Las luchas del pueblo de Chubut y de Neuquén vienen sacudiendo las medidas de los gobiernos nacional y provinciales: asambleas, movilizaciones, piquetes y resistencia contra el ajuste y por un medio ambiente saludable.
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Discurso y realidad
Incontables son las veces en que hemos escuchado hablar a nuestrxs gobernantes sobre la importancia de la salud y del ambiente; sobre la defensa del medio ambiente y lo importante que son lxs trabajadores de la salud.
Pero, por más que se adornen los discursos, la esencia no cambia si no se materializa en la práctica. Todos los gobiernos, sean del signo político que sean, nacional o provinciales, no han acompañado sus discursos con políticas concretas en defensa tanto de la salud como del medio ambiente.
Mientras con una mano se afirma y enfatiza que la primera línea de defensa ante la profunda crisis sanitaria son lxs trabajadorxs de la salud, con la otra se firman paritarias vergonzosas y se recortan insumos.
Con un discurso se defiende la vida y las políticas ambientales, con otro se hace lobby para que se aprueben los proyectos megamineros de distintas multinacionales.
Neuquén y Chubut pusieron sobre la mesa estas contradicciones y demostraron que sólo con lucha y organización se pueden frenar las avanzadas sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Neuquén: Los elefantes pisan fuerte

La rebelión en salud explotó luego de que las burocracias de los dos sindicatos con mayor representatividad (ATE y UPCN) firmaron en febrero, a espalda de lxs trabajadorxs, una paritaria de ajuste que solo llegaría a un 15%.
Esta bronca se expresó el 12 de febrero a través de asambleas de autoconvocadxs en los hospitales y centros de salud en toda la provincia, repudiando el acuerdo a la baja entre el gobierno y la burocracia y reclamando un aumento del 40% al sueldo básico, pase a planta de trabajadorxs eventuales y medidas de seguridad e higiene.
El gobierno nacional y el gobierno provincial (que se encuentra bajo la gestión de Omar Gutierrez del Movimiento Popular Neuquino) apostaban a que la lucha se vaya diluyendo con el paso de los días, sin embargo, frente al silencio de la gobernación, las asambleas de autoconvocadxs se fortalecieron. La lucha, que comenzó con movilizaciones, marchas de antorchas, presentación de petitorios en la casa de la provincia, fue radicalizándose ante la sordera del ejecutivo provincial.
«Lxs elefantes» (cómo se auto reconoce este movimiento a partir de los dichos del burócrata de ATE que, en referencia al movimiento asambleario dijo «es algo deforme como un elefante que no sabes si agarrarlo de la cola o la trompa») sabían que, para lograr que su reclamo llegase a buen puerto, tenían que golpear en el corazón del capital. Así fue que decidieron cortar las rutas del petróleo, los accesos a Vaca Muerta, paralizando de este modo operaciones en los yacimientos y afectando, entre otras, a dos principales productoras de gas: YPF y Tecpetrol del Grupo Techint.
Los pasos de elefante hicieron temblar la provincia. El gobierno tuvo que ofertar un 53% para todxs lxs estatales (tomando, en realidad, el 15% otorgado previamente), un bono en cuotas de $40 mil pesos, y el pase progresivo a planta de trabajadorxs eventuales.
Fue entonces que los cortes de ruta se levantaron, pero no la lucha. La asamblea interhospitalaria resolvió que se regresara a los hospitales y centros de salud, pero sosteniendo las exigencias por una mejora de las condiciones laborales, restitución de los días de paro y la anulación de los sumarios a distintxs trabajadorxs.
Chubut: El NO a la megaminería es NO

La lucha contra la megaminería en Chubut es histórica. En 2003, como producto de la lucha, se sancionó la ley 5001 que prohibía la minería a cielo abierto y el uso de cianuro en el proceso de producción minera. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa: el artículo 2 autorizaba la zonificación del territorio de la provincia para la explotación de recursos mineros.
En febrero de este año, impulsado por el gobernador Mariano Arcioni y con el apoyo del gobierno Nacional de Fernández, se intentó aprobar un proyecto de ley que habilitaba la zonificación minera en los departamentos de Gastre y Telsen, en el centro-norte de la provincia. La intención era beneficiar a la empresa Pan American Silver que hace años intentaba desarrollar el proyecto Navidad, uno de los depósitos de plata más grandes del mundo.
Como respuesta, el pueblo chubutense salió nuevamente a las calles y los métodos de la clase no se hicieron esperar: el grito de “¡Fuera Arcioni!” y “No a la mina” inundaron la provincia al compás de movilizaciones y cortes de ruta.
Las asambleas ambientales impulsaron una Iniciativa Popular, que contó con el respaldo de 30.000 firmas. Tal iniciativa propone prohibir la actividad minera metalífera con el uso de sustancias tóxicas como el cianuro o los xantatos, y la minería de minerales nucleares en cualquiera de sus etapas.
Sin embargo, haciendo oídos sordos a las miles de firmas del pueblo y defendiendo los intereses de las multinacionales, el proyecto fue rechazado por la legislatura el jueves 6 de mayo, lo que generó que el pueblo chubutense cortara la ruta 3 durante cuatro días. La respuesta del gobierno provincial fue un operativo de desalojo que terminó con la detención de referentes y activistas ambientales.
Hay que tener en cuenta que ésta es una más de las tantas peleas que desde hace años viene llevando el pueblo chubutense y que logra unir a diferentes sectores sociales contra la megaminería.
Por lo tanto, que ahora se haya votado una vez más contra el clamor popular no significa de ninguna manera la derrota del pueblo chubutense contra las empresas megamineras. Y su historia de lucha así lo demuestra.
Ni la persecución ni la policía frenan la resistencia en defensa de nuestros recursos y por un medio ambiente saludable. Chubut ya le dijo NO a la megaminería, y NO es NO.
A modo de cierre
Las luchas de Neuquén y de Chubut nos sirven para ejemplificar cuál es el camino frente al ataque de los gobiernos, de los empresarios y de los dirigentes sindicales traidores a su clase.
Lxs trabajadorxs y el pueblo en Neuquén y en Chubut tienen tradición de lucha, de democracia obrera, de cortes y piquetes. Ese -y ningún otro- sigue siendo el camino para conquistar derechos y reclamos, aún en épocas de Covid.
En tanto gobernantes, empresarios y sindicalistas sigan mirando para el costado y yendo contra el pueblo, será la lucha consecuente, la unidad de los diferentes sectores obreros y populares, la que defina nuestro futuro.