Del enamoramiento de Macri con Lagarde a las coincidencias de Fernández con Georgieva, del endeudamiento salvaje a los megacanjes, la política del Estado con sus diferentes gobiernos sigue siendo de represión y ajuste.
Coincidencias con el FMI: 10 años de pauperización
La misión del ministro de economía Guzmán sigue la agenda de la “estabilización” económica que exigen los capitales concentrados. La “renegociación” de la deuda y las coincidencias con el FMI apuntan en un sólo sentido.
El negocio de la deuda externa, que transfiere plusvalía a los grupos concentrados del capital financiero, se combina con toda una serie de maniobras por parte de los capitales que operan en la Argentina, tanto nacionales como extranjeros, para fugar las ganancias.
En los hechos, esto se traduce en mayores ajustes por parte del Estado en todo aquello que podría beneficiar al pueblo aún dentro del marco capitalista, es decir, planes sociales, jubilaciones, salud, educación, vivienda y acceso a los servicios públicos. La transferencia de riqueza -toda ella producida por lxs trabajdorxs- hacia las patronales es cada vez mayor.
Las coincidencias de las que hablan el FMI y el gobierno de Fernández implican en los hechos el camino hacia un programa económico de ajustes durante 10 años o quizás más.
El reconocimiento de la deuda macrista por parte del gobierno del Frente de Todos nos muestra el “consenso” de los partidos políticos de la burguesía, a la vez que la imposibilidad de un proyecto de y para las mayorías de la mano del Peronismo.
En el contexto actual, de crisis sanitaria, social y económica, toda la riqueza que acumula la clase dominante se traduce como consecuencia en mayor pobreza de la mayoría.
Así, la desocupación aumenta, la subocupación también crece, la pobreza avanza a la par que se desvaloriza el salario, el cual, con la venia de las centrales sindicales, en promedio no alcanza la línea de pobreza.
La política sanitaria es contagiarse en el laburo
La crisis mundial de vacunas, que muestra en los hechos la irracionalidad capitalista, y la necesidad de centralizar la producción para garantizar el acceso a los derechos básicos, en este caso, el derecho a vacunarse, impacta sobre Argentina fuertemente.
El laboratorio mAbxience, con capacidad de producir entre 150 y 250 millones de vacunas, tiene las vacunas estancadas en Garín. Es imperiosa la necesidad de estatizar bajo control de lxs trabajadorxs el laboratorio para que la producción de vacunas se ponga en función de las necesidades de la clase trabajadora y no de los negocios personales de Sigman y su grupo empresario Insud.
¿Cómo puede ser que mientras se producen en el país las vacunas, millones siguen sin estar vacunadxs? Y no se trata aquí de impulsar el chauvinismo. Que se liberen las patentes de las vacunas serviría para montar líneas de producción nuevas y aprovechar las existentes para poder abastecer más rápido a las población mundial.
Necesitamos las vacunas para poder ponerle un freno a la circulación del COVID-19 y evitar así los miles de muertos que diariamente pone la clase trabajadora y el pueblo pobre en el mundo.
En este escenario, el gobierno de Alberto Fernández y todos los integrantes del Frente de Todos muestran su función social. El presidente dice “hemos aprendido a producir con el COVID” negando los contagios que aumentan por la apertura de actividades no esenciales o por el impulso a la apertura de la presencialidad en las escuelas que moviliza en el país cerca de 14 millones de personas por día.
Básicamente aplican la consigna peronista del trabajo a casa y de casa al trabajo. ¿Está bien afrontar el riesgo para ir a trabajar pero no para luchar contra todo lo que está pasando?
24 de marzo, enorme movilización a pesar del gobierno
El Frente de Todos, en una nueva muestra de su política desmovilzadora, llamó a no marchar, mientras en redes y sus medios afines se quejan de que la “derecha” (que cada vez se muestra más agresiva) tira bolsas mortuorias con el nombre de madres y abuelas de Plaza de Mayo.
Así, la conciliación de clases, la idea central del gobierno de no salir a la calle, no sólo para enfrentar a la derecha (que ellos ubican en el macrismo), sino al poder real de la clase dominante, sólo puede fomentar y envalentonar a los fachos.
En este marco, la enorme movilización el pasado 24 de marzo del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia junto a miles de organizaciones de trabajdorxs, organizaciones piqueteras y partidos de izquierda puso en claro esta situación. Mientras el Frente de Todos administra la crisis beneficiando a las patronales y reprimiendo al pueblo como en Guernica o en Perez Millán a los obreros de Arrebeef, los sectores combativos plantamos los pies en la Plaza de Mayo no sólo para homenajear a los 30.000, su lucha, y combatir el negacionismo, sino para denunciar la situación crítica que estamos viviendo y plantear la necesidad de romper con el FMI, desconocer la deuda externa y volcar la riqueza socialmente producida para la necesidades populares, que son muchas y son urgentes.
A modo de cierre
Ante esta situación, está planteado llevar adelante una campaña unitaria de todos los sectores combativos que trace un horizonte para las masas empobrecidas por el gobierno y el capital.
Las pelas fundamentales de la clase hoy pasan por el trabajo genuino, contra la precarización, por un salario mínimo vital y móvil igual a la canasta familiar, por la producción y distribución de vacunas, por el acceso a la vivienda digna, por la defensa de los bienes comunes y el derecho a un medioambiente sustentable…
En fin, contra la política de ajuste, saqueo y empobrecimiento generalizado de la sociedad llevada adelante por el gobierno de los Fernández, gobierno que, está demostrado, no sirve para enfrentar al capital ni a la derecha.