La situación de Paraguay no se despega del continente, el avance del capital sobre la clase trabajadora y el pueblo pobre es incesante, intentando recomponer márgenes de ganancia proponiendo la pauperización de la vida, atentar contra la salud de las personas y la naturaleza.
Campesinado y tierra.
La lucha por la tierra.
Una modificación aprobada en la Cámara de Diputados, establecía el blanqueo y legalización de tierras que son partes del estado ilegalmente. Para entender esto hay que remontarnos a la dictadura de Stroessner. El dictador repartió entre afines al régimen y militares unas 8 millones de hectáreas. Gracias a la lucha campesina se pudieron recuperar 3 millones de estas. La reforma propuesta intentaba quitar dos millones de hectáreas de las tres que les corresponde al campesinado pobre.
Este intento de la justicia burguesa en tratar de legalizar la usurpación al campesinado pobre fue impedida por la movilización que presionó al senado el mismo 4 de junio, forzando que se rechacen las modificaciones al estatuto agrario (incluso los parlamentarios que la habían propuesto).
Hasta acá, el Estatuto Agrario contempla tres formas de posesión de la tierra: individual, mixto y comunitario. Ésta última, particularmente incómoda para el stablishment terrateniente, fue incorporada a partir de la lucha en El Triunfo. Se trata de unas 750 hectáreas en Minga Guasu tomadas por lxs propixs campesinxs que pudieron desarrollar un proyecto autogestivo. Por supuesto, este modelo basado en la agricultura familiar va a contracorriente de la política de la burguesía agraria que propone un Paraguay de monocultivo sojero, con las terribles consecuencias que supone esto para la tierra y las poblaciones con los usos de agrotóxicos como el glifosato.
Este intento de modificación no se puede separar de los intereses de los grandes latifundios con su política de destrucción de tierras, para su pastoreo, del agronegocio transgénico para sus plantaciones, del envenenamiento de la tierra y con ella a las personas, en detrimento de sus ganancias. Este intento de modificación va directo en contra del campesinado pobre y a favor de los latifundios. El pueblo trabajador en lucha nos demuestra que ese es el camino, el de la movilización masiva y contundente para defender nuestros derechos, la acción directa para ocupar tierras cuando son necesarias, la movilización popular para ponerle un freno a la avanzada patronal.
Pandemia y vacunas
Como en nuestra anterior nota sobre Paraguay “PARAGUAY: DE LA CRISIS SANITARIA AL “QUE SE VAYAN TODOS”, el estado nunca supo afrontar la pandemia. El país vecino sigue viviendo el colapso de su sistema sanitario, con el 100% de camas ocupadas y un promedio de 200 pedidos diarios de internación. La situación es crítica.
En las movilizaciones de mayo uno de los principales pedidos al estado era el de vacunas. La presión social obligó al gobierno a instrumentar los medios para iniciar un plan de vacunación. Aunque ésta han llegado a cuenta gotas. Para inicios de este es, Paraguay registra un 1,1% de su población con vacunada completamente y un 4,5 con una sola dosis.
El alto grado de informalidad en su mercado de trabajo y la misma crisis social, obliga a que la gente tenga que salir a trabajar, que combinado con este lento ritmo de vacunación no avizora meses de mayor calma respecto de los contagios y muertes por covid.
Frente a la crisis social y sanitaria, tal como ocurre en otros países como el nuestro, los gobiernos eligen políticas de ajuste sobre la clase trabajadora, campesinado y el pueblo pobre. El intento de reformar el estatuto agrario intenta ir en este sentido, al igual que los planes para profundizar el modelo de monocultivo. Al contrario, solo imponiendo el reparto de tierras para las comunidades, con impuestos a las grandes fortunas y gravando la tenencia de grandes porciones de tierras, es decir, tocando los intereses de los capitalistas, se podrían obtener los recursos necesarios para hacer frente a las consecuencias de la pandemia y la crisis.
Estado represor
No hay que olvidarse siempre que se habla de Paraguay, que Elizabeth Oviedo Villalba de sobrenombre “Lichita” está desaparecida. La niña, que ya cumplió 15 años, está desaparecida desde el 30 de noviembre del 2020 y es sobreviviente del operativo en el que las Fuerzas de Tareas Conjuntas asesinaron a las dos niñas argentinas de 11 años, Lilian Mariana Villalba y María Carmen Villalba el 2 de septiembre del año pasado. Lichita, hija de Carmen Villalba, integrante del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) y presa desde hace 17 años en la cárcel Buen Pastor de Asunción, estuvo perdida hasta que fue vista por última vez el 30 de noviembre por su tía Laura Villalba, quien es enfermera y vivía en Argentina desde hacía 10 años. Laura Villalba se encuentra detenida acusada de ser parte de la logística del EPP en el Penal Militar Viñas Kué, en donde es la única mujer.
El Estado, garante de cuidar las ganancias capitalistas, persigue y reprime toda forma de organización popular que tienda a entrar en franca contradicción con el orden social vigente. En caso de ser necesario, además, se transforma en terrorista cuando atenta contra su propia población, como es el caso de la desaparición de Lichita en Paraguay, los asesinatos y desapariciones en Colombia o Chile. Denunciar su contenido de clase, así como por la aparición con vida de Lichita y la liberación lxs presxs políticxs son tareas de primer orden.
Las movilizaciones de marzo marcan el camino, pero aún sin una dirección política revolucionaria, la negación de la clase se desperdicia. Es necesario construir una dirección política revolucionaria que tenga un programa de la propia clase -obrero y campesino- y que en base a este lleve a la clase al poder para destruir el régimen de propiedad privada de los medios de producción. No hay otra salida que el proyecto revolucionario.
¡Este es el camino para defender la tierra!
¡Vivan las tomas de tierras!
¡Viva la movilización popular!
¡Fuera Abdo! ¡Por un gobierno obrero y popular!
¡Plata para salud, no para la deuda!
¡Aparición con vida de Lichita!
¡Tierra para el campesinado Pobre!