La delicada situación que atraviesa nuestro país y que perjudica centralmente a la clase obrera (ocupada y desocupada) se encuentra ahora tensionada aún más por las exigencias que hacen los capitales y el mismo FMI. De ellos sólo puede esperarse precarización de las condiciones de trabajo y de vida y políticas de hambre.

Default, fuga, sangría de reservas, FMI
La crisis económica es tal y está tan desmadrada que el propio gobierno tomó medidas de corte intervencionista: un laxo cepo al dólar, obligación de los exportadores a liquidar los dólares obtenidos en el exterior, prohibición a las empresas de comprar dólares para atesoramiento, entre otras.
Pese a esto, no pudieron detener la sangría de las reservas del Banco Central que interviene para evitar que la moneda yanqui siga subiendo, financiando la fuga. Esto hace que necesiten como el agua un nuevo desembolso del FMI para no tener que blanquear una realidad: que la economía está en un default de hecho.
Pero la crisis se ha trasladado al propio FMI, que es fuertemente cuestionado por haber hecho préstamos récord a Cambiemos que ya se va del poder con una economía en quiebra.
Por eso patean el desembolso de 5.400 millones de dólares: titubean en salvarle las papas a un gobierno sin poder y, sin mucho disimulo, negocian las condiciones con el virtual nuevo gobierno de F-F.
El debate al interior de los capitalistas es: cuáles son las estrategias necesarias para cuidar y relanzar sus ganancias. Evidentemente la capitalización vía “bicicleta financiera” llevó al default y a una crisis de mayores proporciones, y preparan las condiciones para cierta recuperación (de sus ganancias, claro) pero por un camino distinto.
El acuerdo con el FMI tal cual fue firmado por Cambiemos ya cayó por impagable. La renegociación del programa de apoyo financiero viene con un paquete de reformas antipopulares. Por eso resurgen con fuerza las exigencias de las reformas estructurales necesarias para “atraer las inversiones”. Dicho de otro modo, las condiciones para aumentar la extracción de plusvalía.
Por eso, desconocer el pacto ilegal, ilegítimo y fraudulento con el FMI y que se investigue la estafa de la deuda es una política que debe tomar la clase trabajadora para luchar en defensa propia.
¿En qué consisten las reformas estructurales?
Reforma laboral. Las modificaciones laborales se relacionan con flexibilizar las condiciones de contratación y despido, la implementación del banco de horas y el retroceso de un sinnúmero de derechos adquiridos por la clase obrera. Es probable que dado el rechazo popular, el futuro gobierno, en lugar de una “gran ley”, avance como lo vino haciendo Cambiemos con una táctica de “sector por sector”, modificando paulatinamente los convenios de los gremios a la medida de las patronales.
Reforma jubilatoria. El corazón de la reforma previsional está en poder extender la edad para jubilarse, dando carta blanca a los capitalistas para poder explotarnos por más tiempo, a la vez que reducir la porción de población que vive de una jubilación. También están en la mira los llamados regímenes especiales.
Reforma impositiva. Las modificaciones tributarias tienen que ver con achicar la carga impositiva para los capitalistas. Obviamente esto impacta disminuyendo los costos de producción, aumenta las ganancias de los empresarios y desfinancia las arcas que el Estado utiliza para política social, salud, educación, obras, etc.