“(El Estado) …la «fuerza especial de represión» del proletariado por la burguesía, de millones de trabajadores por un puñado de ricachos, debe sustituirse por una «fuerza especial de represión» de la burguesía por el proletariado (dictadura del proletariado).”
Lenin, “El estado y la revolución”
La desaparición forzada de Santiago Maldonado expone con toda claridad el carácter y el rol del Estado capitalista.
No sólo el hecho de la desaparición en sí misma, sino todo el andamiaje previo y posterior, es decir, toda la política gubernamental, el accionar de las fuerzas represivas, el discurso mediático, la actividad de la “justicia”…
Todo da cuenta del carácter burgués, de clase, y del rol esencialmente represivo, de coerción y control, del Estado capitalista.
La apropiación de tierras por la gran burguesía en el sur, la represión al pueblo mapuche, el encarcelamiento de sus dirigentes, la censura y el desprestigio de sus reclamos en los medios masivos de comunicación, la represión y las detenciones en las movilizaciones que exigían la aparición con vida de Santiago, el rol de jueces y fiscales en los tribunales… son una lista incontestable de que el Estado defiende al capital.
Hoy, lo gestionan los Macri, ayer fueron los Kirchner.Sin embargo, más allá de los gobiernos, la política represiva es, en última instancia, la misma.
Las desapariciones (política exacerbada de la represión estatal) no son patrimonio exclusivo de las dictaduras militares, sino, también, de la democracia representativa, la mejor envoltura que usa la burguesía para esconder la dictadura de clase.
Hoy reclamamos al gobierno la aparición con vida de Santiago Maldonado, como ayer la de Julio López, Luciano Arruga, Daniel Solano… y más atrás la de los 30.000.
La desaparición de Santiago Maldonado le erizó la piel y movilizó en las calles a cientos de miles, porque revivió lo más descarnado de la represión estatal.
Sin embargo, la clase trabajadora, el pueblo pobre en general, conoce y padece a diario la persecución, el control, el amedrentamiento, la represión de la gendarmería y de todas las fuerzas represivas, que se mantienen intactas tras uno y otro gobierno capitalista, en esta sociedad dividida en clases y con un Estado que, gobierne quien gobierne, está ahí para sostener como sea este orden social vigente al servicio del poder.