La continuidad el plan del gobierno sólo significa una cosa, miseria para el pueblo trabajador. Desde abril hasta julio el peso se ha depreciado brutalmente y continúa su tendencia a la baja. La desaceleración de la economía se profundiza y se espera un proceso recesivo hasta fin de año. Todos los indicadores sociales, como pobreza, indigencia, desigualdad social, desocupación, poder de compra del salario se agravan para el conjunto del pueblo trabajador.
Sin embargo, desde el 2017 la tasa de ganancia de las grandes empresas viene subiendo: con la devaluación del último semestre el salario en dólares bajo un 50% colocándose muy cerca del de Brasil como los más bajos de Latinoamérica; a las burguesías agraria y minera se le redujeron drásticamente las retenciones; las empresas de servicios y bancos han multiplicado sus ganancias; la reforma laboral pese a no haberse tratado en el parlamento se aplica en prácticamente toda la industria; y el comercio, aumentando la competitividad de estas y se creó un ejército de reserva con los cientos de miles de despidos. Por eso, pese a la crisis, el gobierno de Macri viene haciendo bien los deberes para el sector de la clase que representa -y de la que su propia familia forma parte-.
Las condiciones económicas mundiales, como la guerra comercial entre EEUU y China, la crisis de sobreproducción y el sobreendeudamiento general de la economía nos sitúan ante posibles crisis mundiales como la de 2008 que agraven aún más la situación interna.
En este contexto el pacto con el FMI del gobierno de Macri funciona como un colchón para aquellos “inversores” que necesitan sacar sus dólares luego de los grandes negocios que han hecho con bonos, deuda externa y LEBACs. Como toda burbuja financiera en algún momento se pincha y eso es lo que está ocurriendo.
Devaluación y ajuste fiscal
La devaluación impacta fuertemente sobre el poder de compra de los salarios. Es que en nuestro país una serie de bienes se encuentran dolarizados, como las tarifas de luz y gas, la nafta, el trigo, el maíz entre otros.
Cada golpe devaluatorio genera que aumenten los precios en pesos de esos bienes, muchos de los cuales arrastran a otros bienes más, al ser insumos de producción. Es evidente, entonces, que esto implica una seria disminución del poder de compra de los salarios. Por más aumento nominal que se firme en paritarias, la devaluación licúa el poder adquisitivo.
Por otro lado, se vocifera desde los grandes medios la necesidad de aplicar un fuerte ajuste fiscal. El ajuste fiscal, es lisa y llanamente achicar el gasto del estado. Pero ¿en qué contexto se lleva adelante este ajuste del gasto? En un contexto de devaluación, de recesión.
La recesión con inflación es la combinación de pérdida de poder adquisitivo con despidos y suspensiones. Todo esto implica en los hechos un ingreso aún menor para las arcas estatales y por tanto mayor necesidad de ajuste. ¿Qué van a recortar entonces? Lamentablemente la respuesta es simple. Los recortes fiscales se van a llevar adelante en salud, educación, investigación científica, jubilaciones, puestos de trabajo y salarios de estatales.
El abismo
Claramente esta política significa un duro golpe al pueblo trabajador en su conjunto. Desde lxs desocupadxs y changarines, hasta lxs científicxs del CONICET, desde lxs obrerxs industriales hasta lxs trabajadorxs precarizadxs o en negro, desde docentes y estatales hasta estudiantes, desde lxs trabajadoras de la casa hasta lxs empleadxs de oficinas, desde lxs periodistas de TELAM hasta lxs enfermerxs.
El abismo es, justamente, un brutal saqueo de recursos que producimos a diario las y los trabajadores. No hay cambio de rumbo dentro de esta política, el ajuste no se puede morigerar con discursitos en el senado. Hoy defender la gobernabilidad es defender la caída en el abismo del conjunto del pueblo trabajador.
¿Qué hacer?
Si compartimos estas conclusiones, debemos pues ponernos manos a la obra para evitar la caída en el abismo. Pero, ¿Cómo se hace eso? La organización en cada lugar de trabajo, en cada barrio, en cada lugar de estudio es una necesidad imperiosa. Debemos fomentar el debate, la discusión, la deliberación sobre lo que está pasando, con el objetivo de que el conjunto del pueblo trabajador tome conciencia del camino que estamos transitando.
Desnudar que la responsabilidad de esta situación es de Macri, seguro, pero también de todos los gobernadores peronistas que acompañan estas políticas de miseria en sus provincias, de todas las fuerza políticas del régimen que votan sistemáticamente las leyes que nos llevan a esta situación, como el saqueo a los jubilados o los presupuestos nacionales de ajuste. A la vez, hay que decir con total claridad que, pese a algún traspié, el gobierno ha sabido utilizar al parlamento como distracción: aunque no se ha aprobado la ley, en muchísimas fábricas la reforma laboral se aplica de hecho de diversas maneras; y si bien el movimiento feminista logró arrancarle la media sanción al Congreso, existe la intención por parte de los partidos patronales de lavarle la cara a esta institución con el tratamiento y votación de la ley luego de que diciembre había quedado bastante mal parado luego de aprobar el saqueo a los y las jubiladas con la Reforma Previsional. Arrancarle conquistas al parlamento no debe confundirse con tener expectativas que de allí vayan a surgir soluciones de fondo.
Explicar pacientemente que no hay salida política con ninguna fuerza que no diga abiertamente que va a romper el acuerdo con el FMI y que va a desconocer la deuda usurera que este y otros gobiernos han contraído.
Como puntapié inicial podemos tomar el acuerdo programático votado en el plenario del sindicalismo combativo de Lanús y llevarlo como plataforma organizativa para el conjunto del pueblo trabajador. Esta puede ser una herramienta válida, pero alertamos sobre los claros límites de las marchas testimoniales que impulsa el clasismo porque debemos buscar interpelar muchísimos más sectores de los que ya recuperamos de manos de la burocracia. Por eso debemos ponderar, en toda medida de lo posible, hacer asambleas para discutir la continuidad de un plan de lucha y la exigencia del paro general a las centrales obreras desde las propias fábricas y establecimientos de trabajo.
Finalmente debemos impulsar la resistencia con todas las medidas de lucha que se da el propio movimiento, tomando los ejemplos más destacados de lucha de este período. La huelga docente en Neuquén, la lucha con huelgas, cortes de ruta y ocupaciones de la docencia de Chubut, las enormes movilizaciones de los azucareros en el norte, la huelga de las trolebuseras cordobesas, la ocupación de la planta de PepsiCo ante el cierre, la toma de AGR-Clarín ante el vaciamiento antisindical. Pero estos ejemplos debemos tomarlos para generalizarlos en una sola lucha, superando la fragmentación que nos impone la burocracia sindical, rompiendo el corporativismo sindical y planteando claramente que hoy la lucha es a fondo contra el gobierno en sí mismo.
PRC, 20/07/2018.