Pacto social – III Parte: «La política de la corriente Trotskismo de Combate frente al Pacto Social»

En el año 73’, el tercer gobierno peronista, en alianza estratégica con la burguesía, lanzaba el Pacto Social.

¿Cuál fue la intervención de las organizaciones que integraban la corriente política en los 70’ que nuestro partido ha denominado Trotskismo de Combate ante el acuerdo firmado entre la burocracia sindical, los empresarios y el gobierno de Cámpora – Perón – Gelbard?

Plantadas contra el Pacto Social

Ante el Pacto Social impulsado por el tercer gobierno justicialista que incluía entre otros puntos regular precios y salarios, el Partido Revolucionario de los Trabajadores – PRT, el Grupo Obrero Revolucionario – GOR, la Organización Comunista Poder Obrero – OCPO, el PRT – Fracción Roja, la Liga Socialista Revolucionaria – LSR y la Liga Comunista Revolucionaria – LCR, entre otras -todas organizaciones que desde nuestro partido las consideramos como parte de una misma corriente política revolucionaria que llamamos Trotskismo de Combate- se dieron una política similar para enfrentar el Pacto Social, aquel acuerdo empresarial burocrático que el PRT denominó un “pacto de hambre para las masas”.
Más allá de sus matices, todas estas organizaciones criticaban duramente el Pacto, a la burocracia sindical que se había entregado a convenir con la burguesía, a la vez que llamaban a la clase trabajadora a ejercer sus propios métodos de lucha para conquistar sus reivindicaciones. Planteaban a las y los trabajadores la democracia obrera y la acción directa como principales herramientas de lucha, frente a la desmovilización y la quietud impuesta por la burocracia de Rucci.

Deliberación y movilización obrera

El PRT afirmaba que el “Pacto Social” no tenía ninguna posibilidad de triunfar, centralmente por dos cuestiones: “Este pacto entre burócratas y patrones marchará indudablemente al fracaso, porque nuestra clase no aceptará pasivamente ni durante largo tiempo tal atentado a sus intereses más elementales. Pero aún si la clase obrera aceptara tal cosa –lo que descartamos no sucederá- el pacto fracasaría igualmente. ¿Por qué? La respuesta la ha dado el propio Presidente Cámpora en su discurso ante la Asamblea Legislativa al anunciar la firma de este ‘Acta’: Hemos recibido un país agobiado, económica y financieramente, desarticulado y en crisis. (La Nación 9/6/73)

La política de conciliación de clases alcanzó un temporario éxito durante el gobierno de Perón, porque contaba con una ancha base material: los excedentes del intercambio favorables durante la guerra, la venta de granos y carne a la Europa hambrienta, el capital acumulado por la explotación durante la década infame. Se podía así mantener más o menos un equilibrio: una concesión a los obreros, otra mayor a los patrones.

La destrozada Argentina de 1973 no da para eso. O se ataca decididamente a los patrones especialmente a los monopolios imperialistas o se ataca decididamente a los obreros. No hay término medio que aguante”.[1]

Por su parte, la LCR, el GOR y la LSR expresaban: ”Después de dos años de Pacto Social que han llevado más hambre a los hogares obreros, el gobierno pretende fijarles topes a las paritarias para descargar sobre las espaldas del pueblo las consecuencias de la crisis económica. La crisis que la paguen los que se benefician con este sistema capitalista, y no quienes sólo sacamos de este sistema un sueldo insuficiente, la inseguridad del empleo, la arbitrariedad patrona, y la amenaza constante de la miseria”[2]

Así, todas las organizaciones del Trotskismo de Combate hacían hincapié en la crítica situación que atravesaba la economía del país, remarcando la necesidad de atacar de raíz las estructuras del sistema capitalista.
En consecuencia, levantaron programas transicionales haciendo eje en las reivindicaciones inmediatas de la clase trabajadora, contra el congelamiento de los salarios y el estancamiento del nivel de vida.
Para contrarrestar el “Pacto Social”, que proponía que la clase trabajadora debía tener nuevamente el mismo nivel de vida que en 1971 en plena dictadura, estas organizaciones marxistas revolucionarias planteaban atacar con medidas de fondo los intereses de las empresas imperialistas.
En Estrella Roja, órgano de prensa del Ejército Revolucionario del Pueblo – ERP, el PRT planteaba el siguiente programa:

-Aumento general masivo de $60.000 y congelación de precios.

-Reincorporación de todos los despedidos por causas políticas y gremiales y devolución a los trabajadores de los sindicatos intervenidos y disueltos por la Dictadura Militar.

-Reapertura de todas las fábricas cerradas, expropiación sin pago de todas las grandes empresas de capital nacional y extranjero y su funcionamiento con administración obrero-estatal.

-Reforma agraria radical. Expropiación sin pago de todas las grandes empresas agrícolas y ganaderas de capital nacional y  extranjero y administración obrero-campesino-estatal de las mismas.

-Estatización de la banca.

-Estatización del comercio Exterior y de las grandes cadenas comerciales interiores.

-Desconocimiento de la deuda externa.

-Ruptura inmediata con la OEA y el FMI.

-Reforma urbana.

-Socialización de la medicina.

-Desarme de la FF.AA contrarrevolucionarias y organización masiva de milicias obreras y populares.[3]

Llamamos a unir fuerzas y a movilizarse:

-CONTRA EL PACTO SOCIAL Y LAS PARITARIAS MANIJEADAS.

  • Por el ejercicio de la libertad sindical y la democracia obrera.
  • Por un salario mínimo de 400.00 pesos y un aumento de emergencia de 120.000 pesos.
  • Solidaridad con los trabajadores de Villa Constitución: coordinemos nuestras luchas y movilizaciones.

-CONTRA LA REPRESIÓN Y EL TERROR BLANCO DE LAS BANDAS PARAPOLICIALES.

  • Unidad de acción en la movilización y la organización de la autodefensa.

-SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DE LOS PUEBLOS DE INDOCHINA Y CON LA RESISTENCIA CHILENA-

  • Fuera yanquis de Argentina y América Latina.[4]

Estos  programas debían ser acompañados por acciones concretas garantizadas por la movilización obrera y popular:
Así lo expresaban: “Planteamos en consecuencia la necesidad de realizar asambleas democráticas en cada fábrica, sindicato, barrio, lote o finca, facultad y escuela, oficina, etc., donde se analice y repudie el ‘Pacto Social’ con la participación de los verdaderos interesados, los trabajadores. Discutiendo en esas mismas asambleas las medidas a tomar para desarrollar una movilización independiente de las masas en defensa de su nivel de vida, del patrimonio nacional y de la verdadera liberación de nuestra patria y nuestro pueblo.
Llamamos a luchar y promover esta movilización al movimiento clasista, a todas las corrientes honestas y combativas del movimiento obrero, a todos los revolucionarios y patriotas.
¡REPUDIEMOS EL PACTO CONTRA LOS INTERESES OBREROS!
¡DESARROLLEMOS LA MOVILIZACIÓN INDEPENDIENTE DE LAS MASAS Y LA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA EN LA DECISIÓN DE SUS DESTINOS!”[5]

 No al nuevo Pacto Social de la burguesía, el PJ y la burocracia sindical

Como pudimos ver, las organizaciones revolucionarias en los 70’ que integraron lo que nuestra organización denomina Trotskismo de Combate enfrentaron el Pacto Social, haciendo foco en las necesidades básicas y más acuciantes de la clase trabajadora, debatiendo su naturaleza, oponiéndole un programa de salida a la crisis que pudiese aglutinar a diferentes sectores y convocando a no quedarse de brazos cruzados, llamando a la deliberación y la acción directa en las fábricas y en las calles.

Esa política fue sumamente importante en ese momento, ya que ayudó de forma consciente a que amplios sectores de la clase se volcaran a la lucha, también a que los sectores más combativos del Peronismo pudiesen romper en la práctica con el Pacto, y además estimuló todas las formas de combate con las que finalmente, después de casi dos años de luchas, la clase obrera y el pueblo lograron imponer un paro general a la CGT y tirar abajo el “Pacto Social” por medio de las coordinadoras interfabriles.
En tal sentido, vale decir que aquellas coordinadoras no fueron solamente la forma organizativa que la clase espontáneamente encontró para enfrentar la política de hambre del PJ, sino también la consecuencia de la intervención en el seno de la clase de organizaciones políticas marxistas y no marxistas que contribuyeron enormemente al desarrollo de estas instancias de lucha.
En ese marco, la orientación política que se dieron aquellas organizaciones en su momento para enfrentar el Pacto Social nos resultan sumamente útiles para pensar qué política debemos darnos hoy día las organizaciones revolucionarias de la clase trabajadora.
También son claves estas enseñanzas para el propio pueblo ante un repetido intento de los de arriba de llamarnos a colaborar para salir de una crisis que sólo ellos generaron y de este modo llevar a cabo en nuestro país un nuevo “Pacto de hambre para las masas”, hoy de la mano de los que seguramente sean el próximo gobierno, los Fernández.

[1]El Pacto Social es el hambre para las masas (El Combatiente Nº 81, julio de 1973)

[2] POR UN 1° DE MAYO  DE LUCHA, CLASISTA E INTERNACIONALISTA, (LCR, GOR, LSR) 1975

[3] ¿Qué es el pacto social? (Estrella Roja Nº 22, 12 de julio de 1973)

[4] POR UN 1° DE MAYO  DE LUCHA, CLASISTA E INTERNACIONALISTA, (LCR, GOR, LSR) 1975

[5]El Pacto Social es el hambre para las masas (El Combatiente Nº 81, julio de 1973)

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