanciparse.

Aún dentro de este sistema de explotación, el sistema capitalista, y siempre bregando por su caída, debemos exigir al Estado que se haga responsable y que estos casos no se repitan, que exista una política seria de protección a las mujeres, de prevención, que provea espacios donde las mujeres puedan asistir en caso de sufrir violencia, con refugios seguros y reales, con equipos de trabajo en las escuelas, en los barrios. En definitiva, que se destine un presupuesto suficiente para la efectiva erradicación de la violencia de género.

En nuestras manos queda que el Ni Una Menos no sea sólo una jornada sino que sea una consigna de lucha a ser levantada en cada espacio donde nos organicemos y pronunciemos.

Romina Silvero, Presidenta del Centro de Estudiantes del ISFD N° 88 Paulo Freire y militante del PRC.

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