La lucha por el salario
La devaluación llevada a cabo durante el gobierno de Macri y las paritarias firmadas a la baja por las burocracias sindicales han generado el combo perfecto para que lxs trabajadorxs bajemos nuestro poder de compra.
El ajuste tiene efectos
El plan de ajuste del macrismo logró reducir el poder adquisitivo del salario en promedio en un 25%, aunque en algunos sectores se hizo sentir más fuerte. Si a esto sumamos el aumento de la desocupación que se registró durante todo el período, que llevó a millones de familias a la pobreza, podemos comprender la importancia de una lucha general por los salarios en nuestro país.
Las sucesivas devaluaciones junto a las paritarias a la baja, han logrado que el sueldo de argentina ya se encuentre a mitad de tabla comparándolo con el resto de los países de América latina. Ni hablar de comparar con los sueldos mínimos de Europa o EEUU.
En pocas palabras, uno de los objetivos logrado por el macrismo fue reducir el costo laboral, tanto en su poder de compra como en su comparación con otros países de la región.
El salario mínimo de Argentina se encuentra en la ridícula suma de $16.875 mientras que lxs trabajadorxs del INDEC calculan que hoy, una familia de 2 adultxs y 2 hijxs, debería ganar como mínimo $61.882,14. Así mismo, para el INDEC, la línea de pobreza está ubicada en $38.960 y la línea de indigencia es $15.584.
La multiplicación de la pobreza
Este cuadro de situación evidencia lo que todos los días sentimos en nuestra propia vida. Las y los laburantes, incluso aquellxs que estamos en blanco, nos acercamos cada vez mas a la pobreza. El macrismo logró entonces legalizar salarios de miseria.
Ahora bien, esa política del macrismo no hubiese sido posible sin la complicidad de la CGT y la CTA, y todas las vertientes del peronismo que votaron las leyes y presupuestos de ajuste de los estados nacionales y provinciales.
El Frente de Todos, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner a la cabeza, han dicho durante su campaña que iban a recuperar lo perdido por el macrismo, sin embargo ahora, dicen que no hay plata, que la herencia recibida es muy mala y que todxs debemos hacer esfuerzos.
Con el 40% de la población bajo la línea de pobreza, con las ganancias multimillonarias que las patronales han tenido a lo largo de los últimos 20 años, la lucha por el salario mínimo, vital y móvil, junto a las paritarias debería ser uno de los principales reclamos del movimiento obrero ocupado y desocupado.
La lucha salarial y la unidad del movimiento obrero
Este año la discusión salarial viene condicionada por los pedidos del gobierno de Alberto Fernández de otorgar sumas fijas que achatan las pirámides salariales y por el pedido de que los que ganan sueldos de más de $20.000 hagan esfuerzos para que los que menos ganan aumenten mas.
En este sentido, es central debatir e impulsar un pliego de reivindicaciones salariales que en cada sector plantee la lucha global por un salario mínimo vital y móvil ajustado por inflación igual a la canasta familiar de lxs trabjadorxs del INDEC.
La lucha general por el salario mínimo, vital y móvil incluye a lxs desocupadxs y a lxs trabajadorxs precarizadxs, ya que sube la escala general. De esta forma podríamos afrontar el crecimiento de la pobreza con una política favorable a las y los trabajadores.
Las luchas sectoriales a su vez, deben plantear la necesidad de cláusulas de actualización mensual por inflación para preservar el poder adquisitivo y aumentos salariales que nos permitan aumentar el poder adquisitivo tendiendo a la canasta familiar de $62.000.
Planteamos la necesidad de desarrollar una lucha conjunta de todos los sindicatos, los movimientos piqueteros y la clase trabajadora en general para levantar un pliego salarial que nos permita conquistar un salario igual a la canasta familiar.