A pesar de las graves condiciones sociales por la que está atravesada nuestra sociedad, el FdT y JxC, es decir, los principales partidos del régimen ya lanzaron su campaña electoral. Estos agitan una supuesta grieta entre ellos para captar el voto de nuestra clase. Esa supuesta grieta no se la ve cuando gobiernan unos u otros y sus acciones, más que diferenciarlos, los emparenta. Frente a esta situación, es necesario intervenir con independencia de clase, fortalecer la unidad de lxs trabajadorxs y rodear de solidaridad sus batallas, así como fortalecer la unidad entre las organizaciones revolucionarias que buscamos cambios sociales profundos, los cuales no vendrán a través de las elecciones sino de la lucha y la organización, en definitiva del poder obrero y popular.
Un gobierno del consenso neoliberal
El gobierno del FdT encabezado por los Fernández gana las elecciones como consecuencia del rechazo de la población al ajuste del gobierno anterior de JxC encabezado por Macri, más que por mérito propio. Y toda la “imagen positiva” que pudieron generar al principio de la cuarentena la perdieron en la medida que realizaban el ajuste en plena pandemia.
Ante la proximidad de las elecciones legislativas, el gobierno “polemiza” con la oposición patronal y viceversa con una agenda alejada de las necesidades populares, intentando conquistar el voto de lxs trabajadorxs y del pueblo y encerrarnos en su supuesta grieta.
Sin embargo, si analizamos la realidad social bajo la gestión del gobierno de A. Fernández no es muy diferente de la administración llevada adelante por el gobierno de M. Macri y por cada uno de los gobiernos desde la vuelta de la constitucionalidad.
Veamos:
Pobreza. Los sesgados datos oficiales que arroja el INDEC nos hablan de un 42% de la población directamente en la pobreza, de los cuales un poco más del 10% se encuentran en condiciones de indigencia. A esa cantidad, según la UMET (Universidad Metropolitana de los Trabajadores), hay que sumarle una porción más de población en condición de fragilidad económica, porción que ronda el 20% de personas en riesgo de ser pobres. Es decir que estamos hablando de una pobreza generalizada que alcanza el 60%. Entre las infancias, a nivel nacional la pobreza se ubica aproximadamente en el 65% de la población en tanto que en la provincia gobernada por Kicillof superó el 72%.
Por lo tanto hablamos de una dura radiografía que implica millones de vidas y de sueños condenados desde los primeros años a una pobreza estructural que perdura en la adultez desde hace décadas.
La profundización de esta terrible situación se dio en el marco del párate económico como consecuencia de las restricciones generalizadas por la pandemia. Sin embargo, debemos decir que toda esta situación de pobreza estructural se debe principalmente a las políticas económicas implementadas desde hace décadas por los distintos gobiernos, independientemente de su signo político. Para entender la responsabilidad estructural alcanza con ver quienes gobernaron la provincia de Buenos Aires desde el 83: 6 gobernadores del PJ (Cafiero, Duhalde, Ruckauf, Felipe Solá, Sioli y Kichillof) y Vidal del PRO. Es así que en este contexto, el gobierno del FdT no ha hecho más que profundizar las enormes desigualdades sociales pre-existentes.
Desempleo. Más allá de que toda la estadística social tiene impregnado un contenido de clase y que los indicadores estadísticos desarrollados por un organismo dentro del sistema capitalista tienen en su génesis reproducir información para sus intereses, los números que ellos mismos exponen son el penoso reflejo de sus políticas. El desempleo en el país supera el 10% (1.500.000 personas) de la población y particularmente golpea con más fuerza entre las mujeres. En efecto, la desocupación trepó al 12,3% para las mujeres, mientras que, entre los varones, se ubicó en 8,5%. De quienes tienen empleo, se registra un alto grado de informalidad: de los que cobran un sueldo, casi la mitad no tiene aportes jubilatorios, y 24,4% son cuentapropistas. En fin, hablamos de un país con una clase trabajadora altamente precarizada en términos laborales, precarización que golpea con mayor dureza en la juventud, y empobrecida en términos de condiciones de vida.
Esta pincelada de la realidad en cuanto al empleo –que lamentablemente es un cuadro que trasciende distintas gestiones y signos políticos- demuestra claramente para quienes gobiernan realmente los que gobiernan: para los patrones; también demuestra claramente el rol de las burocracias sindicales y de algunas organizaciones sociales, que no sólo avalan sino son que son parte de la aplicación del plan de ajuste sobre la clase trabajadora. Y todo de la mano de los distintos gobiernos, más allá del discursito que ensayen para la tribuna.
Inflación. La inflación sigue su curso ascendente y la carestía de la vida golpeando a nuestra clase. Mes a mes desde hace 9 meses la inflación mensual se ubica arriba del 3%, acumula una inflación anual 2021 del 23,7% y una inflación interanual cercana al 50%. Hablamos de una modalidad de ajuste que aplican los gobiernos y que golpea principalmente a lxs trabajadorxs, arrojando a cada vez a más personas a la pobreza y la indigencia, en fin, a la precarización de la vida.
Deuda externa. En cuanto a la impagable e ilegítima deuda externa tanto con el FMI como con el Club de París, el gobierno de Alberto Fernández no ha hecho hasta aquí nada distinto a los gobiernos anteriores y se apresta a negociar los términos de la entrega, legitimando toda la deuda y, a través de ella, este mecanismo de expoliación y dominación imperialista a la vez que de empobrecimiento del pueblo trabajador.
Toda esta caracterización del gobierno del FdT en sus casi dos años de gobierno lo ubica claramente como un gobierno del capital dentro del consenso neoliberal que rige desde los años 90 con el acuerdo de los principales partidos de entonces (y de ahora), el PJ y la UCR.
Si del FdT lo único que podemos esperar es más ajuste después de las elecciones, de su oposición patronal lo mismo. Nada podemos esperar lxs trabajadorxs y el pueblo de estos sectores políticos del régimen que no sea ajuste y represión. Ellos se vienen alternando desde hace décadas y cuyo balance es el de un país endeudado en forma ilegítima y con un pueblo sumamente empobrecido.
La verdadera grieta
Tanto el gobierno como la oposición patronal alimentan el juego de la “grieta”, como si fueran dos fuerzas irreconciliables. Pero todxs sabemos que en el ámbito del parlamento una y otra vez se han puesto de acuerdo para sacar de conjunto medidas de ajuste al pueblo, que, en fin, cada cual con su estilo, son dos caras de una misma moneda.
Juntos por el Cambio, cuando fue gobierno, provocó una de las mayores devaluaciones de la historia incrementando la pobreza, favoreció al capital y a los bancos, metió la mano en la caja previsional, quiso meter la reforma laboral y nos sometió al FMI, entre otras medidas antipopulares. El gobierno del Frente de Todxs, por su parte, no sólo que co-gobernó con JxC para que pudieran cumplir con todas sus injustas políticas, sino que han cristalizado las medidas antipopulares del anterior gobierno ya que no han hecho ningún cambio estructural para revertir esa situación: no tocó ningún interés a los empresarios ni a los banqueros, le robó a lxs jubiladxs, metió aún más en la pobreza a la población y negocia los términos de la entrega al FMI. Los salarios siguieron en caída, creciendo la desocupación y precarización. También se ha profundiza el extractivismo de nuestros bienes comunes.
Así las cosas, no nos comemos la galletita de la grieta entre dos opciones políticas que, más allá de sus matices, en el fondo gobiernan para los mismos intereses capitalistas.
La grieta es, por un lado, entre la clase trabajadora con sus organizaciones y, por otro, la burguesía y sus representantes; entre quienes luchamos y quienes se entregan; entre quienes decidimos luchar como parte del pueblo trabajador y fortalecer sus construcciones y sus herramientas con independencia de clase y quienes le son funcionales a los intereses monopólicos pisando el palito del mal menor y terminan yendo a la cola de las opciones del capital, legitimando y fortaleciendo sus formas de dominación y explotación.
Fortalecer una opción obrera y popular para enfrentar al régimen
En este marco de situación, las elecciones son tan sólo un episodio con el que intentan mantener esa fachada constitucional y “republicana” para seguir sometiéndonos. Es más, ya ni siquiera salen a convencernos de que, si lxs votamos, van a mejorar nuestras vidas.
Está demostrado que nuestras conquistas como clase trabajadora fueron conseguidas organizadamente en la lucha en las calles, con huelgas, piquetes y combates callejeros, disputándole poder al enemigo, no recostándonos en algún proyecto de tal o cual legislador o legisladora en el marco del parlamento.
Más allá de lo electoral, seguirá la realidad a la que nos vienen sometiendo y la lucha como única opción para hacer crecer la fuerza de la clase obrera y hacérsela sentir a lxs sostenedores de este régimen injusto.
Es necesario enfrentar este régimen capitalista con una opción revolucionaria que levante en alto la construcción del poder obrero y popular.
Es necesario transformar la desconfianza en esas falsas alternativas -que a fin de cuentas sostienen al capital de una u otra manera sin tocar los intereses de la clase dominante- en una salida concreta para nuestro pueblo.
Es necesario enfrentar a este régimen que sostienen tanto el PJ como la UCR en sus distintas expresiones, partidos que, más allá de sus nombres o frentes electorales que adquieran para la coyuntura, son lxs responsables de la situación de pobreza, desocupación, precarización laboral, en fin, de la pauperización de la vida de nuestra clase.
Aprendimos, a lo largo de la historia, que debemos ser nosotrxs, el pueblo trabajador con sus organizaciones, quienes debemos enfrentar los planes de la burguesía para voltearlos arrebataándoles el poder, para construir nuestra propia institucionalidad, nuestra propia justicia, nuestra propia democracia, la de las mayorías contra las minorías explotadoras, resolviendo las necesidades populares más inmediatas y construyendo un futuro nuevo libre de explotación y opresión, partiendo de los valores más humanos, alejados de la lógica capitalista donde todo es mercancía, individualismo, y sálvese quien pueda.
Es por esto que debemos confiar en nuestras organizaciones. Por esto debemos sumar a más pueblo a la lucha, a compartir y construir este camino de liberación.
Mayor unidad y lucha es el camino para cambiarlo todo.
Agosto de 2021
Fogoneros – Partido por la Revolución y el Comunismo