Cambiemos, el FMI y los gobiernos provinciales no tienen otro plan más que el ajuste. En este marco, la CGT es colaboracionista, mientras otros sectores gremiales fragmentan las luchas y nos llaman a “votar bien”. Por abajo, la clase trabajadora debe buscar una salida propia que ponga en pie una coordinación para la resistencia.
El FMI, al frente de la economía
La guerra comercial entre EEUU y China, en el marco de una crisis de sobreproducción y sobreendeudamiento de la economía mundial, es un claro condicionante para todas las economías de mundo y, especialmente, para las economías dependientes como la de Argentina.
El famosos “pasaron cosas” de Macri tiene que ver con la cruda realidad de que Argentina es una economía dependiente y, por lo tanto, sujeta a las decisiones de las potencias imperialistas.
A tal punto es así que esta realidad se ha formalizado en un acuerdo con el FMI, dejando al país bajo las órdenes de este organismo del imperialismo, que impone sólo planes de ajuste.
El ajuste también mata
Es claro que el plan que lleva adelante Cambiemos junto a los gobernadores del PJ y todos los partidos patronales que le votan las leyes de ajuste en el Congreso, es un plan contra el pueblo.
Y somos las y los trabajadores quienes pagamos con nuestra vida el ajuste. El asesinato de Sandra y Rubén en la Escuela 49 de Moreno lo mostró en forma brutal.
El ajuste que se lleva adelante desde el gobierno nacional y los gobiernos provinciales arrasa con derechos laborales, poder adquisitivo, puestos de trabajo y condiciones de vida.
El PJ y el kirchnerismo, una estrategia de derrota
El peronismo, en sus diferentes variantes, desde el kirchnerismo hasta el massismo, juega un rol fundamental en garantizar la gobernabilidad, es decir, garantizar que el plan de Macri y el FMI siga adelante.
La falta de planes de lucha de la CGT, el llamado a “votar bien” en 2019, expresa al peronismo en sus diferentes variantes, pero en su unidad de concepción política.
Esto es una concepción política que separa la resistencia, que fragmenta las luchas, que postra al movimiento obrero con la traición abierta de la CGT (dejando pasar despidos, suspensiones, tarifazos, rebajas salariales y quita de derechos). El claro ejemplo de esta política de entrega de la CGT se expresó en la votación del saqueo a los jubilados el 18 de diciembre, donde no cumplió ningún papel relevante.
Finalmente, esperar a 2019 expresa el mayor de los cinismos por parte del peronismo. No sólo porque detiene la lucha, sino porque el acuerdo con el FMI condiciona las políticas del país hasta 2022, evidenciando que la alternancia entre partidos políticos patronales es una simple máscara de la dictadura de la burguesía sobre nuestra clase.
¿Por qué el gobierno sigue avanzando?
La fortaleza del gobierno es relativa a nuestra debilidad. Y nuestra debilidad se debe fundamentalmente a la falta de organizaciones independientes del Estado y de los partidos patronales.
¿Qué significa esto? Que debemos desarrollar organizaciones de trabajadores y trabajadoras que sean realmente democráticas, donde todos podamos expresarnos, y que, por sobre todas las cosas, no esté alineada con los intereses de tal o cual partido político patronal.
Imponer la unidad desde abajo
Es necesario fomentar la lucha y la unión de las mismas, el establecimiento de espacios regionales y zonales de coordinación permanentes, que nos permitan potenciar las energías de todos aquellos que quieren enfrentar realmente a este gobierno.
Necesitamos una campaña unificada que proponga una salida programática propia de las y los trabajadores, sin confiar en los sectores patronales que nos quieren vender espejitos de colores para 2019, pero que hoy se acoplan al plan de ajuste en curso.