El 2019 empezó sin muchos cambios para las y los trabajadores: nuevos tarifazos de luz y transporte, despidos en el Estado y en muchas fábricas y con un sueldo que cada vez alcanza menos.

Sin embargo, este es un año electoral y Macri se juega su reelección. Por eso es de esperar que el gobierno frene un poco la mano e intente mejorar la economía, lo que igualmente no va a ser fácil, ya que la crisis económica mundial no parece que vaya a terminar en breve.

Macri puede conseguir a lo sumo un aire fresco en los meses previos a las elecciones, pero su desastroso plan económico sólo puede seguir empobreciendo a la clase trabajadora.

Si el gobierno renueva su mandato, tendrá carta blanca para avanzar en pleno con las reformas laboral (como puede verse en el sector textil) y previsional, que le exigen el FMI y las patronales.

La oposición patronal no representa una solución a esto. En los lugares donde gobiernan aplican las mismas medidas de ajuste y le votan a Cambiemos las leyes necesarias para que gobierne tranquilo.

Mientras, en la calle, no enfrentan ni los despidos ni los aumentos y nos dicen que hay que esperar a octubre y “votar bien”. Pero el hambre y la pobreza vienen de años. No podemos esperar a octubre: necesitamos enfrentar ya estas medidas.

Ante este panorama, es necesaria la más amplia unidad de quienes luchan en un frente único de izquierda, con independencia de las patronales, que pueda expresar las distintas voces.

Necesitamos con urgencia además un frente combativo que sea capaz de coordinar las peleas que surgen y que pueda encarar campañas unitarias.

Por eso, saludamos la reunión del Plenario del Sindicalismo Combativo en el SUTNA y esperamos sea el germen de algo más grande.

Desde las y los trabajadores sigue vigente y es urgente desarrollar una política propia de nuestra clase, independiente de todos los partidos pro-patronales y de las burocracias, y pelear por un gobierno obrero.

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