En el año ‘73, el PJ en el poder lanzaba el Pacto Social que luego terminó en el Rodrigazo, un plan de ajuste brutal. Frente a la inacción de las centrales sindicales burocráticas, la principal respuesta obrera va a desarrollarse a través de las coordinadoras interfabriles. ¿Cómo analizaba el Pacto Social que proponía la burguesía de la mano de Cámpora – Perón – Gelbard el Partido Revolucionario de los Trabajadores?

“Un pacto de hambre para las masas”
El Partido Revolucionario de los Trabajadores – PRT fue durante aquel
periodo histórico en que se lanzó el Pacto Social la organización que, desde el
marxismo revolucionario, tuvo mayor incidencia en la lucha de clases.
Esta organización caracterizó al Pacto Social como un Pacto de hambre para las
masas, e hizo de esta consigna un eje político de intervención.
En ese contexto, con el propósito de desplegar una política de masas para
enfrentar el Pacto Social en el marco de la apertura democrática, desarrolló
diferentes herramientas: el Frente Antiimperialista y por el Socialismo – FAS,
a cuya cabeza estaban Silvio Frondizi, Alicia Eguren, Ortega Peña, Agustín
Tosco, Oscar Montenegro, entre otros, o el Movimiento Sindical de Base – MSB,
donde se encontraban los referentes obreros Agustín Tosco, Jaime, “Goyo”
Flores, Leandro Fote, en el marco de miles y miles de luchadorxs.
Ambas herramientas de organización y lucha frentistas levantada junto a otras
organizaciones se convirtieron en unas de las principales tribunas desde donde
se denunciaba el carácter contrarrevolucionario del gobierno de Perón en tanto
venía a salvarle las papas a la burguesía y su orden social, cada vez más
cuestionado por amplias franjas obreras y populares que vivenciaban un ascenso
y protagonizaban grandes combates.
En El Combatiente, órgano de prensa del PRT, Nº 81 de julio de 1973, lxs
compañerxs analizaban así el Pacto Social:
– Que el “Pacto Social” firmado entre los patrones y la burocracia
atenta contra los intereses más elementales de los trabajadores y es un intento
de adormecer la lucha de clases.
– Que este nuevo sacrificio que se pretende imponer a nuestro pueblo se
realiza en aras de una política destinada al fracaso y que sólo traerá un
reforzamiento de la explotación burguesa-imperialista-oligárquica.
– Que si el gobierno quiere de verdad realizar una política
antiimperialista y popular debe proceder a iniciar medidas de fondo como las
apuntadas arriba y dar participación democrática a los trabajadores en la
decisión de sus propios destinos y los del país.
– Que dado el carácter de este gobierno, no obstante la presencia de
aislados elementos progresistas en su seno, no creemos en que lo señalado en el
punto anterior sea posible.
– Que en consecuencia el único camino que queda a la clase obrera y a todos
los sectores populares para defender sus intereses y los de nuestra Patria, es
la movilización independiente de las masas, sin dejarse engañar por los
despliegues propagandísticos, los remedios baratos de nuestros grandes males y
los llamados a la conciliación.
– Que la principal responsable de este nuevo atentado a los intereses
obreros es la burocracia sindical, con Rucci a la cabeza, que mientras con una
mano desata una feroz campaña macartista contra los revolucionarios y patriotas
y asesinan a peronistas revolucionarios en Ezeiza, con la otra se abraza con
los patrones.
Los verdaderos intereses de Perón
Para el PRT-ERP, bajo bombos y fuegos artificiales, encubierto de “popular” y “progresista”, se ocultaba el verdadero propósito de Perón: mantener el capitalismo en la Argentina.
Afirmaban lxs compañerxs en El Combatiente: “el reflotamiento del capitalismo en la Argentina sólo puede intentarse sobre la base del sacrificio de los trabajadores”[1]. Y en Estrella Roja, el órgano de Prensa del ERP, agregaban: “el famoso ‘Pacto Social’ no es más que un intento de las clases dominantes de mantener el actual sistema de explotación en la Argentina en base al sacrificio de los trabajadores.[2]”
En la misma línea sostenían: “ningún obrero hubiera aceptado que después de tantos años de explotación, represión y miseria por parte de la burguesía, ésta pretenda salvar sus privilegios, continuar engordando y mantener la explotación capitalista en la Argentina, gracias al sacrificio de la clase trabajadora. Y menos aún cuando sabemos que todos estos intentos están condenados al fracaso, pues la situación del país no aguanta ya más emparches, mientras que no eliminemos totalmente el actual régimen, donde existen unos pocos que viven a costa del trabajo de la mayoría”.[3]
El PRT-ERP caracterizaba que el modelo económico dependiente del capitalismo argentino se encontraba en su punto límite por sus propias contradicciones. Por lo tanto, no había posibilidad de recomponerlo vía la conciliación de clases o sea no había una posible salida reformista: “Ahora bien, ¿qué grado de éxito puede esperar el Pacto Social? Absolutamente ninguno. En primer lugar, el pacto será corroído por las propias contradicciones del capitalismo dependiente. El modelo de desarrollo que se propone implica la incorporación creciente de maquinarias extranjeras, materias primas extranjeras, tecnología extranjera. Como hemos señalado en notas anteriores, la capacidad de nuestra economía de importar todos esos bienes está estrictamente limitada por la pobre capacidad de exportar y por la fabulosa deuda externa que arrastramos. A corto andar, los proyectos del paraíso justicialista encontrarán el clásico cuello de botella de la economía dependiente: al no poder seguir importando, comienza la paralización industrial.[4]
Ellos o nosotrxs
Para lxs compañerxs, ante el escenario que presentaba el Pacto Social de la burguesía, el gobierno del PJ y la burocracia sindical, la salida que planteaban era clara: “o se ataca decididamente a los patrones, especialmente a los monopolios imperialistas o se ataca decididamente a los obreros. No hay término medio que aguante.[5]”
Durante todo este período 73/74, el PRT se encargó de explicar el verdadero contenido que se ocultaba detrás del “Pacto”, de marcar sus limitaciones ante la debilidad económica y la estructura dependiente de nuestro país, de denunciar la responsabilidad de la burocracia sindical encabezada por Rucci y, por sobre todo, llamaba a la clase obrera y a los distintos sectores populares a enfrentar al “Pacto” con la movilización obrera y popular.
Como ayer con Cámpora – Perón – Gelbard, hoy el PJ encabezado por Fernández-Fernández, Massa, los gobernadores, más la burguesía y la burocracia de las principales centrales sindicales quieren plantearnos nuevamente una encerrona a la clase trabajadora: nos dicen que todxs debemos colaborar y poner el hombro para sacar a Argentina de la crisis, quienes la generaron y ganaron de ella y quienes no la generamos y perdimos y siempre perdemos.
Definitivamente no puede haber pacto ni tregua con la UIA, la Mesa de Enlace, los gobernadores que firmaron en 2017 el pacto fiscal del ajuste y el robo a lxs jubiladxs, que se oponen a la quita del IVA en los productos básicos o a la exención impositiva del impuesto sobre la 4ta categoría. Hoy como ayer, somos ellos o nosotrxs. Entre los intereses de la burguesía y sus representantes y los intereses de la clase trabajadora “No hay término medio”, como decían desde El Combatiente lxs compañerxs ante el Pacto Social.
En la próxima nota desarrollaremos qué políticas se dio la corriente Trotskismo de Combate frente al Pacto Social de Cámpora – Perón – Gelbard.
[1] El pacto Social es el hambre para las masas (El Combatiente Nº 81, julio de 1973)
[2] ¿Qué es el pacto social? (Estrella Roja Nº 22, 12 de julio de 1973)
[3] ¿Qué es el pacto social? (Estrella Roja Nº 22, 12 de julio de 1973)
[4] El Pacto Social institucionaliza la dependencia (El Combatiente Nº 106, febrero de 1974)
[5] El Pacto Social institucionaliza la dependencia (El Combatiente Nº 106, febrero de 1974)