Covid-19. La salud cubana al servicio de la vida

La rica y poderosa Italia, uno de los países más afectados por la pandemia, solicitó ayuda sanitaria a Cuba. La medicina cubana, reconocida internacionalmente por su excelencia, está relacionada con su historia y el hecho de haber realizado una revolución que en 1961 se declaró socialista. Lo que pasa cuando la salud se piensa como un negocio y cuando es planificada como un bien social.

La brigada cubana llegó a Italia

El domingo 22 de marzo, una delegación cubana de más de 50 personas entre las que se cuentan médicxs y enfermerxs arribó a Italia a pedido del gobierno, con el objetivo de intentar combatir la propagación de la pandemia en ese país.
Italia tiene a la fecha más de 110.500 casos positivos, la cifra de personas fallecidas superó ya las 13.100 y no está logrando bajar la curva de contagios. La región más afectada es Lombardía, justamente donde se dirigió la delegación cubana para aportar su enorme experiencia.
Mientras el mundo capitalista cierra sus aduanas, la medicina cubana atraviesa fronteras en su misión internacionalista de salvar vidas.

La medicina cubana

La medicina cubana es reconocida internacionalmente desde hace décadas, incluso por los países más desarrollados. La misma es una consecuencia relacionada con haber hecho una revolución que, en abril de 1961, se declaró socialista.
La medicina cubana es universal, pública, gratuita, de carácter preventivo, no tiene segmentos privatizados ni la producción de medicamentos se halla en manos de laboratorios privados.
Según el Banco Mundial, Cuba cuenta con 8,2 médicos por cada 1.000 habitantes, una de las altas más tasas del mundo.
La osadía de sus médicxs, educadxs por la revolución en la idea de salvar vidas, los ha llevado a estar al frente de las cruzadas más bravas que le ha tocado a la humanidad en los últimos años, desde asistir en el caso de desastres naturales hasta epidemias, como por ejemplo la batalla hace unos años contra el ébola en países de África. Recientemente, en el marco de la pandemia por coronavirus, intervinieron en China, utilizando medicina propia -antiviral Interferón Alfa B2- y logrando el detenimiento de la curva de contagio.
Por esa razón, ante el crecimiento exponencial de casos y el colapso de su sistema sanitario, el gobierno de la rica Italia -y también el de Jamaica, Venezuela, Nicaragua, Surinam y Granada, Argentina, entre otros- ha convocado a lxs trabajadorxs de la salud de la pobre Cuba.
Como subproducto de la revolución, entonces, tenemos un caso concreto en donde un sistema sanitario es concebido bajo la lógica de las necesidades sociales y no como un nicho más donde hacer negocios.
Repetimos: el sistema de salud cubano es de acceso universal, público y gratuito, y eso no juega en detrimento de la calidad del servicio, por el contrario, se encuentra a la vanguardia de diversas prácticas médicas a nivel mundial.

Breve historia de Italia y Cuba

Italia es un país riquísimo, del llamado Primer Mundo, parte de la poderosa Unión Europea, donde impera el orden del capital, aquel a cuya cabeza están los hombres y mujeres de negocio, amantes de la privatización de todos los segmentos de la vida.
Italia fue además, en el pasado, la cuna del imperio romano que dominó y ejerció su hegemonía en todo el mar Mediterráneo, a la par que conquistó y expolió muchos de los países que dan a sus costas, desde Europa hasta parte de África.
Su influencia en la historia de la humanidad ha sido decisiva y llega hasta nuestros días, y va desde el derecho hasta la literatura pasando por cualquier otra ciencia.
Cuba, por su parte, es un país del Tercer Mundo, pobre en términos de diversidad climática, recursos naturales e industria, y jamás expolió a otros pueblos.
Pero en el año ‘59, armas en mano, hizo una revolución, y a partir de ese entonces encaró el desarrollo de un Estado Obrero y Socialista, expropiando a la burguesía imperialista y nacional y socializando los medios de producción.
Pese al bloqueo económico criminal que ya lleva 61 años por parte del mayor imperio que haya existido sobre la tierra, EEUU, la isla organizó la sociedad, no con la lógica del capital y los hombres y mujeres de negocio a la cabeza -sea en su versión neoliberal o nacional y popular o reformista-, sino bajo los preceptos del socialismo, de la dignidad humana, del bienestar general, de la garantía de los derechos humanos fundamentales para todxs.

La superioridad del Estado Obrero

Si bien Cuba se trata de un Estado Obrero degenerado y burocrático, con muchos retrocesos que lo hicieron volver poco a poco a la economía de mercado, con una política exterior stalinista, no proletaria[1], el recorrido histórico repasado permite tener una pauta concreta y palpable del salto de calidad que puede significar para un país -y, en realidad, para la clase obrera mundial- iniciar el camino hacia una sociedad socialista.
Para conseguir, por ejemplo, altos estándares de salud como tiene hoy Cuba, no hay atajos posibles. Liberales, nacionales y populares o reformistas, todos sostenedores del régimen capitalista, quedan perplejos ante una crisis de esta envergadura como la del Coronavirus y deben recurrir a la medicina de un país que funciona con una lógica distinta a la del capital.

Hacer la revolución por una vida digna

La solución de los grandes problemas de la humanidad, esto es la vida humana, no se resuelven en términos de cantidad, es decir de más años de democracia; tampoco en términos de calidad, o sea de más democracia y de buscar resolver sus supuestas deudas. El problema es la república democrática capitalista, con su lógica de propiedad privada y de la ganancia, y no de las personas y su dignidad.
La clase trabajadora debe hacer la revolución, expropiar a la burguesía, socializar los medios de producción y transitar el camino al socialismo. No es un camino fácil, pero es necesario y la única perspectiva para vivir de otro modo, sin la miseria que genera el capitalismo.

[1] Cuba define su política exterior no en términos de tipo de Estado o sistema sino en términos de gobiernos “amigos” y “no amigos”, según el intercambio y la afinidad, tal como hacía el stalinismo en su momento; a la vez promueve como política de los Partidos Comunistas una alianza estratégica, no con las izquierdas, sino con los sectores progresistas y patrióticos del capital en una concepción supuestamente etapista de la revolución; además proclama en su Constitución el respeto por la independencia y soberanía de las naciones, “expresado en la libertad de elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre naciones.” (Capítulo II, Relaciones internacionales, ítem b)), una concepción que muestra el claro abandono de una política internacionalista revolucionaria que promueva mundialmente entre lxs trabajadorxs las ideas socialistas y la revolución proletaria, como sí ocurriera en otro momento de su historia, principalmente con la Tricontinental, a cuya cabeza se encontraba Ernesto Che Guevara. Para más sobre nuestra apreciación del castrismo ver también “Falleció Fidel, el símbolo, junto al Che, de la revolución cubana”, PRC, noviembre de 2016.

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