La política de ajuste no tiene signo político. Es principalmente del gobierno de Macri, pero también es llevada adelante en cada provincia por cada gobernador. Lo mismo sucede con la política de represión y el gatillo fácil por la espalda, que va desde CABA a Formosa, pasando por Río Negro y Tucumán.
Por una salida política de fondo
Luego de las jornadas de lucha del 14 y 18 de diciembre, podemos sacar algunas conclusiones importantes: la clase trabajadora tiene una fuerza enorme para enfrentar el plan de ajuste; el gobierno no es tan fuerte como se muestra, y la lucha hoy debe ser general, del conjunto de las y los trabajadores.
El gobierno se debilita con nuestra movilización
Con las masivas movilizaciones de fin del año pasado se coronó un proceso de acumulación de resistencias que hasta ese momento eran dispersas.
Un objetivo común para la clase: enfrentar el saqueo a las jubilaciones y beneficiarios de AUH. Un escenario común: el Congreso de la Nación, donde todos los partidos del régimen bailaron el baile del gobierno. Una estrategia común: movilizar para enfrentar a las fuerzas represivas que custodian la cueva de ladrones.
En ese proceso, el gobierno salió golpeado y perdió un poco de legitimidad entre la sociedad; lo mismo el peronismo, que fue en los hechos el garante de que funcione el Congreso y se apruebe el robo.
Generalizar las luchas contra el gobierno
Al movilizarnos como clase con un objetivo común, no sólo ganamos en masividad, ganamos también en perspectiva política.
Cada una de las luchas que están en curso por sector se ven potenciadas y unificadas si hay un reclamo conjunto. Así, lo que se cuestiona no es tal o cual situación particular de despidos, aumento de salarios o defensa de convenio, lo que se impugna es la política del gobierno y las patronales en su conjunto.
Por eso, debemos darnos un programa común como clase, que no vaya a la cola del peronismo, sino que sea propio de las y los trabajadores, y que plantee la huelga general y una salida política integral de fondo.