El aumento sostenido y en forma exponencial generó una fuerte alarma en el colectivo de trabajadorxs de la educación y un proceso de debate y organización que culminó en el enorme paro del 14 de abril en CABA se suman los paros de hoy y mañana, y el parazo del 14 y 15 de abril en Provincia de Buenos Aires.
Se encienden las alarmas
En las escuelas se vivió con fuerte preocupación el aumento sostenido de casos de COVID19. Las curvas de contagios diarios han subido semana a semana desde el primero de marzo, cuando se retomaron las clases presenciales.
No podía ser de otro modo. Ya los sectores combativos de la docencia venían denunciando que los protocolos en las escuelas se habían flexibilizado, que el Consejo Federal de Educación había alterado el “semáforo” y que se estaban cambiando todas las formas de tener algún tipo de control sobre la situación en las escuelas. Lo que se anunciaba era el inicio de un ciclo de contagios masivos resultado de poner en movimiento a un tercio de la población del país, unas 14 millones de personas.
Cuando los casos diarios fueron subiendo desde el primero de marzo comenzó un fuerte debate sobre la necesidad de tomar medidas que incluyeran la suspensión de las clases presenciales. Mientras cientos de burbujas se aislaban a diario, docentes se contagiaban de COVID19 y tristemente más de 24 trabajadorxs de la educación fallecieron por coronavirus en el país.
La actividad educativa tiene básicamente algunas características que la hacen muy riesgosa. La primera es que moviliza mucha gente por día, tanto a nivel de las familias como a nivel de trabajadorxs de la educación, mayor movilización de gente en la calle, usando transportes públicos implica aumento del riesgo. La segunda, es que la educación es un trabajo esencialmente relacional, se ejerce mediante el diálogo y la cercanía, en las aulas. En algunos niveles como el Inicial el contacto es imposible de dejar de lado ya que la contención de lxs más chiquitxs es fundamental. El aula entonces, es un lugar de riesgo, en el que varias personas permanecen ahí, hablando durante 90 minutos, respirando el mismo aire, aún con tapabocas y máscara, eso es un factor de riesgo. La tercera, es la falta de recursos reales en las escuelas. La infraestructura destruida, falta de baños adecuados, falta de insumos básicos como toallas de papel o jabón líquido en cada canilla. Esta combinación hace que las escuelas sean espacios de riesgo a diferencia de lo que dicen Trotta y Vizzotti.
El inicio de la segunda ola
Cuando fue inocultable que estábamos ante una segunda ola, con aumentos semanales de casos cada vez más rápido la alarma se transformó en bronca y angustia, ante tanto ministro diciendo que la responsabilidad de los contagios eran los asados y las fiestas clandestinas. ¿Acaso no había asados y clandestinas en enero y febrero? ¿Cuál fue la actividad que se abrió después de marzo? El razonamiento es evidente, los casos entre las comunidades educativas subían fuertemente y muchxs chicxs empezaron a faltar y más y más burbujas a aislarse.
Las asambleas y reuniones de cuerpos de delegadxs de las seccionales de conducción Multicolor del SUTEBA en Provincia de Buenos Aires y ADEMyS en CABA resolvieron acciones de lucha. Los paros y movilizaciones de la docencia pusieron en evidencia lo que ya era un secreto a voces, con un programa claro: suspensión de la presencialidad hasta que bajen los contagios, vacunación masiva y completa a toda la población, salario de emergencia de $40.000 para todxs lxs desocupadxs, equipos y datos libres para estudiantes y docentes, para afrontar la virtualidad.
Suspensión parcial de actividades
Después del paro y la movilización y ante la realidad inocultable del aumento de casos permanente el Gobierno se vió obligado a decretar la suspensión de actividades presenciales en el AMBA. Es decir, la docencia combativa conquistó ese triunfo parcial, mientras la burocracia de Baradel y Alesso seguían defendiendo las ridiculeces del ministro Trotta que cree con un powerpoint con números amañados va a convencer de que en las escuelas no hay contagios.
El camino de la lucha es el único que nos queda a lxs trabajadorxs de la educación, ya que ninguna autoridad va a tener en cuenta nuestro punto de vista. Debemos continuar la organización de las Multicolores, frentes únicos contra la burocracia de Baradel y Alesso, para recuperar nuestros sindicatos de la mano de los burócratas que los convierten en simples ministerios del gobierno y abandonan la lucha de lxs docentes.