Desde mediados de febrero, cuando el presidente Buteflika anunció su intención de presentarse nuevamente a elecciones buscando renovar su mandato, Argelia se encuentra revolucionada por el fuerte rechazo que causó la noticia. Miles de personas vienen saliendo a la calle para manifestar su descontento ya no con el gobierno sino con el propio régimen.
Rebelión popular contra el gobierno
Las protestas en todo el país comenzaron el 22 de febrero, ante el anuncio de la candidatura de Buteflika para un quinto mandato consecutivo.
Pero lejos de contentarse con el cambio de figuras, las manifestaciones exigían la caída del gobierno, acusado de corrupto y lacayo del imperialismo, tanto francés como norteamericano.
Si bien la chispa de la rebelión popular la desató el anuncio de la candidatura de Buteflika, las razones del descontento son mucho más profundas y muestran un hartazgo de la clase trabajadora con las políticas de ajuste y la corrupción de un gobierno cuyo presidente, viejo y enfermo, no aparece en público desde hace años.
El movimiento de lucha es heterogéneo y carece de una dirección política clara, aunque está firme en sus demandas, similar a las protestas que en los últimos meses sacudieron diversos lugares del mundo como Francia o Haiti.
Marcha atrás con la candidatura
La central obrera argelina, alineada con el gobierno, se vio sobrepasada por las manifestaciones.
Después de masivas movilizaciones en todo el país el 8 de marzo, en el marco de la Huelga Internacional de Mujeres donde se exigió el paro nacional, las conducciones regionales de la central sindical se vieron obligadas por sus bases a convocar al paro, contrariando la política de la conducción nacional.
Finalmente, el gobierno dio marcha atrás con la candidatura de Buteflika y convocó a una “Conferencia Nacional” en un intento de sofocar las movilizaciones.
Sin embargo, las masas argelinas siguen movilizadas y reclaman una asamblea constituyente que modifique sustancialmente el régimen de gobierno.
¿Primavera argelina?
Argelia es uno de los países del norte de África donde la oleada de rebeliones populares conocida como “Primavera árabe” (2010/2011) no tuvo mayor impacto: lejos de los casos de Egipto, Túnez y Libia donde cayeron los gobiernos, Buteflika pasó el temblor con algunas promesas vacías que nunca cumplió.
Eso parece haber cambiado hoy día y Argelia se encuentra en medio de lo que podría ser su “primavera árabe”.
Las protestas en Argelia pueden enmarcarse en un movimiento contra el ajuste que se extiende en diversos puntos del globo. Los “chalecos amarillos” en Francia, las grandes movilizaciones destituyentes en Haití o Nicaragua dan cuenta de la dimensión de la crisis capitalista actual.
Así, el ajuste que aplica la burguesía encuentra su respuesta en protestas que tienen en común el rechazo a las medidas que avanzan sobre las condiciones de vida.
La necesidad de una organización internacional
Es necesario tomar nota del desenlace de las movilizaciones de masas destituyentes o de crítica al sistema político imperante que se dieron en el mundo en los últimos años, desde los indignados en España a la Primavera árabe, ante los cuales la burguesía logró reconducir las protestas y evitar que las mismas desafíen al orden capitalista.
La clase trabajadora de Argelia puede dar un primer paso si se logra cuajar los movimientos actualmente existentes en una nueva primavera con horizonte internacional.
Para ello es necesario unir estas luchas a nivel mundial, tomando la enseñanza de las huelgas internacionales de mujeres que nos muestran que el capitalismo y su crisis recorren el planeta.
Es indispensable por eso organizarnos internacionalmente para enfrentar unidos el ajuste y luchar por el socialismo y un gobierno de la clase trabajadora.
Necesitamos una organización de trabajadores y trabajadoras independiente de toda burguesía y que sea capaz de unir en una sola lucha todas las luchas obreras que hoy se dan de forma aislada en muchos países.