El 14 de septiembre tuvo lugar en Pilar un Plenario Abierto de Trabajadorxs Ocupadxs y Desocupadxs, una iniciativa necesaria para el reagrupamiento de los sectores clasistas, pero de ningún modo suficiente para la intervención que necesita nuestra clase en esta coyuntura abierta tras las PASO. Es necesario que el Plenario tenga la vocación de articular con el movimiento real de lucha.

Intervenir como clase
Ante la situación política y económica que atraviesa el país es fundamental que la clase trabajadora ocupada y desocupada intervenga como tal en la escena nacional.
Con Macri prácticamente derrotado y ante el periodo abierto, esto significa desarrollar un plan de lucha que busque condicionar desde ya los planes del próximo gobierno, poniendo como eje las necesidades más acuciantes de la clase para que el pacto social que pergeñan Alberto Fernández y las cúpulas sindicales y empresariales no sea la forma de convalidar todos los ajustes ya hechos por el FMI y Cambiemos.
La lucha de la clase trabajadora
Durante el macrismo, la clase trabajadora ha llevado adelante enormes luchas que han mostrado la fuerza que tiene para condicionar la realidad.
El 2017 fue un claro ejemplo de ello. Prácticamente durante todo ese año con diferentes demandas democráticas y reivindicativas la clase estuvo en la calle de a cientos de miles rechazando el ajuste macrista.
Este proceso, que en marzo tuvo masivas movilizaciones nacionales docentes, siguió con el copamiento del palco a la CGT y estuvo cruzado por la creciente marea verde, se sintetizó en las jornadas del 14 y 18 de diciembre, cuando frente a un Congreso militarizado se movilizaron cientos de miles de trabajadorxs ocupadxs y desocupadxs y enfrentaron la represión policial para evitar el robo a las jubilaciones.
La complicidad de parte del PJ en Diputados y Senadores y en las gobernaciones hizo que se vote esa ley de robo a los jubiladxs. Pero fue tan grande la movilización que se logró frenar el proyecto de reforma laboral que pedían a gritos todos los sectores de la burguesía.
Ese golpe dado por la clase mostró un nuevo escenario: un macrismo sin calle, sólo custodiado por la policía y un PJ cómplice del ajuste. Así y como consecuencia de ello, en el año 2018 comenzó el declive del poder del macrismo a pasos agigantados hasta la actualidad. Aunque también comenzó un reflujo en el movimiento de lucha cuando el peronismo impulso el 21F y la política del «hay 2019», que en los hechos encorseto parcialmente la dinámica que se gestó durante el año anterior.
Pese a esto, hay que decir que nuestra clase lucha a pesar de sus direcciones que acuerdan con los gobiernos de turno. Este hecho es innegable, está demostrado. Se vió por ejemplo en la contundencia que tuvieron los masivos Paros generales a los que tuvo que convocar la propia burocracia presionada en parte por el descontento creciente frente a las políticas de ajuste.
Frente a la tregua de la burocracia, reagrupamiento del clasismo
El 14 de septiembre se llevó adelante el Plenario abierto de Trabajadorxs Ocupadxs y Desocupadxs en el camping del SUTNA de Pilar.
Entendemos que este plenario funciona en los hechos como un necesario reagrupamiento de la militancia clasista en el movimiento obrero ocupado y desocupado, es decir, donde las diferentes corrientes que intervenimos generamos un planteo político de fondo, con un programa de clase, y con la posibilidad de llevar adelante algunas medidas de fuerza desde los diferentes espacios en los que somos conducción y que los sectores representados acompañan.
En este aspecto queremos ser claros. Lo que ocurrió allí en Pilar es un reagrupamiento de los clasistas y no del conjunto de los sectores en lucha ni mucho menos del conjunto de la clase trabajadora. Es decir, es un polo clasista de intervención.
Desde este polo debemos darnos una política real y concreta para confluir con los sectores que se encuentran en lucha, articulando con las demandas inmediatas de la clase que son por las que se está movilizando.
Se trata de llevar adelante un puente entre las demandas inmediatas y el programa clasista que hemos votado el 14. Y debemos saber que la clase en su totalidad no se está movilizando por ese programa.
Es por eso que hay que articular las demandas inmediatas de las luchas para lograr instalar la necesidad de intervenir como clase con el propósito de condicionar el proceso político ante la parálisis cómplice de las centrales sindicales del movimiento obrero ocupado y desocupado y las direcciones peronistas.
Las coordinaciones zonales
Otro fenómeno que se viene dando en la realidad son las coordinaciones zonales, tanto el Espacio de Trabajadorxs de Zona Norte, como la COL y la coordinadora de zona sur, espacios de lucha unitarios que vienen intentando con relativo éxito llevar adelante planes de acción y campañas sobre diferentes demandas inmediatas, tanto democráticas como reivindicativas.
Tal es el caso de la lucha contra el desguace de la Línea 60 y contra el juicio a los 5 choferes de esa línea, la pelea por las fábricas cerradas en zona sur como Canale, Mielcitas, Ansabo y RanBat, así como la lucha del Expreso Lomas contra el vaciamiento de la línea de colectivos.
Estos son algunos de los conflictos destacados entre tantos otros que se dan en Buenos Aires.
Por otro lado, los ceramistas de Neuquén –que fueron parte de la mesa del Plenario- también están planteando la necesidad de rearmar la Coordinadora del Alto Valle en su provincia para dar la pelea en defensa de las fábricas de gestión obrera así como la articulación de la lucha con las y los desocupados.
En tal sentido, pensar la coordinación sólo desde el plenario implica reducir la coordinación a la unidad de los clasistas y lo que se necesita en esta situación crítica del país es abrir para que más sectores obreros sumen a la lucha.
En este sentido, la lucha del Bloque Piquetero Independiente que viene llevando adelante el plan de lucha hace más de un mes con acampes y ollas populares, plantea una articulación por las demandas inmediatas, de apertura de los programas, aumento del monto de los planes y aumento de las partidas de alimentos para los comedores.
Desde esas demandas inmediatas esos sectores pudieron lograr una fuerte intervención en la política nacional logrando que la agenda política no sea sólo la que marca la burguesía con sus medios de comunicación.
La acción del 24/9 y las demandas inmediatas
La acción votada para el 24 de septiembre será un punto de convergencia de varios sectores.
A esa jornada vamos a llegar con desigualdades, algunos sectores parando, otros sólo movilizando, y la mayoría de los sectores sin poder participar por el bloqueo a las medidas de lucha por parte de la burocracia sindical y piquetera.
No obstante, son medidas que sirven para generar presión y para mostrar que se puede hacer otra cosa diferente a simplemente esperar a que el nuevo gobierno imponga un pacto social que convalide el ajuste.
Pero debemos ser conscientes que ni de cerca se trata de la totalidad de la clase y que por lo tanto debemos darnos una política de llegada hacia el resto, hacia los que tienen expectativas en el recambio gubernamental, hacia los que ven que no hay más que resignarse, hacia todos aquellos que hoy sufren el ajuste. Ese sufrimiento del ajuste se expresa en algunas demandas concretas que debemos poder tomar para convocarlos, trabajando pacientemente.
En este sentido, es imperioso comenzar a articular con sectores que han llevado adelante diferentes luchas importantes, como Aceiteros, Luz y fuerza Córdoba, estatales de Chubut, mineros de Río Turbio, mineros de Aguiar, los azucareros, entre tantos otros sectores.
A modo de conclusión
Cerrar el espectro de la coordinación a sólo los clasistas y contentarse con ello es desde nuestro punto de vista un error y no da cuenta de las tareas del momento, de la necesidad de unidad que se requiere para afrontar este momento y lo que se viene.
Desde ese polo clasista debemos llevar adelante una política de coordinación para la lucha, propiciando la unidad en la acción pero también la coordinación efectiva de las luchas parciales, articuladas sobre demandas inmediatas.
Es una necesidad imperiosa que el reagrupamiento de los clasistas expresado en el Plenario de Pilar tenga una política activa hacia estas coordinadoras, no de competencia, no de denostación, sino de articulación de las luchas parciales y las demandas inmediatas con la necesidad de la clase de intervenir como tal.
PRC, 23/09/2019.
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