Por una salida de fondo: Que gobiernen las y los trabajadores

Tras 8 años de recesión y 4 años de ajuste continuo por parte de Macri, el cuadro social es alarmante. En este marco, la fórmula F-F propone un pacto social, que convalida el mazazo a las condiciones de vida de estos años y que pretende atarnos de pies y manos. Además de medidas urgentes, se precisan otras más profundas que reviertan la decadencia histórica del país y las crisis recurrentes.

Macri y el ajuste permanente

Con la devaluación, la canasta familiar se fue a más de 33.000$. La inflación para 2019 se proyecta en 55%.

La pobreza en el país llegó a 32%, unas 15 millones de personas. La indigencia está en 6,7%, 2 millones de habitantes. En Argentina -con capacidad de alimentar a 400 millones -, el 48% de las niñas, niños y adolescentes son pobres. En tanto el desempleo trepó a más del 10%.

Sólo en los últimos 4 años, se estima la fuga de capitales arriba de los 80.000 millones de dólares, más que el préstamo del FMI.

El aumento de las naftas y las tarifas estos años fue exponencial, en algunos servicios de hasta 2.000%, en tanto esos recursos energéticos y servicios sociales están en manos privadas desde el menemismo.

Para revertir semejante cuadro social, se necesitan también tomar medidas más profundas.

Tras años de ajuste, ¿un pacto social?

Frente a este escenario, Alberto Fernández habla de la pesada herencia que dejará el macrismo y de generar un gran pacto social, pero sin decir cómo hacer para que la salida de la crisis sea a favor de las mayorías o de dónde saldrán los recursos. La burocracia sindical alineada al PJ FdeT ya dio el visto bueno a ese planteo.

Ese pacto social parece ser la garantía a las patronales para que puedan avanzar más aún en la flexibilización laboral y en el congelamiento de salarios luego de todo lo perdido.

Por esto es preciso salir de la lógica que nos proponen los poderosos, eso de elegir entre un ajuste brutal o un ajuste dosificado.

Debemos poner en debate el programa de salida de la crisis, y construir una relación de fuerzas favorable.

Poner en discusión el poder

Quedó demostrado tras las PASO que los que realmente ejercen el poder en esta democracia son los llamados “mercados”, es decir, las patronales, dueños de bancos, industrias y campos, a quienes Macri y Fernández no cuestionan y más, le dedican frases conciliadoras.

Es clave dejar de creer que otros van a hacer por nosotros, pues mientras el poder esté en manos patronales, los gobiernos van a responder a esos intereses. La estrategia de la clase trabajadora, que es la que produce todas las riquezas, tiene que ponerse en función de conquistar el poder para sí misma.

Un gobierno obrero y popular podría afrontar la situación poniendo en funcionamiento la economía y prescindiendo de las crisis que genera la acumulación privada de la riqueza. Así, la sociedad podría disponer de ella para planificar el desarrollo social y satisfacer las necesidades y demandas en trabajo, vivienda, salud, educación, etc., buscando el bienestar de la mayoría.

Programa

En la marcha por un gobierno de la clase trabajadora, proponemos al conjunto de la sociedad algunas medidas sociales más profundas a tomar en la perspectiva de construir el socialismo:

Estatización de la banca y el comercio exterior. Esta medida permitiría evitar los golpes de mercado, la fuga de capitales y volcar el ahorro nacional al desarrollo industrial y científico.

Reparto de las horas de trabajo. El reparto de las horas de trabajo con salario mínimo vital y móvil equivalente a la canasta familiar permitiría pleno empleo, garantizaría la producción necesaria para satisfacer las demandas sociales y redundaría en jornadas laborales más saludables.

Estatización de los principales resortes del país. Otras medidas importantes para controlar las variables macroeconómicas son: la estatización del conjunto de las empresas de servicios públicos así como de los necesarios, desde la extracción de petróleo hasta las telecomunicaciones; la nacionalización de todas las empresas que exportan materias primas o alimentos para frenar la especulación y controlar los recursos estratégicos. Estas medidas permitirían quitarle poder de fuego a los principales capitales formadores de precios y atacar de raíz la inflación.

Desde ya estos planteos, nada fáciles pero necesarios, son posibles en el marco de que las y los trabajadores en unidad asumamos el protagonismo social por un cambio revolucionario para la edificación de una nueva sociedad justa, la sociedad socialista.

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