El pasado 13 de noviembre se realizaron las elecciones en ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) para elegir la conducción provincial y de las 22 seccionales, además de elegir lxs congresales para CTERA. Se ha perdido la seccional Multicolor más importante, Capital, como consecuencia de la división de la oposición Multicolor.
En las elecciones de ATEN, la burocracia del TEP (Lista Celeste) retuvo la provincia, siendo reelegido, al igual que hace tres años, Marcelo Guagliardo, el actual Secretario General.
La burocracia obtuvo 4.487 votos contra los 2.328 y 1.422 de las dos listas clasistas y antiburocráticas de oposición que se presentaron separadas, el Frente Multicolor y el FUAL respectivamente. Además, hay que sumar 808 entre votos en blanco, nulos e impugnados.
En la tierra de Fuentealba, la derrota del clasismo en manos de la burocracia Celeste de Yasky-Baradel y el peronismo kirchnerista es un paso atrás, y deja un sabor más que amargo dado el reconocimiento que tiene la docencia neuquina con su luchas, acciones y victorias frente al gobierno y su cómplice, la burocracia sindical.
Y esto es particularmente doloroso en la combativa seccional de Neuquén Capital, en manos de la Multicolor, y que este año fue ejemplo nacional para la docencia al haber logrado romper el techo salarial del gobierno.
Pero este sabor amargo no es producto solamente de la derrota en sí, sino principalmente de la ruptura y división de los sectores clasistas y antiburocráticos, de las agrupaciones de la Multicolor, ligadas en su mayoría directamente a partidos de izquierda con militantes socialistas y revolucionarixs.
Por diversas diferencias y acusaciones que se plantea de uno y otro lado en relación a cargos, lugares en la lista, acusaciones de sectarismo y divisionismo, no fue posible la presentación de una lista única del sector antiburocrático, lo que le facilitó las cosas a la Celeste y le entregó la seccional Capital.
Esto no es para nada menor teniendo en cuenta el papel que dicha seccional jugó en el último conflicto salarial y por el contexto de brutal ajuste que lleva a cabo el gobierno nacional y sus cómplices provinciales. Recordemos que aquel conflicto fue un ejemplo de lucha para la docencia en particular y para la clase trabajadora en general, desbordando a la burocracia kirchnerista y desarrollando una huelga de 43 días con los métodos de la clase: asamblea, plan de lucha, paros y acciones directas.
Con esta ruptura se conformó el FUAL (Frente de Unidad Antiburocrático y de Lucha) conformado por la Lista Negra (PTS), la Gris (MAS), la Colorada (Convergencia Socialista), la Rosa, la Ámbar y la Rojo-Negro-Violeta por un lado. Este sector rompió con el Frente de Unidad Multicolor, donde quedaron la Lista Fucsia (IS), Tribuna Docente (PO), Púrpura (POR), Índigo, Turquesa y la Lila (MST).
Una situación que debía haberse evitado por todos los medios, teniendo en cuenta que el costo de la derrota es un duro retroceso, y estaba a la vista una situación de equilibrio de fuerzas con la burocracia.
Esto seguramente repercutirá de manera negativa en la base docente, que la ve con buenos ojos y algo distinto en el accionar de las corrientes antiburocráticas y combativas. Entre los 808 votos en blanco, anulados e impugnados seguramente se encuentren docentes defraudados y molestos por la falta de unidad de los sectores de lucha.
Como decíamos en otra nota (ver acá), esta situación no es nueva dentro del movimiento obrero. Hace días, en las elecciones ferroviarias del Sarmiento, los sectores clasistas y antiburocráticos también fueron divididos para enfrentar a la rancia Lista Verde.
Por un lado, la lista Bordó del Pollo Sobrero (IS) y por otro la Lista Negra, también conformada por activistas clasistas y de izquierda (PO, PTS, MST y un sector de activistas que venían de la experiencia de Emfer-Tatsa).
Pero acá, a diferencia de lo ocurrido en Neuquén, no era posible un triunfo de la burocracia, y de lo que se trataba era de derrotarla masivamente en la elección. Aunque este no es un detalle menor, también sosteníamos que las diferencias entre la Bordó y la Negra y el contexto político ameritaban hacer los máximos esfuerzos para lograr la unidad.
Desde el PRC, planteamos que, ante un gobierno dispuesto a reprimir cada vez más y con la mayor dureza a quienes se organicen y salgan a luchar, con una burocracia sindical de la CGT totalmente entregada y vendida al macrismo, más los sectores kirchneristas, que sólo piensan en el armado electoral para el 2019 y subordinan todas las luchas a esa estrategia, es necesaria la mayor unidad posible de todos los sectores clasistas y antiburocráticos.
Pero esta unidad tiene que construirse con una práctica totalmente opuesta a la de los sectores burocráticos, democrática, impulsando la participación de todxs lxs compañerxs de trabajo, dando los debates, haciendo asambleas, formando en cuestiones gremiales, pero también políticas. En fin, construyendo organizaciones de base fuertes para la acción y la lucha contra el gobierno, los patrones y la burocracia sindical.
A modo de conclusión
Lo ocurrido en el Sarmiento y en ATEN debe ser un llamado de atención y un punto de inflexión para las futuras discusiones sobre los armados electorales en los lugares de trabajo.
Debemos debatir formas de lucha y organización, perspectivas y posiciones de construcción política para la recuperación sindical, en lugar de priorizar lugares y cargos en las listas y generar el naufragio de experiencias clasistas unitarias.
Debemos poder sobreponernos a los debates y lógicas disputas entre los sectores antiburocráticos con el objetivo principal puesto en la lucha de clases, para construir una unidad obrera más sólida con el objetivo de enfrentar a nuestros enemigos de clase y derrotar sus planes de ajuste.
PRC, 17/11/2018
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